Rincón de Pepe es uno de los comedores más señeros e históricos no solo de la ciudad de Murcia sino de todo el país. Abrió sus puertas en 1925, dirigido por el empresario local José González, y se situó en el mapa culinario de los años 80 gracias a la labor de su sobrino Raimundo, quien llegó a obtener una estrella Michelin, la primera en la región. Transcurrido casi un siglo desde su fundación, y pese a la irrupción de nuevas modas y corrientes culinarias, se mantiene como un comedor infalible, perfecto representante de la alta cocina de raíces. En cocina se encuentra el conocido chef Ginés José Nicolás, Nico, auténtico embajador de la gastronomía murciana contemporánea, quien tras una temporada en el restaurante Odiseo, regresa a Rincón de Pepe, donde ya ejerció 12 años (de 2008 a 2020).
Desde 1997, Rincón de Pepe es propiedad de Grupo Orenes, empresa innovadora dentro del sector del ocio integral y la restauración que apuesta por una cocina vanguardista sin perder de vista la tradición culinaria y los orígenes de cada negocio. Prueba de ello fue su decisión de mantener intactas la distribución y la capacidad de la amplísima cocina de este restaurante, que con sus casi 300 m2 fue una de las primeras en formato visto de España, y de volver a incorporar a su oferta productos de primera, entonces casi imposibles de encontrar en España, como por ejemplo el caviar o la ostra Gillardeau –casa francesa que se lleva la fama de cultivar las mejores del mundo–.
NUEVA CARTA DE TEMPORADA
La carta de Rincón de Pepe, vertebrada por el mejor producto, incorpora recetas presentes en el restaurante desde sus primeros años, pero adaptadas a los tiempos de hoy, así como creaciones de nuevo cuño que ponen el acento en el Mediterráneo y en una huerta privilegiada. Abre con unos aperitivos tradicionales (jamón ibérico de bellota, quesos artesanos, anchoa de Cantábrico, mojama con almendras marconas…) y mariscos de temporada, entre los que se encuentran las mencionadas ostras, la quisquilla, la gamba roja y bivalvos como el berberecho y el ‘buen’ mejillón. El producto, procedente de proveedores de la región, sigue brillando en opciones como la ensalada de tomate murciano de temporada con bonito en salazón; el pulpo murciano (de roca, más pequeño), servido solo con agua de limón y su propio jugo de cocción con pimienta; la ‘marinera’ –ensaladilla rusa con anchoa sobre rosquilla crujiente– o la cazuelita de berenjenas a la crema con gamba roja y jamón ibérico, uno de los platos más emblemáticos e imitados de Raimundo. Ahora es temporada de alcachofa, que Nico presenta en varias recetas: rellena de tallarines de calamar y ajos tiernos; en ensalada confitada en AOVE con tomate raff, puerro y piñones; y, en la zona de barra, con huevos rotos y jamón ibérico.
La casa siempre ha tenido querencia por los guisos, como la olla gitana con garbanzos, verduras y un toque de hierbabuena o las lentejas pardinas con verduras, jamón y chorizo, y por los arroces clásicos como el abanda, el de bogavante y el de verduras –lo mejor es preguntar por las opciones del día: ahora se propone un arroz a la piedra con cigalas–. Están elaborados, en su mayoría, con la variedad autóctona con D.O. Calasparra, y algunos de ellos, incluso, en caldero, antigua olla de fundición que empleaban los pescadores y que da nombre a uno de los mejores platos de la zona, el caldero del Mar Menor. Entre los pescados, se incluyen igualmente a diario sugerencias según lonja. Ahora mismo, destacan la lubina y el rodaballo salvajes –que se sirven a la sal, a la brasa o a la plancha, por lomos o en piezas enteras–. Entrado el invierno, llegará el poco habitual gallo pedro frito en harina de garbanzos y acompañado de patatas panaderas, del que Rincón de Pepe organiza incluso unas jornadas gastronómicas en torno a enero.
Para honrar el pasado de esta casa, se han mantenido otros platos best sellers de la casa, como la paletilla de cabrito a la murciana, las chuletas de cabrito con patatas al ajo cabañil o el steak tartar, además de dos postres caseros (la leche frita flambeada en sala y el magnífico soufflé de limón) que figuran en el histórico de recetas desde los inicios. La oferta se completa con una bodega protagonizada por etiquetas locales de las D.O. Yecla y Jumilla, así como de las populares Rioja y Ribera del Duero.
LA BARRA, PUNTO DE ENCUENTRO DE LA CIUDAD
Además de la amplia sala –con capacidad para 200 comensales–, dos reservados y una cómoda terraza a pie de calle, Rincón de Pepe cuenta con una apetecible zona de barra en la que se congrega una fiel clientela local rendida a la carta creada para este espacio: basada en el producto, confortable, de factura clásica y aire popular. La componen productos desnudos (quisquilla, gamba roja de Santa Pola, ostras, etc.), especialidades locales, como por ejemplo los caballitos del Rincón (cola de gamba rebozada con sifón), las marineras (rosquilla con ensaladilla coronada con una anchoa), el bacalao con pisto, las huevas de mújol, la mojama de atún con almendras o las patatas cortijeras (con picadillo de matanza y huevos fritos), así como platos más contundentes: guisos, arroces, carnes y pescados, algunos de ellos presentes en la carta de sala y otros exclusivos de este espacio.