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Elisa y Marcela: la increíble historia de dos mujeres casadas por la Iglesia en 1901
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Elisa y Marcela: la increíble historia de dos mujeres casadas por la Iglesia en 1901

martes 19 de octubre de 2021, 17:54h

La compañía A Panadaría trae esta multipremiada comedia musical al Teatro del Barrio (Madrid) del 27 de octubre al 7 de noviembre.

El pasado mes de julio, una pandilla asesinó a Samuel Luiz en A Coruña a golpes en la calle al grito de "maricón". En la misma provincia, 120 años antes, el 8 de junio de 1901, Elisa y Marcela, se casaron nada menos que por la Iglesia. Para engañar al cura que ofició la ceremonia, Elisa se había transformado en Mario. Fue el primer matrimonio lésbico del que se tiene constancia en el Estado Español. La compañía gallega A Panadaria trae al Teatro del Barrio, en clave de comedia musical y del 27 de octubre al 7 de noviembre, esta historia de persecuciones policiales, huidas en diligencia, cambios de identidad e informaciones manipuladas. Una historia de amor a contratiempo contada en una versión que ha recibido, entre otros premios, el del Público en la 34 Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia; Mejor espectáculo, Mejor Dirección, Mejor Texto Original y Mejor Actriz Protagonista (Areta Bolado) en los Premios María Casares 2018; o el Premio Las Horas en el Festival FanCineGay Badajoz 2019.

“Conocimos la historia a través de amistades y asociaciones LGBTIQA+ como Nós Mesmas o el Colectivo Milhomes, que organizó una exposición en la Sala Normal de A Coruña”, explica la compañía A Panadaria. “Pero el impulso para ponerla en escena lo recibimos de Gena Baamonde, actriz, directora e investigadora”. Para documentarse fue fundamental “el minucioso trabajo de Narciso de Gabriel, historiador gallego”, así como la tesis “Sexualidades des-generadas en la práctica escénica contemporánea de nuestra directora Gena Baamonde. También hay una escena inspirada en Diane Torr, Lucas R. Platero y Cabello-Carceller que nos encanta y que creemos que funciona muy bien como puente con la actualidad”.

Un matrimonio aún hoy vigente

Fue en la Escola Normal de maestras de A Coruña donde se conocieron Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga. Después pasaron por distintas escuelas de los ayuntamientos de Coristanco, Vimianzo y Dumbría, intentando mantenerse lo más cerca posible. En 1901, Elisa viaja a La Coruña a convertirse en Mario: se corta el pelo, viste ropa de hombre, fuma y se deja crecer el bigote. En poco tiempo, consigue engañar al párroco Víctor Cortiella para que la bautice como Mario, y arregla todo para celebrar la boda con Marcela. Ya casadas, ambas vuelven a Dumbría, pero el vecindario y las autoridades descubren la verdad y comienzan a acosarlas. Serán detenidas y encarceladas en el Aljube de Oporto. Periódicos gallegos y portugueses difunden noticias del “matrimonio sen home”, y se multiplican las notas humorísticas y sarcásticas, pero también serán incontables las muestras de apoyo y solidaridad que reciben las mujeres durante su estancia en la cárcel. En enero de 1902 se aprueba su extradición, y Elisa y Marcela huyen a Buenos Aires. A partir de este momento, son muchas las incógnitas que rodean sus vidas. Lo que es seguro es que su acta de matrimonio sigue siendo válida: ni la Iglesia ni el Registro Civil anularon este documento de boda

No más bollodramas

La elección del género para contar esta historia se debe a que “la comedia es nuestro terreno natural y también una decisión política. No nos merecemos más bollodramas ni más miedo". Una comedia que es, además, musical: “la música, siempre original y compuesta por Ailén Kendelman, es vocal tanto en Elisa y Marcela como en trabajos anteriores. La evolución siempre se ha centrado en profundizar en la música vocal, darle más matices, más riqueza y mayor complejidad técnica. Lo que venga en el futuro no lo sabemos con exactitud. Para nosotras el mestizaje entre música, movimiento y teatro nos parece lo más natural y por ahí seguiremos caminando de un modo u otro”.

A juicio de A Panadaria, “el teatro es un foro, un lugar para encontrarnos y hacernos preguntas, pero también un altavoz. Elisa y Marcela tienen que ser reconocidas porque pelearon por una sociedad más justa en la calle, en una iglesia, en la escuela. El teatro nos parece muy buen lugar y herramienta para imaginar nuevos mundos”.

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