El visitante puede conocer en clave musical una urbe que recupera ahora su intensa agenda de conciertos y festivales, y que siempre se ha desarrollado en una permanente y singular relación con la cuarta de las artes.
La ciudad es la candidata española en 2021 a Ciudad de la Música en la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO.
La capital grancanaria fue pionera en España a la hora de fundar una sociedad filarmónica, conoció antes y gracias al Puerto el bolero y el rock y hoy conserva una oferta de música multicultural, abierta y diversa
La música forma parte del ADN de Las Palmas de Gran Canaria desde que se levantara en el año 1478. La permanente exposición a influencias externas, la preocupación de su sociedad civil por mantenerse conectada con las tendencias del momento y un acervo propio que nunca ha dejado de estar presente han definido también el propio carácter de la capital grancanaria. La activación de un gran puerto a finales del Siglo XIX, las permanentes conexiones con América y África y el progresivo desarrollo de nuevas infraestructuras han ido preparando un nuevo escenario en el Siglo XXI, tan solo interrumpido por la pandemia, pero que ahora se activa de nuevo: la ciudad se caracteriza, sin duda, por su amplísima oferta musical, en recintos ilustres o a pie de calle. Algo que la ha convertido en candidata a Ciudad de la Música en la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO.
El visitante puede incluso conocer Las Palmas de Gran Canaria, en la singular clave que le ofrecen sus vínculos con la música. Y no sólo pendiente de la agenda o las citas del momento: también en relación con su valor patrimonial y sus edificios más emblemáticos. La Catedral, ubicada en la Plaza de Santa Ana (corazón del barrio fundacional de Vegueta), contaba con una capilla de música desde finales del Siglo XV. En círculos más populares, la afición se fue gestando ya desde el Siglo XVII, con una orquesta popular. En 1809 se creaba ya la Orquesta de Las Palmas (denominación de la ciudad hasta 1941). Y un italiano, Benito Lentini, aglutinó una orquesta de aficionados a mediados del Siglo XIX, para impulsar la construcción del antiguo Teatro Cairasco, que hoy es el emblemático Gabinete Literario (que sigue, por cierto, albergando pequeños conciertos los domingos).
En 1845 se creaba la Sociedad Filarmónica de Las Palmas (la más antigua de España), con consumados músicos como socios, y con el objetivo de formar una orquesta estable, organizar conciertos y establecer una academia de música. También aprovechaba el necesario paso por la ciudad de grandes músicos e intérpretes en sus viajes entre los grandes escenarios de América y Europa: entonces se convocaban multitudinarios conciertos que no hicieron sino hacer crecer la pasión por la música en la capital grancanaria. El caso más célebre, quizás, sea el del compositor francés Camilo Sant-Saens, que llegó a pasar siete inviernos en la urbe, y que ofreció con la orquesta localvarios conciertos benéficos.
El sabor de esos tiempos se sigue manteniendo en los edificios que se ubican en el final del entorno de la Calle Mayor de Triana (una de las zonas comerciales abiertas por excelencia de la ciudad) y el barrio de Vegueta. Las Palmas de Gran Canaria continúa hoy manteniendo su conservatorio, disfruta de una Banda Sinfónica Municipal de música (la original se fundó en 1888) y, en su otro extremo, en el Auditorio Alfredo Kraus (final de la playa de Las Canteras) tiene su sede la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Otras formaciones, como la Orquesta Sinfónica de Las Palmas, mantienen bien viva esa pasión por la clásica en una ciudad, que, por otra parte, es sede destacada del prestigioso Festival de Música de Canarias, y que disfruta en su emblemático Teatro Pérez Galdós de su temporada de ópera (más de medio centenar se contabilizan ya, con el impulso de los Amigos Canarios de la Ópera).
Esa historia musical de la ciudad tampoco se entendería sin la actividad del Puerto de La Luz y de Las Palmas, uno de los principales recintos portuarios del Atlántico Medio. Por el Puerto, por ejemplo, entró el bolero, accesible en aquellos cabarés que salpicaban sus alrededores a mediados del año cincuenta: este género fue muy popular en la capital grancanaria mucho antes de que lo disfrutara el público nacional. También llegaron antes muchos discos que tampoco eran sencillos de conseguir en tiempos pretéritos. Los inmigrantes canarios trajeron de vuelta el son campesino cubano, el merengue y la salsa (sigue habiendo una gran afición en la urbe) o el tango. Los marineros dejaban los primeros LP de los ye-yé de los que tan poco se sabía en la España peninsular, como era el caso de los Beatles o los Stones, por citar algunos casos.
En el Siglo XXI la ciudad viró también hacia África. Muchos de sus músicos más emblemáticos han pasado por el WOMAD de Las Palmas de Gran Canaria, que se celebra cada mes de noviembre en el Parque Santa Catalina. En este punto, la agenda de la ciudad la hace atractiva para los viajeros amantes de la música prácticamente durante todo el año. En verano destaca también como sede del Canarias Jazz & Más, un veterano y cualificado festival de Jazz, que tiene su extensión en los conciertos en el Auditorio Alfredo Kraus y el Teatro Pérez Galdós en el ciclo Jazz Otoño (en octubre y noviembre). El Jazz tiene también un gran arraigo en la capital grancanaria, con una programación constante en el Auditorio y su Rincón del Jazz.
Otoño también es el tiempo del Festival CERO, un certamen de marcado carácter indie, que tienen siempre en su cartel a señalados grupos nacionales y emergentes bandas locales. En este mes de octubre se celebra del 11 al 17 de octubre en Espacio Miller, una sala ubicada también en pleno Parque Santa Catalina. El otoño se salpimenta igualmente con pequeños recitales al aire libre en el Auditorio José Antonio Ramos, al aire libre, en el el ciclo de conciertos de Musicando y en la programación de Música en el Parque (ciclo concebido para las músicas del mundo): este emplazamiento se ubica en el Parque Doramas, en el barrio céntrico de Ciudad Jardín. Esto es, el antiguo barrio inglés de edificaciones bajas y con el histórico Hotel Santa Catalina y el singular Pueblo Canario (complejo arquitectónico neocanario) muy cerca de estos recitales.
Las Palmas de Gran Canaria siempre tiene algo en la agenda para complementar la visita. Se puede contemplar la estatua del excelso tenor canario Alfredo Kraus vigilando Las Canteras, recorrer el paseo y acabar en el Parque Santa Catalina disfrutando de un concierto. O empaparse de cultura vintage y el rocanrol cincuentero en el Big Bang Festival, que se celebra del 7 al 12 de octubre en diferentes emplazamientos repartidos por la urbe. No tan lejos queda el programa navideño de la ciudad, siempre trufado de conciertos populares en la calle (entre ellos, el de la popular agrupación de música tradicional Los Gofiones, en Vegueta).
Y en el resto el año no faltan grandes y pequeñas alternativas, desde el Festival Internacional de Teatro Música y Danza (en el que se puede disfrutar de un concierto único en la terminal de contenedores del Puerto) hasta las Fiestas Fundacionales en el final e la primavera y el inicio del verano, las programaciones de las orquestas, el Gran Canaria SUM Festival, los conciertos que acompañan la celebración del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria y un constante desarrollo de la agenda musical y cultural.