“Me siento bien… pero yo no pienso volver a los escenarios mientras la gente esté con mascarilla o no pueda levantarse o no pueda fumar o tomar una copa. Y me temo que eso no será, sobre todo en Latinoamérica que están peor que aquí, hasta dentro de un año y medio por lo menos, pero sí, sí volveré… para decir ¡Hola! Y ¡Adiós!”
Así de rotundo se mostró Joaquín Sabina durante el coloquio que ha tenido lugar en el salón de actos del Instituto Cervantes, en Madrid, antes de depositar en la Caja de las Letras un legado que ha consistido en la colección completa de la revista literaria argentina “Sur” (1931-1992), que fue una publicación de referencia cultural entre 1931 (fecha en la que la fundó la escritora Victoria Ocampo) y 1992. “Sur” se convirtió en una revista emblemática en la argentina de la época y tuvo entre sus colaboradores a figuras de primer nivel tanto argentinos como extranjeros. Entre ellos se destacaron: Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Waldo Frank, Walter Gropius, Alfonso Reyes Ochoa, José Ortega y Gasset, Octavio Paz, Ramón Gómez de la Serna, Ernesto Sabato, Federico García Lorca, Gabriel García Márquez, Gabriela Mistral, Silvina Ocampo, Pablo Neruda, entre muchos otros.
La colección cuenta con todos los números publicados (del 1 al 371) y se encuentra en perfecto estado, lo que le añade aún más valor. Sabina guardó la colección en la caja de seguridad número 1237 de la cámara acorazada de la sede del Instituto Cervantes, en un acto en el que estuvo acompañado por el director de la institución, Luis García Montero, y la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet.
La donación de esa colección pasará a formar parte de la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes. Sabina también dejó otros objetos personales que han caracterizado su imagen a lo largo de su dilatada carrera, entre los que destaca uno de sus bombines negros; manuscritos de canciones; cuatro dibujos de cuatro gallos de pelea; un dibujo de una pareja asturiana; una colección de fotos con sus amigos, y su libro de sonetos, que los escribe…
“Por amor a la rima clásica y al sonido de las palabras, pero no es lo mismo la cabeza ni la mano que escribe un soneto que la que escribe una canción. En una canción siempre tiene uno presenta una idea, o dos versos que rimen muy bien, o una especie de estribillo. Un soneto se hace más solo y más pensando en cosas exclusivamente literarias, más que en su capacidad de transmisión a la gente, que es lo que deben tener las canciones.”
Todo esto formando parte del homenaje que el Cervantes ha querido dar al cantautor jienense tras tres décadas publicando disco, escribiendo y pintando, lo que le ha convertido en uno de los artistas más conocidos y respetados, tanto en España como en Iberoamérica.
En el coloquio «Encuentro en torno a Joaquín Sabina» intervinieron, junto al artista, el director del Cervantes, el poeta y escritor Benjamín Prado y la periodista y novelista Nativel Preciado, con los que repasó las múltiples facetas creativas y su carrera profesional, con millones de discos vendidos, ha conseguido los galardones musicales más importantes, ha escrito libros y ha recorrido multitud de países en sus conciertos.
“Me encuentro bien, sobre todo por haber sobrevivido a todas estas maldades que nos han asolado. No he tenido Covid, ni la gente de mi alrededor, me he portado como un ciudadano ejemplar, he llevado mi mascarilla, he seguido fumando y bebiendo – y lo dice con una sonrisa socarrona - … Me siento bien… pero…
Y el acto se ha cerrado con el discurso que Luis García Montero y Joaquín Sabina hicieron y leyeron al alimón en el Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebró en 2019 en Córdoba (Argentina)…
“… Que todo reloj marca sus horas
De ustedes se despiden dos tenores demasiado habladores
Un poeta borgiano y misionero
Y un poeta tanguero, devoto de Argentina y el Cholo Simeone, que no cambia a Gardel por los Rolling Stones.”
Como afirmó el propio Sabina:
“Es la primera vez en mi vida en la que en un institución de tanta prosapia me siento como en casa”, para añadir que “nuestra mayor riqueza, y no solo cultural, es el idioma”.
Y esto fue todo, que no es poco ni demasiado, pero que tuvo en Sabina con sus gafas oscuras, el homenajeado, como centro, no sé si defensa o delantero, puede que del Boca …