La oferta cultural de la provincia de Salamanca es muy variada y de gran calidad, capaz de conjugar el patrimonio histórico con una programación contemporánea en artes visuales, artes escénicas y música. Además visitar sus museos y colecciones es una forma de descubrir, y disfrutar de esta provincia. Sus exposiciones hacen de cada experiencia y de cada visita algo único, algunos de ellos transportarán en el tiempo a los visitantes
Por ejemplo el Museo del Castro de Yecla la Vieja, este está destinado a preparar al turista a un viaje por el tiempo, desde el siglo V antes de Cristo a la plena Edad Media, época en el que el poblado se abandonó.
El propósito de Cementerio de Arte es el soterramiento de piezas de reconocido valor artístico o vinculadas al arte de vanguardia
En este edificio se presenta la cultura material y espiritual de los vetones a través de variados recursos audiovisuales y expositivos, y diferentes piezas arqueológicas originales de la cultura vetona y romana, entre las que destaca un verraco, escultura zoomorfa considerada la mejor conservada de cuantas se conocen. También se exhiben cabezas humanas esculpidas en piedra y vestigios de la posterior ocupación romana, con una importante colección de estelas funerarias.
Desde este museo se viaja desde el siglo V antes de Cristo hasta la Edad Media, fecha en la que el poblado se abandonó. Aquí se presenta la cultura material y espiritual de los vetones a través de recursos audiovisuales y expositivos y diferentes piezas arqueológicas originales como un verraco, escultura zoomorfa considerada la mejor conservada de las que se conocen.
Otros, como MÁM, el Museo Ángel Mateos, dejarán atónitos a los visitantes con su potente estética de contenedor. Construida en bloques y nervios de hormigón, su obra escoge la abstracción como forma de comunicación y la elección de este material es una clara reivindicación de la modernidad, sin embargo, está basada en la naturaleza e historia, aludiendo a los primeros monumentos prehistóricos, dólmenes y menhires.
El edificio, que es a su vez una escultura habitable, alberga la práctica totalidad de la producción artística del escultor Ángel Mateos con carácter permanente.
En él se muestra la colección de más de 170 obras en hormigón, que realizó entre los años 70 y los 90, a lo largo de tres salas que permiten apreciar la evolución de su escultura, desde los planteamientos expresionistas de sus inicios, a la depuración minimalista de sus últimas series.
El Cementerio de Arte de Morille tampoco dejará indiferente al visitante. Creado en 2005 por iniciativa de los artistas Domingo Sánchez Blanco y Javier Utray, el propósito de Cementerio de Arte es el soterramiento de piezas de reconocido valor artístico o vinculadas al arte de vanguardia, entendiendo que no es menos importante el proceso que lleva al soterramiento que el soterramiento mismo.
Una propuesta ambigua, compleja y plural: para unos se trata de un “depósito permanente de arte”; para otros de un “museo-mausoleo”, de un “centro de arte subterráneo” y también de un “museo cóncavo”. La pluralidad de enfoques sitúa el Cementerio de Arte de Morille precisamente en la encrucijada que discute la esencia misma de la creación artística (su naturaleza y función social, entre otras consideraciones), no exenta de una evidente dimensión crítica respecto a los fundamentos de la museística actual.
Han participado en el proyecto artistas tan reconocidos como Fernando Arrabal, Isidoro Valcárcel Medina, Germán Coppini o José Luis Coomonte. De las performances e instalaciones más llamativas caben destacar el enterramiento de las cenizas del filósofo Pierre Klossovski, concebido por Domingo Sánchez Blanco, y el enterramiento de un Pontiac Grand Prix, un proyecto de Javier Utray.
Béjar, ciudad de museos
Si hay una ciudad que destaca en esta lista, esa es Béjar. Declarada Conjunto Histórico, paseando por esta ciudad, que recuerda su pasado medieval con la muralla defensiva, se encuentran algunos de los museos más importantes de la provincia.
El Museo Textil responde porqué esta localidad se ha distinguido con el título de ciudad textil. Ubicado en la finca San Albín, aquí se pueden contemplar 34 máquinas textiles donadas y cedidas por particulares, empresas e instituciones, un reconocimiento al esplendor pasado de la ciudad ducal como centro de fabricación de paños que a mediados del siglo XIX contaba con 200 fábricas que producían 754.000 varas de paño.
En Béjar se encuentran algunos de los museos más importantes de la provincia
El conjunto fabril se compone de dos edificios de dos y tres plantas respectivamente, comunicados por el volumen central que servía de alojamiento de la maquinaria hidráulica. Su ubicación en la ladera norte, junto al río, es la más característica de las industrias textiles tradicionales de la ciudad, con una tipología aislada, formadas por conjuntos de edificios que se han ampliado, renovado y adecuado a las necesidades de producción de cada momento. En este conjunto fabril se ubicó en los últimos tiempos la industria conocida como "Tintes Gilart".
La finalidad de este Museo Textil será "conservar y difundir el patrimonio científico y técnico que ha generado la industria en Béjar".
Continuando el paseo urbano por Béjar, se encuentra el Museo Judío David Melul, este ingeniero melillense enamorado de la ciudad, David Melul, promovió la creación de este lugar como homenaje a los judíos españoles, los sefardíes. En sus tres plantas, el visitante se adentrará en la historia, cultura y religión de los sefardíes y las razones y consecuencias de su expulsión en 1492 de la Península.
Ubicado en una casa solariega de finales del siglo XV, situada dentro del conjunto monumental de Béjar, este Museo se encarga de divulgar el conocimiento de la religión, la historia y la cultura de los judíos hasta el momento de su expulsión, la posterior integración de los judeoconversos en la España cristiana, y la pervivencia de la cultura sefardí.
Las piezas más destacadas son la maqueta que recrea Béjar en el siglo XV, el Fuero de Béjar, así como diversos elementos originales utilizados en las ceremonias sagradas de los judíos.
Además el Museo Municipal de Escultura Mateo Hernández, ubicado en la que fuera iglesia de San Gil, acoge el núcleo esencial del legado que el artista dejó al estado español poco antes de morir. Son 51 piezas en total que representan la escultura animalística, con la que alcanzó fama mundial, los retratos y figuras humanas entre las que cabe destacar "La Bañista".
David Melul, promovió la creación del Museo Judío como homenaje a los judíos españoles, los sefardíes
Todas estas obras fueron realizadas en talla directa, sobre piedras de gran dureza, y además de en el Museo Mateo Hernández de Béjar se conservan obras del célebre escultor por todo el mundo.
En la segunda planta de este museo podemos actualmente disfrutar de la obra de otros escultores, como el artista bejarano Francisco González Macías, además de las diferentes obras premiadas en las bienales que se vienen celebrando en Béjar desde 1994.
Fue inaugurado en 1980 y está compuesto por la colección de obras que donó el propio escultor, Mateo Hernández, antes de morir y de otro escultor, Francisco González Macías. La colección la forman esculturas de animales y de figuras humanas, como ‘La Bañista’, tallada sobre granito.
Para viajar por el globo terráqueo sin salir de Béjar, basta con acercarse al Museo Legado Valeriano Salas. Un hombre inquieto, viajero y fotógrafo incansable, recorrió Europa, África, Japón, India e Irán, donde adquirió obras que hoy en día se encuentran en el museo. Algunas de la escuela holandesa flamenca, francesa y alemana de los siglos XVI y XIX, la colección de esmaltes de Limoges y porcelanas de Sèvres o antiguos manuscritos iluminados de origen persa e hindú.
Este Museo está ubicado en el antiguo Convento de San Francisco. Cuenta con una muestra de unas 250 piezas de arte, miniaturas, porcelanas, grabados, pinturas, esculturas y códices de varios autores y donadas por Valeriano Salas, al Ayuntamiento.
Valeriano Salas fue el director de la Revistas Geográfica Española, del Ministerio de Asuntos Exteriores, y su trabajo le dio la oportunidad de viajar por todo el mundo adquiriendo una importante colección artística.
El Museo se compone de tres salas, una de pintura, otra dispuesta como el gabinete de un coleccionista y la tercera aloja una antigua botica del s. XIX.