No cabe duda que Valonia es un maravilloso destino para quien quiera disfrutar con una buena cerveza. Son muchas las fábricas, variedades y estilos que se producen en la región. Una de las más singulares y especiales son las cervezas trapenses, fabricadas por monjes de la orden cisterciense en los propios monasterios.
Para que una cerveza pueda estar considerada trapista debe cumplir con tres requisitos básicos: que estén elaboradas en la misma abadía o inmediaciones, que su producción esté supervisada por los monjes y que el grueso de los ingresos vayan destinados a obras de caridad. Es por esto que oficialmente solo existen 12 monasterios en todo el mundo que puedan elaborar y comercializar bajo el sello de “Auténtico Producto Trapista”. De esta docena de cervecerías, tres de ellas se encuentran en la región de Valonia: Chimay, Rochefort y Orval.
Para quien quiera degustarlas en su entorno original, la asociación Sentiers de Grand Randonnée (Senderos de Gran Recorrido) ha concebido el primer itinerario temático que conecta las tres abadías. En total, un recorrido a pie de 290 km, dividido en dos etapas, a través de los verdes paisajes de la región para descubrir de primera mano las brasseries donde se elaboran estas cervezas.
Primera etapa – De Chimay a Rochefort (174 km)
Segunda etapa – De Rochefort a Orval (116 km)
Chimay
La ruta empieza junto a la Abadía de Scourmount en Chimay, pueblo que da nombre a la cerveza que desde 1862 producen los monjes que residen en el monasterio. Su secreto reside en la materia prima utilizada, con los mejores ingredientes naturales y la levadura misma cepa de levadura que llevan usando desde 1948.
Contemplar los jardines o visitar la iglesia son algunas de las actividades que se pueden realizar como parte de la Chimay Experience, una visita a la exposición permanente para descubrir los secretos de la fabricación de las cervezas y quesos trapenses, completado con una degustación.
Rochefort
Tras la primera parada de rigor, un recorrido de 174 km a pie entre los senderos de Valonia llevan hasta la localidad de Rochefort, donde se encuentra la Abadía de Notre-Dame de Saint-Remy, conocida por la elaboración de las cervezas Trappistes Rochefort desde 1899.
La producción es limitada y, debido a su estricta ética, no es posible visitar ni la fábrica ni el monasterio, solo abierto al público en ocasiones especiales. Esto debe suponer un impedimento para descubrir el pueblo y disfrutar degustando una de sus cervezas en una de sus terrazas. Lo que hace tan especial sus productos es el ingrediente estrella: el agua proveniente del manantial natural de Tridaine que no ha sido tratada químicamente.
Orval
Tras recuperar fuerzas con los productos locales de Rochefort, toca retomar el camino para completar los 116 km restante, esta vez con destino a la Abadía de Notre-Dame de Orval, una de las más importantes de Bélgica.
La cervecería, situada en el interior de la abadía, lleva funcionando desde 1931 con la receta creada por el maestro cervecero Pappenheimer. Aunque para visitar la fábrica habrá que esperar hasta septiembre de 2022, merece la pena adentrarse en el jardín de plantas medicinales y el museo monástico dedicado a la arquitectura de la abadía, la siderurgia y la exposición Arte Sagrado. Por supuesto, una visita a Orval no puede acabar sin una degustación de la cerveza homónima y los quesos trapenses.