¿Qué tiene en común una de las ciudades más cosmopolitas del planeta como Barcelona con la bucólica Hervás? ¿Y lugares patrimonio de la Humanidad como Ávila, Cáceres, Córdoba, Segovia y Toledo con la mediterránea Sagunto? ¿Y las monumentales Lorca y Estella-Lizarra con las coquetas Ribadavia, Tui y Lucena? Pues que todas ellas -junto a Béjar, Calahorra, Jaén, León, Monforte de Lemos, Plasencia, Tarazona y Tudela– integran la Red de Juderías de España, y crean conjuntamente una experiencia viajera ideal para un verano como el actual, en el que los viajes de proximidad serán los auténticos protagonistas de la temporada.
Los Caminos de Sefarad, una manera diferente de viajar por España
En el noroeste, los Caminos de Sefarad transportan a los viajeros por Ribadavia, Monforte de Lemos, Tui y León, cuatro ciudades repletas de atractivos en los que su herencia sefardí brilla con luz propia. Estrellas de David y menorás salen al paso del viajero en las fachadas medievales de Monforte de Lemos, donde la calle Falagueira conserva todo el sabor de la época en que los sefardíes hicieron de la ciudad una de las más ricas en cultura de la España judía. En Tui, una parada imprescindible es el Museo Diocesano, donde se exponen los únicos Sambenitos de la Inquisición que se conservan en España, una colección de cinco lienzos en los que se nombra a 14 penitenciados entres los años 1617 y 1621. Muy cerca, en Ribadavia, el Pazo dos Condes de Ribadavia, un edificio del siglo XVII, alberga el Centro de Información Xudía de Galicia, parada imprescindible para conocer la historia de los judíos en Galicia a través de los siglos. Ya en León, hay que pasear por la antigua judería, que se encontraba en el actual Barrio Húmedo, uno de los mejores lugares de España para ir de tapas, y hacerse un selfie en los lienzos de la muralla medieval.
Las tierras de Navarra, La Rioja y Aragón cuentan con un importantísimo legado judío, que destaca en las poblaciones pertenecientes a la Red: Calahorra, Estella-Lizarra, Tudela y Tarazona. En Calahorra, la plaza del Doctor García Antoñanzas marca el principio de la antigua aljama judía. En Tarazona destaca la casa de los conversos Casanate, reconstruida en 1371 y destinada al culto y el estudio, donde se conservan algunos capitales con forma de Menorah y su única nave se orienta hacia Jerusalén. En Estella-Lizarra aguardan los restos de dos juderías -la Vieja y la Nueva- bajo la ciudad, y donde la muralla que le servía de protección, visible a lo largo de 300 metros, en la colina que está encima de la calle Curtidores. Y en Tudela, la antigua judería se extendía muy cerca de la Plaza de los Fueros, epicentro de la vida social tudelana, un lugar ideal para disfrutar de cualquiera de sus animadas terrazas.
Barcelona guarda gran parte de su memoria sefardí en el MUHBA El Call, ubicado en un edificio de origen medieval que se cree fue propiedad de un comerciante judío de la Edad Media, y donde se exponen diferentes piezas de cerámica, vidrio, orfebrería… En Sagunto, la Puerta de la Sangre franqueaba el paso a la que era una de las mayores juderías del Reino de Valencia, y es hoy el único testigo que se conserva del antiguo cerco de la aljama. La Casa de los Berenguer, que fuera la casa de la aljama, compartía muro con la sinagoga, hoy desaparecida, bajo la que están los restos de un mikve.
Recorrer los Caminos de Sefarad que cruzan Extremadura nos llevará a Cáceres, donde la herencia sefardí aguarda en las calles del barrio de San Antón, que se encontraba al otro lado de la ciudad amurallada, y donde se puede visitar el Olivar de la Judería, un pequeño jardín al pie de la muralla que fue el huerto de una antigua casa judía. En Plasencia, el Palacio Carvajal Girón, un espectacular palacio del S. XVI, ocupa el mismo solar en el que se construyó la Sinagoga Nueva; y la bellísima Hervás atesora una de las juderías mejor conservadas de toda España.
En Jaén, la presencia judía se remonta al siglo VII: su antigua judería tenía su entrada en la Puerta de Baeza, que recuerda hoy una menorá gigante, y que abre el paso a un dédalo de calles donde destaca la capilla de San Andrés, que fue en tiempos una de las sinagogas de la ciudad. En Córdoba, su judería ha conservado su trazado típico, y en la calle Judíos, blanca y muy estrecha, que discurre como una delgada línea en el tupido entramado urbano, está su sinagoga, y en la plaza de Tiberiades se erige la estatua dedicada a Moises Ben Maimon, Maimónides, probablemente la figura hebrea más importante nacida en la península ibérica. Imprescindible también es la Casa de Sefarad en la confluencia de la Calle Judíos con la calle Averroes. A Lucena, la antigua Eliossana, le adorna con justicia el sobrenombre de “Perla de Sefarad”: a su rico patrimonio árabe y cristiano se suma el judío, con la necrópolis, la más grande de Europa, como icono más importante, y la iglesia de San Mateo, el único recinto sacro en el interior de la medina que fue mezquita en el periodo de dominio almohade después de haber cumplido las funciones de sinagoga. En Lorca, unas excavaciones arqueológicas en el Castillo de la ciudad permitieron descubrir los restos de gran parte de su judería, que se encontraba en el interior del recinto amurallado, y que hoy forman el Parque Arqueológico del Castillo y Sinagoga, situado justo bajo la Torre Alfonsina, uno de los símbolos de la ciudad.
Toledo, Segovia y Ávila no pueden faltar en este viaje siguiendo la herencia de Sefarad por la Red de Juderías de España. Toledo, la ciudad de las Tres Culturas atesora un riquísimo legado judío: el yacimiento de la Sinagoga de Sofer, la Sinagoga de Santa María la Blanca, la Sinagoga del Tránsito, el Museo Casa del Greco -que fue el hogar de Samuel Ha-Leví, gran rabino de la aljama de Toledo… En Segovia, con su judería bellamente restaurada, destacan la iglesia del convento de Corpus Christi, que fue la Sinagoga Mayor de la ciudad; el palacio de Abraham Senneor, donde está el Centro Didáctico de la Judería; y el cementerio judío, excavado en El Pinarillo, y desde el que se tienen las mejores vistas del perfil de la capital segoviana. A un paso de Segovia se encuentra Ávila, cuya judería se articulaba en torno a las actuales calles de los Reyes Católicos y del Pocillo. El Jardín de Moshé de León, con la puerta de la Malaventura abierta en la muralla, y las Tenerías de San Segundo, recientemente restauradas, son los otros grandes escenarios judíos de la ciudad. En definitiva, este verano la Red de Juderías de España te invita a convertirte en un autentico descubridor de nuevos caminos.