Se ha presentado en el Instituto Cervantes el libro Historia del Caballero Encantado, que recupera, ahora traducida al español, la primera versión del ‘Quijote’ que apareció en China, publicada en Shanghái en 1922. Casi cien años después, aquella primera incursión de la novela en el país asiático regresa en “un viaje de ida y vuelta de una traducción libre”, en palabras del director del Instituto.
Aquel libro fue la primera traducción o interpretación en idioma chino de la primera parte de ‘Don Quijote de la Mancha’, que hizo Lin Shu, un reconocido traductor de otras muchas obras. No hablaba español ni ninguna otra lengua occidental, así que transcribió en chino la novela a partir de lo que le leía en inglés su amigo Chen Jialin. El resultado fue una “reescritura” de la obra relativamente diferente a la original, con errores, invenciones, reinterpretaciones y tergiversaciones a veces sorprendentes.
Luis García Montero, director del Instituto, abrió la presentación en la sede cervantina en Madrid, a cargo de la traductora, Alicia Relinque, sinóloga y profesora de la Universidad de Granada, acompañada por el editor de la obra para España, Antonio Ruiz. En conexiones en línea participaron, desde Pekín, la directora del Instituto Cervantes, Isabel Cervera; el traductor, Zhao Zhenjiang, y el editor de The Comercial Press (editorial que publicó la obra en 1922), Chen Xiaowen. Y desde Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghái, lo hicieron su directora, Inmaculada González Puy, el profesor Chen Kaixia y el vicepresidente de la Asociación de Escritores de Shanghái, Sun Ganlu.
La obra se publica en español con las editoriales Ginger Ape Books & Films (para España) y Mil Gotas (para Argentina). Además, el libro aparece ahora también en China en edición bilingüe. Cuenta con prólogos de Luis García Montero, Andrés Trapiello y el embajador de España en China, Rafael Dezcallar.
Un reto titánico
Alicia Relinque ha llevado a cabo un trabajo titánico que casi le llevó a tirar la toalla en varias ocasiones por la magnitud del reto, que aceptó a instancias de Inma González Puy, que entonces dirigía el Instituto Cervantes de Pekín.
La versión de Lin contiene errores de interpretación que ella ha corregido o explicado en los cientos de notas explicativas del libro. Así, Lin llamaba “maestro” al Quijote porque lo traducía del “master” inglés, aunque lo que Sancho decía en realidad era “amo”. No los trataba de caballero y escudero (palabras que no existían en chino) sino de maestro y discípulo.
También malinterpretó la palabra médico, y convirtió el inglés “curate” (el hombre que cura) -quien ordenó quemar los libros del hidalgo- en “cura” (sacerdote), lo que tergiversa la historia original. Además, Lin eliminó la palabra Dios siempre que aparecía en la novela.
Son solo tres ejemplos, aportados por Alicia Relinque, de las innumerables dificultades para traducir esta versión de la eterna novela cervantina. Todo ello se explica en las más de 600 notas con que acompañan la edición, que señalan las diferencias entre el original y su versión china, apuntan posibles interferencias literarias y culturales y explican las numerosísimas citas (chengyu) utilizadas por Lin Shu. El resultado ofrece hoy una nueva perspectiva de la obra inmortal.
Antonio Ruiz, editor para España, dijo que la nueva versión recupera la oralidad primigenia que le dio Cervantes, y nos permite leerla con una fluidez y soltura magníficas.
También intervinieron en vídeo el embajador de España en China, Rafael Dezcállar, y el embajador de China en España, Wu Haitaio. Dezcállar dijo que es “un texto maravilloso” que permitirá a la cultura española estar más presente en China, un país que ya no es tan lejano como antes y que debemos hacer el esfuerzo de comprender en la realidad actual. Por su parte, Wu Haitaio elogió el trabajo de sinólogos españoles e hispanistas chinos para acercar las culturas entre ambos países y que los dos países trabajen juntos.
En China hay más de 80 versiones del Quijote que se han hecho desde 1922, explicaron los expertos chinos. Esta de Lin es una versión que, pese a sus defectos, fue un acontecimiento en la época, por lo que merece todo el respeto y admiración. Lin abrió la puerta de China a la literatura extranjera, no solo con el Quijote, sino con otros 180 títulos. Llegó a ser el traductor más prolífico de la época.