La Caja de las letras del Instituto Cervantes ya guarda un gran legado in memoriam de José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928-1999) que resume la obra y la huella que dejó el poeta y traductor. Un legado donado a perpetuidad por su familia para recordar la trayectoria del hermano mayor de la saga de autores Goytisolo a través de libros, cuentos, traducciones, música, objetos personales y otros numerosos recuerdos del autor, destacado miembro de la Generación de los 50.
Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, y Carme Riera, escritora y directora de la cátedra que lleva el nombre del poeta catalán, acompañaron a la viuda, Asunción Carandell, y su hija, Julia Goytisolo, a depositar dicho legado en la caja número 1619 de la antigua cámara acorazada de la sede cervantina.
Entre los objetos guardados se encuentran una primera edición de Salmos al viento (1951), su primer libro; una edición de El Rey mendigo (1988); la obra Hay veneno y jazmín en tu tinta: Aproximación a la poesía de J.A. Goytisolo, de Carmen Riera, o una edición de José Agustín Goytisolo, Poesía completa, con edición, prólogo y notas de Carmen Riera y Ramón García Mateos. También, como muestra de su literatura infantil, Cuentos para niños con ilustraciones de Juan Ballesta, y el cuento ilustrado Un bon petit loup, traducción al francés del poema El lobito bueno (1983).
La huella musical del autor queda patente en el tríptico de su recital con Paco Ibáñez La voz y la palabra, o el libreto y cassette del libro A cantar de canciones de España y Latinoamérica para aprender idiomas, donde figura Palabras para Julia, con el pentagrama para seguir la canción.
También han quedado traducciones, como una edición facsímil de La pell de brau, de Salvador Espriu, traducida para Ruedo Ibérico por Goytisolo en 1963, o dos volúmenes de la Colección Marca Hispánica, de traducciones de lo mejor de la literatura catalana.
Relacionados con el trabajo divulgativo que realiza la Cátedra Goytisolo que dirige Carmen Riera en la Universidad Autónoma de Barcelona (campus de Bellaterra), quedan invitaciones, trípticos, pósters de simposios, congresos internacionales o exposiciones. Y entre los objetos personales, un pañuelo de mano que, para su hija Julia, es “más parecido al de un agricultor o artesano que al de un señor” y un mechero que el poeta compró en La Habana.
Todo ese variado contenido, explicado por Julia Goytisolo, queda depositado sine die en la Caja de las Letras y tendrá como destino final la biblioteca patrimonial del Instituto Cervantes.
Cuatro motivos
El director del Instituto Cervantes enumeró cuatro motivos por los que sentía una “dicha especial” por recibir el legado de “uno de los grandes poetas de nuestra lengua”. Su figura, explicó Luis García Montero, “se identifica muy bien con el trabajo y el camino por el que ha apostado el Instituto”: defender la cultura en español, apostar por el panhispanismo y estrechar los nexos entre la cultura hispanoamericana y la española. Y eso lo hizo José Agustín “usando su prestigio literario como antólogo y en sus relaciones editoriales”, para acercar la literatura de Hispanoamérica, especialmente la de Cuba.
También destacó de Goytisolo su labor divulgadora de la poesía contemporánea catalana (lo que coincide con la labor del Cervantes respecto a las lenguas cooficiales), su papel pionero como promotor de la literatura infantil y juvenil (el Instituto trabaja también por acercar la cultura a niños y jóvenes) y su “defensa ética de la libertad”, que se evidencia tanto en su poesía como en su relación con los cantautores. “No fue un sermoneador, no confundió creación con consigna, sino que trabajó al servicio de su propia ética”, dijo García Montero.
Por todo ello, “su figura ennoblece nuestra Caja de las Letras”, concluyo, no sin antes declamar el poema Algún día, del libro de Goytisolo Claridad, en la esperanza de que “algún día podamos volver a la normalidad”.
Un poeta “comprometidísimo”
Por su parte, la novelista y académica de la RAE Carme Riera, directora (desde febrero de 2002) de la Cátedra José Agustín Goytisolo de la Autónoma de Barcelona que difunde la obra del escritor, destacó su amplia producción literaria. “Era un poeta prolífico, que borraba, reescribía y refundía continuamente sus poemas”, afirmó, “tocaba muchos palos” y que destacó por su compromiso cívico: estuvo “comprometidísimo”, sus poemas eran denuncia y actuaba contra las injusticias.
El autor más popular del Grupo de los 50 fue un enorme puente entre lenguas y culturas: creó puentes trasatlánticos (con Hispanoamérica), con escritores europeos, sobre todo italianos (tradujo a Pavese y otros) y entre la cultura castellana y la catalana, principalmente con sus traducciones de Salvador Espriu y la importante colección bilingüe Marca Hispánica, que editó 20 volúmenes.
En un juego de palabras Riera, considerada la máxima especialista en la obra del homenajeado, dijo que Jose Agustín “no debería llamarse Goytisolo, sino Goytinuestro, porque lo sentimos muy nuestro en nuestro corazón”, y muchos cantautores como Serrat, Sousa, Amancio Prada o Raimundo Amador, entre otros, versionaron sus poemas
Como broche de oro de la entrega, la cantante Lourdes Pastor interpretó en el salón de actos el célebre poema Palabras para Julia que José Agustín dedicó a su hija.
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.