Enrique Piñyero es médico, piloto, actor, productor y director de más de 15 películas y de obras teatrales. También es cocinero de uno de los restaurantes más famosos de Buenos Aires (el Anchoita) y activista: ha fundado la ONG Proyecto Inocencia y colabora con el Open Arms.
Cuanto más la cuenta, más alucinante parece la vida de este hombre orquesta nacido en Italia pero nacionalizado en Argentina, y que asegura que se hizo piloto para no tener que volar en clase turista. Y así, hablando de sus cosas con humor y en el escenario, lleva cinco temporadas colgando el cartel de ‘no hay entradas’ en el Teatro Maipo de la calle Corrientes de Buenos Aires, con su espectáculo unipersonal Volar es humano, aterrizar es divino. Con este montaje también lleva dos temporadas citándonos en distintas salas españolas, incluida la Roja de los Teatros del Canal, a donde vuelve entre el 5 y el 8 de noviembre.
Eso sí, este 2020 el show será algo distinto. Un año tan particular requiere dosis extra de humor y reflexión, y además, las temporadas previas en España le permiten aportar un tono más local. Aunque la esencia es la misma: estamos ante un montaje muy peculiar, distinto a cualquier otro, que resultará tranquilizador para los que temen volar e inquietante para el resto. En él se recrea, a escala, la cabina de un avión, incluyendo proyecciones audiovisuales y simulando el aterrizaje de un vuelo en Nueva York.
En el transcurso de la función, Piñeyro va exponiendo situaciones tragicómicas de la vida cotidiana, llamando la atención sobre los fallos habituales de nuestra comunicación diaria y contraponiéndola a la comunicación aeronáutica, recurriendo a ejemplos de la publicidad, la política, la educación, la justicia o la salud.