A pesar de su pequeño tamaño, la Isla Bonita es conocida por su diversidad paisajística, que engloba desde el verde más puro de los bosques de Laurisilva hasta el azul puro de su punto más alto en el Roque de los Muchachos
Playas salvajes de arena negra, salinas marinas, terrenos volcánicos, o inmensas plataneras llenan de contrastes a esta peculiar isla
Esta pequeña joya del Atlántico, situada en el extremo noroccidental de las Islas Canarias, tiene probablemente uno de los paisajes más diversos que podemos encontrar y sorprenderá por sus contrastes extremos a cualquier visitante.
Paisajes jurásicos, cascadas de nubes, montañas de lava o paraísos verdes llenos de plátanos que inundan sus paisajes. Estamos ante un destino que merece ser recorrido en su totalidad para poder conocerlo de verdad. La naturaleza se manifiesta con toda su intensidad y variedad a través de 706 kilómetros cuadrados de paisajes singulares como estos:
El verde más puro de los bosques
La Palma tiene muchos lugares donde el verde cobra otra dimensión y nos invita a recuperar esa energía perdida. Pero uno de los más increíbles es el Bosque de Los Tilos, uno de los ecosistemas de laurisilva más importantes del archipiélago canario y primera Reserva de La Biosfera de la isla.
Para adentrarnos en él debemos visitar en el municipio de San Andrés y Sauces. Hoy en día este bosque conserva un patrimonio natural de excepcional valor tanto por su flora como por su fauna, con un ecosistema heredado de la época terciaria. Además de relajarnos paseando entre laureles, barbuzanos, madroños, o extraordinarios helechos gigantes, podremos visitar también su Centro de Interpretación.
Además de este reconocido bosque la isla tiene otras maravillas naturales que no podemos pasar por alto, como las rutas del Cubo de la Galga y los Nacientes de Marcos y Cordero.
Paisajes de lava en el sur
De la naturaleza más verde y viva a la dureza extrema del suelo volcánico del sur. Una de las experiencias más singulares que uno puede vivir en esta isla es caminar por su paisaje volcánico, ya sea a pie o en bici a través de paisajes de lavas, cenizas, calderas y erupciones volcánicas.
No son pocos los volcanes que abundan en la isla, pero si hay una zona que destaca por sus cráteres el Parque Natural de Cumbre Vieja. Allí podemos encontrar el Volcán de Teneguía, que vivió su última erupción no hace mucho; en 1971. Muy cerca de allí hoy en día podemos conocer mejor acerca de la vulcanología en el Centro de Visitantes del Volcán de San Antonio, en donde podremos conocer sus secretos y caminar bordeando su cráter. Pero sin duda una de las experiencias más completas para disfrutar de este fenómeno de la naturaleza la encontraremos en la popular Ruta de los Volcanes, un espectacular trayecto de 20 km.
El cielo inmenso de su punto más alto
La Palma es una de las islas con mayor desnivel del mundo, en donde podremos pasar del nivel del mar a a estar a 2.400 metros de altura en el Roque de los Muchachos, su punto más elevado.
En esta cima podrás descubrir el fenómeno conocido como mar de nubes, creado como consecuencia del encuentro entre los vientos alisios y las altas montañas. Cuando no rebasan la montaña para cambiar de vertiente, se acumulan, formando este curioso mar de nubes tan característico de la isla. Un paisaje que por su espectacularidad ya merece un viaje a la isla.
Arena negra y charcos mágicos
La Palma no es un destino de sol y playa al uso. Sus playas destacan, sobre todo, por su limpieza y por la pureza del agua, así como por sus paisajes vírgenes e impresionantes acantilados que las rodean. Te darán la sensación de estar solo, y es que la masificación es totalmente desconocida en esta singular isla.
Algunas de las playas más populares son las de Puerto de Naos en Los Llanos de Aridane; la del Puerto, en Tazacorte; Los Cancajos, en Breña Baja, o la de Nogales, probablemente la más salvaje y espectacular de todas, en Puntallana. Pero no podemos olvidar las piscinas naturales como La Fajana (Barlovento) y Charco Azul (San Andrés y Sauces), una forma particular y única de relajarse sobre el agua más pura.
La pureza de la sal en Fuencaliente
Si hablamos de contrastes en los paisajes de la isla este es uno de los más obvios. Con el paisaje negro volcánico de fondo, las Salinas de Fuencaliente se han convertido gracias a su juego de colores en un espectáculo único.
Este gran complejo salinero abarca cerca de 37.000 metros cuadrados, dando vida al paisaje volcánico. Declarado como lugar de interés científico desde 1.994 por el gobierno canario, es hoy en día una de las salinas más importantes de España. Además de su valor paisajístico y natural es por su puesto también reconocido su valor gastronómico, y es que la recolección del “oro blanco” del Atlántico atrae la mirada y el gusto de miles de visitantes.
El brillo de las estrellas
Cuando la noche cae, la isla no deja de sorprenderos por su diversidad paisajista. La Palma es reconocida internacionalmente por ser uno de los mejores lugares del mundo para la observación de las estrellas. Gracias a sus cielos oscuros y despejados durante casi todo el año, se ha convertido en uno de los enclaves más privilegiados.
Además de ser reconocida por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, más de la mitad de su territorio cuenta con algún tipo de protección ambiental cuyo máximo exponente es el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. De hecho, en el punto más alto de la isla se encuentra el Observatorio del Roque de Los Muchachos.
Con el objetivo de evitar un exceso de contaminación lumínica, la isla protegió por ley la calidad de su cielo, convirtiéndose en la primera Reserva Starlight del mundo. Una de las actividades más populares es recorrer los senderos y miradores astronómicos habilitados dentro de la isla, y en los que podremos contar también con las explicaciones de guías especializados.
El amarillo palmero
La Palma es sinónimo de plátano. Todo el paisaje de la isla está teñido de verde platanero hasta en los rincones más insólitos. En esta isla el cultivo platanero va mucho más allá de una cuestión gastronómica y se adentra en el ADN cultural de los propios palmeros. En La Palma hay incluso un museo dedicado a esta fruta.
Podremos visitar algunas fincas plataneras donde descubriremos de primera mano sus técnicas de cultivo, usos y diferentes aplicaciones (que si no estamos familiarizados nos sorprenderán).