En esta ocasión, hablamos con Virginia Gámez, cantaora malagueña, que hace unas fechas abrió las citas flamencas del Museo Picasso Málaga, con Andrés Cansino a la guitarra…
¿Qué ha supuesto esta actuación?
Teníamos muchísima ilusión de participar en este ciclo, estábamos como niños con zapatos nuevos y si añadimos que las entradas se agotaron a 23 días de nuestra actuación, con más ganas todavía, eso fue una señal para sentir que el público estaba totalmente receptivo y expectante, estábamos deseando encontrarnos.
Málaga siempre está ahí, es un amor mutuo
Virginia nació en Málaga en 1978…
¿Te consideras profeta en tu tierra?
No sé si se puede llamar profeta o no, lo que sí sé es que siento profundamente el cariño de mi gente en cada espectáculo que he presentado, Málaga siempre está ahí, es un amor mutuo.
¿Cómo nace tu afición por el flamenco?
Yo creo que me pasó como una letra del genial maestro y cantaor José de la Tomasa que decía; “Desde el vientre de mi mare, yo me sentí cantaora con el compás de su sangre”. Nací en Flamenco, en mi casa es la música que ha sonado siempre.
Cantaora precoz…
¿Cuándo empezaste a cantar? ¿Y a subirte a los escenarios?
Mis padres cuentan que en el carrito de pequeña ya arrugaba la frente al escuchar el cante, con unos 9 ó 10 años ya empecé a cantar en los tablaos que tenían mi padre y mi tía Pepi Gil, y con 12 años hice mi primer festival Flamenco y me acompañó Antonio Martín Perea, junto al Turronero, Juana La del Revuelo y Chano Lobato entre otros.
A los 13 años finalista en el Festival de Cante de las Minas. A los 14 primer premio en el Concurso de Cantes de Málaga. A los 15 primer premio del Festival de Fuengirola… Y así una serie más de galardones…
¿Cómo se asume desde tan joven todo esto?
De la manera más ilusionante y natural posible, cuando eres tan joven no eres consciente de muchas cosas, el tiempo es el que te va guiando y dando las pautas, se asume siendo agradecida y valorando mucho todo.
Con 12 años hice mi primer festival Flamenco y me acompañó Antonio Martín Perea, junto al Turronero, Juana La del Revuelo y Chano Lobato entre otros
Con 20 años da un recital en el que interpreta numerosos estilos de cante, nada más y nada menos que 35, en un espectáculo que duró unas cuatro horas…
¿Por qué ese reto y cómo te enfrentaste a él?
Siempre tuve muchas inquietudes, estudié y sigo estudiando el cante desde muy pequeña, he tenido unos maestros de valor incalculable y fue mi primer maestro, José Baena Romero, el que me animó a que lo hiciera, pensó que me iba a venir muy bien mostrarle al mundo mi afición, estuve preparándome bastante tiempo para ello.
Para neófitos como nosotros, ¿Cuántos palos hay en el flamenco?
Ufff! decir un número exacto es muy complicado, entre cante, variantes y estilos hay infinidad, es un mundo mágico que todas las personas deberían de conocer…
¿En qué palos te manejas con más soltura?
La soltura lo tiene que decir el público, y depende de mi estado de ánimo me identifico más con un cante que otro.
¿Cuál ha sido el galardón que recuerdas con más cariño?
Todos, todos significan algo importante para mí.
Flamenco o flamenca ¿se nace o se hace?
Se nace y se curte con el tiempo.
En su última grabación, titulada “Baúl” (2019), hace suyas músicas de cualquier género para impregnarlas de un carácter y personalidad únicos y en el que rescata toda su infancia con canciones y discos que tenía en mi casa...
¿Cuántos discos tienes en el mercado y con cuál estás más contenta?
Tengo 4 discos, y con todos estoy contenta, son mis hijos y todos me han dado felicidad.
Además de cante, también das clases, ¿Qué te consideras más cantaora o más profesora?
En los dos ámbitos me siento feliz, y no me considero una cosa más que otra, en los dos aprendo que es lo importante.
Es profesora y directora del taller de Cante, en la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Málaga.
¿Y en cuál de esas dos facetas te encuentras más cómoda? ¿Y de cara al futuro?
Creo que la respuesta anterior resume a esta.
¿Cómo está el flamenco actualmente?
A nivel artístico y musical estamos viviendo una evolución extraordinaria.
¿Hay cantera?
Sí que hay, la juventud viene con fuerza e ilusión.
¿Es distinto el flamenco actual del antiguo?
Si claro, ha habido un gran proceso evolutivo aunque la esencia y la raíz nunca se pierde.
¿Se puede vivir del flamenco?
Donde hay AMOR, se puede vivir. El Flamenco es amor y vida.
Yo he escuchado y escucho todo tipo de cantes, pero en la fuente que he bebido es en el cante antiguo
¿Cuáles son tus influencias y tus referencias?
Yo he escuchado y escucho todo tipo de cantes, pero en la fuente que he bebido es en el cante antiguo, La Niña de los Peines, Manolo Caracol, Manuel Torre. También he tenido grandes maestros como Naranjito de Triana y José de la Tomasa.
Toca hablar de esta crisis sanitaria. ¿dónde te pilló el confinamiento y cómo lo has llevado?
Pues en mi casa con mi madre y mi hijo, lo he llevado con angustia al principio por todo el sufrimiento que había y después lo mejor posible.
¿Te ha cortado proyectos y actuaciones?
Si claro, todo se anuló.
Para la música en general y para el flamenco en particular esto ha sido un golpe duro ¿cómo se va a salir de esto?
De todo se sale menos del hoyo, debemos tener paciencia que las aguas siempre vuelven a su cauce.
Y por último, qué proyectos tienes que se puedan contar.
Estoy preparando un espectáculo que se llama ALMA INQUIETA que me tiene super ilusionada…
Virginia Gámez, una mujer y una voz del flamenco que quiere seguir aprendiendo ese arte…
Un alma inquieta…