Un viaje por la isla de Irlanda con una mirada privilegiada y diferente como si de un pájaro se tratara
¿Alguna vez has soñado con volar? ¿Quién no ha imaginado poder disfrutar de las privilegiadas vistas de los pájaros? Irlanda ahora quiere acercar a todos los viajeros al cielo y presenta una serie de imágenes y vídeos de algunos de los lugares más icónicos y verdes de la isla que permiten trasladar una desconexión total, una sensación de vértigo inigualable, ganas de volar, pero sobre todo, unas ganas enormes de visitar Irlanda.
Inishmore, Islas Aran
La mayor de las islas Aran, con una población de 800 habitantes, pero Inishmore sigue pareciendo diminuta con solo 12 km de longitud. La isla ofrece espléndidas vistas sobre el océano, memorables paisajes de piedra caliza y verdes campos. Inishmore es famosa por su fuerte cultura irlandesa y una gran riqueza de sitios antiguos precristianos y cristianos incluyendo DúnAengus, un antiguo fuerte que se eleva precariamente sobre el borde de un acantilado. Se trata de un lugar espectacular con evidencias de un asentamiento humano que se remonta al año 1500 a. C. El paisaje de muros de piedra y agrietada piedra caliza se extiende hasta los enormes acantilados de la parte occidental de la isla, así como una playa resguardada en CillMhuirbhigh. Además, Inishmore ofrece una gran variedad de atracciones y actividades para todos los visitantes como paseos a caballo, alquiler de bicicletas y surf.
El lago de Kylemore
Una de las vistas más impresionantes desde el cielo es la del lago de Kylemore. En el Parque Nacional de Connemara una parada obligatoria es la Abadía de Kylemore y la Piedra de los Deseos. Esta abadía está situada a los pies del lago de Kylemore en la zona norte del Parque cerca del pueblo de Letterfrack. La Abadía de Kylemore es algo impresionante, y todavía lo es más cuando se conoce su historia llena de tragedias y amor y el por qué de su construcción, una historia a la altura de cualquier película de Hollywood. Una vista y una visita por la naturaleza y los paisajes naturales típicos del Oeste de Irlanda.
Newgrange
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Brú na Bóinne ha albergado secretos fruto del ingenio neolítico y ocultos en el interior del arte sagrado y las profundidades subterráneas. Antes de que las pirámides emergieran de la arena o se erigiera Stonehenge, este lugar era el hogar de granjeros y familias, personas decididas a dejar su huella en el paisaje de Irlanda, ¡y menuda huella dejaron! Desde lo alto se puede observar Newgrange, la icónica tumba, una vista privilegiada. El túmulo de 80 metros surge de la tierra verde ondulante, adornado con una espiral de piedras de bordillo y coronado por cuarzo blanco de Wicklow. Una tumba, un templo, una cápsula del tiempo, en realidad, nadie sabe qué inspiró a los antiguos arquitectos que construyeron Newgrange.
Castlerock
Para los amantes del golf y para los que no lo son tanto, Castelrock es una maravilla en sí mismo. Castlerock es un fabuloso campo de golf situado entre dunas de arena. Además, la playa de Castlerock es una bella franja de arena rodeada de acantilados. Esta costa tranquila se extiende entre el litoral rocoso de Downhill y un estuario. Como curiosidad, las dunas del estuario del río Bann menor son de las más antiguas de Irlanda. Sus cualidades paisajísticas abarcan el río Bann que fluye hacia el Atlántico, espectaculares vistas de Donegal y en un día claro hacia Escocia y la Isla de Islay. Este campo verde se encuentra en la costa norte de Irlanda de Norte, solo con ver las imágenes uno ya se puede imaginar la paz que se respira en este lugar.
Colina de Tara
En la Colina de Tara se encuentra el epicentro histórico de la monarquía de Irlanda. A tan solo 40 kilómetros de Dublín, se puede contemplar este importante lugar de culto y un codiciado centro de poder. Desde lo alto de esta colina 142 reyes contemplaron su reino y según se dice, ¡en un día despejado se puede ver la mitad de los condados de Irlanda desde aquí! Rodeada de misterios y leyendas que han alimentado aún más su interés, la Colina de Tara es un imprescindible en cualquier visita a Irlanda que se precie, eso sí, sus vistas desde el cielo no tienen precio.