“Nací en Sevilla en 1980. Estudié en el Conservatorio Antonio Ruiz de Soler de Sevilla la carrera de Danza Española y Ballet Clásico. Trabajé desde los 14 años en varios tablaos sevillanos hasta que a los 16 años me mudé a Madrid. Estuve estudiando con muchos maestros en la escuela de baile Amor de Dios hasta que entré en la compañía de Aída Gómez. Con 18 años entré a formar parte del Ballet Nacional de España y un año después me nombraron bailarín solista. Cuando abandoné el BNE, trabajé en las compañías de varios artistas como Eva la Yerbabuena, Ramón Oller o Rafael Amargo antes de crear mi propia compañía. Con ella estrené los espectáculos ‘Belmonte’ y ‘Pinocho’. Después me mudé de nuevo a Sevilla y trabajé como maestro en el Centro Andaluz de Danza y en tablaos flamencos hasta que monté de nuevo mi compañía, con la que estrené el espectáculo ‘Tranquilo alboroto’ en la Bienal de Sevilla, donde ganó el Giraldillo al mejor espectáculo del festival. Me nombraron director del Ballet Flamenco de Andalucía, para la que monté tres espectáculos: ‘Metáfora’, ‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías’ y ‘Noche andaluza’. Volví a mi compañía para crear el espectáculo ‘Las tentaciones de Poe’. Colaboré además como artista invitado con la compañía de Víctor Ullate y con el Teatro Real de Madrid. Ese mismo año, 2015, me otorgaron el Premio Nacional de Danza al Mejor Intérprete. Después del premio estrené otros espectáculos propios, ‘Horas contigo’ y ‘La muerte de un minotauro’, en el Festival de Itálica, y seguí colaborando con otras compañías. En 2019 fui nombrado director del Ballet Nacional de España.”
Con 18 años entré a formar parte del Ballet Nacional de España y un año después me nombraron bailarín solista
Quién así se expresa es RUBÉN OLMO, actual responsable del BNE…
¿Qué ha supuesto para ti llegar a la dirección de esta compañía?
Para mí, dirigir el Ballet Nacional supone un gran reto y, ante todo, lograr un gran sueño. Una de las metas que compartimos todas las personas que nos dedicamos al mundo del arte, que dirigimos o coreografiamos, es conseguir dirigir una gran institución donde poder crear grandes trabajos y realizar un gran proyecto. El Ballet Nacional de España es la plataforma perfecta para cumplir este sueño.
Y como estamos en tiempos de COVID19 y estamos encerrados, tenemos que hablar de este tema…
Pregunta obligada: ¿dónde te pilló el confinamiento?
En Madrid, donde vivo desde 2019 tras asumir la Dirección del Ballet Nacional de España. Estaba ensayando con la compañía ‘Invocación’, el primer programa que he creado para el BNE, y que estrenamos en Jerez solo una semana antes del decreto del estado de alarma.
¿Cómo lo llevas?
Con paciencia. No queda otra. Como no sabemos cuándo saldremos, solo podemos seguir trabajando poquito a poco y tomarlo con calma.
¿Qué es lo más duro de esta etapa de encierro?
Lo más duro no ha sido estar en casa confinado, sino cómo esta pandemia se iba llevando a tanta gente, cómo crecía el número de afectados día a día hasta que se ha podido controlar. Eso es lo que más me dolía.
¿Sigues alguna rutina diaria?
Intento mantener mi cuerpo activo, pero también mi mente. Busco inspiración investigando a artistas del pasado. Esto me permite también ocupar mi mente para no pensar demasiado en esta situación que estamos viviendo, aunque es inevitable.
¿Te sigues entrenando?
Sigo entrenando, aunque en casa puedes mantener tu forma física, pero no hacer un entrenamiento ni de todos los estilos de danza ni con la profundidad que te permite un estudio de baile. Más que entrenar, uno se intenta mantener.
El confinamiento te inspira y te surgen nuevas ideas o estás en impasse…
Ha habido momentos para todo. Al principio, la incertidumbre y la preocupación por la situación sanitaria no me dejaban concentrarme en ningún proyecto, en buscar ideas nuevas o trabajar las ideas que ya tenía. Pero, como ha sido un confinamiento tan largo, también he tenido días en los que me sentía muy inspirado.
Para mí, dirigir el Ballet Nacional supone un gran reto y, ante todo, lograr un gran sueño
Además, he desarrollado con todo mi equipo iniciativas para seguir difundiendo la danza española a través de las redes sociales. Para celebrar el Día de la Danza creé una coreografía, junto al director de la CND, Joaquín de Luz, con la música del ‘Bolero del Ravel’ interpretada por el gaitero gallego Carlos Núñez. Junto con algunos bailarines del BNE, grabamos un vídeo bailando cada uno en su casa y propusimos a nuestros seguidores en todo el mundo que hicieran lo mismo. La acogida ha sido increíble. Han llegado vídeos desde Japón, China, Ucrania, México, Alemania, Argentina y hasta de Isla Reunión.
Rubén se encuentra, en la actual tesitura con el compromiso de dirigir desde el confinamiento al Ballet Nacional…
¿Qué supone este parón para el BNE?
Supone muchos cambios en el proyecto actual, el presupuesto y la forma de trabajo, y ahora mismo, un esfuerzo para ponerlo todo a punto y seguir desarrollando las ideas o proyectos que teníamos.
Planes que se hayan perdido o retrasado.
De momento no hemos perdido ningún plan, pero sí hemos tenido que retrasar giras en Las Palmas de Gran Canaria, San Petersburgo, Pamplona y Águilas con el nuevo espectáculo estrenado en el Festival de Jerez justo antes del confinamiento.
¿Se podrá recuperar al cien por cien todo lo perdido?
No siempre es posible encontrar una nueva fecha, bien porque cuando el teatro tiene un hueco en su programación el BNE ya tiene otra gira comprometida, o porque se trata de festivales anuales. Las giras que no se puedan retrasar serán una oportunidad perdida pero, poco a poco, intentaremos seguir trabajando y recuperar la normalidad. Aunque, por lo que las autoridades sanitarias están anunciando, los espectáculos escénicos van a reducir el número de asistentes, al menos durante este año, por lo que la situación no va a ser al cien por cien la misma para el sector que antes de la pandemia.
¿Qué tiene que hacer ahora la danza para no quedarse atrás en la recuperación?
Como en todas las artes escénicas, la danza se enfrenta a una desgracia y es importante que todos -bailarines, coreógrafos, representantes, técnicos, festivales, tablaos, conservatorios, escuelas privadas, salas de fiestas...- estemos unidos para poder ir desarrollando un plan de trabajo y ayudarnos unos a otros, lo que históricamente ha sido difícil de conseguir.
¿Cómo saldrás de esta crisis? Con más ánimo o con dudas para continuar el camino.
Yo creo que de esta crisis saldremos muy reforzados y mucho más fuertes de lo que somos. Como vamos a pasar por etapas tan complicadas, vamos a aprender mucho de esta desgracia y apreciar más lo que teníamos.
La normalidad absoluta no existirá; habrá cambios en todos los trabajos
¿Sigues en contacto con los bailarines?
Claro. Además de mantenerles informados, hemos realizado coreografías conjuntas para difundirlas con motivo del Día de la Danza. También estoy pendiente de cómo se encuentran ellos y sus familias y de lo que cada uno hace en sus redes sociales para aportar un poquito de arte y calor en estos momentos.
La primero que harás cuando esto termine.
Entrar a las salas de baile de la sede del BNE e intentar que todo el mundo se sienta arropado y haga un gran trabajo. Volver a la rutina, aunque esta sea una rutina diferente.
¿Volveremos a la antigua normalidad o será una nueva normalidad lo que nos espera?
Es difícil volver a la normalidad absoluta. En estas primeras fases tendremos, lo primero, que acostumbrarnos a trabajar de otra manera. La normalidad absoluta no existirá; habrá cambios en todos los trabajos.
¿Cómo lo lleva el BNE?
Aunque los bailarines y el resto del equipo del BNE están impacientes por saber cuándo y cómo volveremos, y preocupados por cómo se seguirá el protocolo de sanidad, están tomándolo con paciencia.
Tus proyectos al frente del BNE.
Los proyectos que voy a llevar a cabo en toda mi etapa como director están divididos entre la recuperación del patrimonio del BNE; la creación de nuevos espectáculos, que incorporen nuevos coreógrafos, intérpretes, músicos y compositores; y la recuperación de espectáculos no estrenados en el Ballet Nacional, pero que han hecho historia en la danza española, como hemos hecho con ‘De lo flamenco’, de Mario Maya. Mi proyecto al frente del BNE es que se convierta en el templo de la danza española, para que sea el corazón y los pulmones de todo coreógrafo que quiera experimentar y para formar a grandes bailarines nuevos.
Es tan amplio el abanico de los bailarines de danza española que nos hace únicos en el mundo
¿Qué nivel de baile hay en España?
Es muy alto a nivel mundial. No solo tenemos una gran técnica clásica, sino que bailamos escuela bolera, tocamos un instrumento, bailamos danza estilizada, folclore y flamenco, muchos de nosotros estamos especializados en danza contemporánea. Es tan amplio el abanico de los bailarines de danza española que nos hace únicos en el mundo.
¿Hay cantera?
Hay una gran cantera detrás de nosotros. Hay una generación muy importante que viene muy fuerte. No solo grandes bailarines, sino grandes creativos, porque han tenido que ir haciéndose solos con sus propios proyectos desde muy jóvenes. El motivo es porque no existen tantas grandes compañías como quizás había antes, ni trabajos en compañías institucionales o privadas grandes, ni tantos proyectos donde ellos puedan desarrollarse. Hay una cantera que va a dar mucho que hablar en la danza.
¿Qué le falta a la danza y al baile español?
Yo creo que lo que le falta a la danza española, o a la danza en general, es la unión, el respeto por el trabajo de los demás. Ahora mismo estamos en un momento en el que estamos mucho más unidos y poco a poco estamos consiguiendo esa unión que nos faltaba. A ver si dejamos de mirar solo por uno mismo y miramos por la danza española en general.
Por último ¿qué prefieres bailar o dirigir o coreografiar?
Cuando uno tiene las tres ramas, disfruta mucho de las tres. Disfruto dirigiendo porque lo hago a través de la comprensión. Me preocupo de saber la personalidad del bailarín y de todos los artistas que tengo delante para sacarle el máximo partido. Soy una persona que dirijo escuchando lo que me tienen que contar ellos para poder dirigirlos mejor. Coreografiando disfruto mucho en todos los estilos, porque es un camino artístico muy abierto que va de la mano con bailar. También disfruto expresándome con mi baile, con mi danza y con mi movimiento corporal en el escenario y fuera del escenario, con lo cual no podría elegir uno. Aunque en cada momento, con la edad, vamos dejando algo atrás. Poco a poco iré saliendo menos al escenario, coreografiaré todo lo posible y me quedará la dirección. Pero los tres caminos son maravillosos.
Rubén Olmo, un bailarín, un artista, un hombre de la danza, que tiene que ajustar su pasión entre cuatro paredes de su casa hasta que pueda dar rienda suelta a su amor por el baile y lograr ese gran sueño: dirigir el BNE…
Esperemos que sea pronto…