La historia de Peugeot Motocycles está llena de hitos empresariales: desde el nacimiento, en 1810, de la compañía matriz en un viejo molino francés convertido en fundición, hasta su apertura actual a nuevos e incipientes mercados para una marca europea, como son China, Tailandia, Australia…
Ponerse a los mandos de un scooter de Peugeot Motocycles proporciona unas extraordinarias sensaciones de dominio, confort, seguridad y libertad que, junto a sus innovadores recursos tecnológicos, invitan a pensar que estas máquinas se han saltado el presente para poner el futuro a nuestro alcance. Sin embargo, es el efecto de más de dos siglos de éxito empresarial el que circula por las venas de estos vehículos y los convierte en unos ingenios únicos en el mundo. En más de dos siglos de existencia, las actividades de esta marca pionera han conseguido convertirla en toda una joya de la industria francesa.
La historia de la empresa arranca en 1810 con la creación de Peugeot Frères, cuando Jean-Pierre y Jean-Frédéric Peugeot se decidieron a fabricar acero en un molino transformado en fundición para producir cintas para costura y hojas de sierra y resortes para relojería. Ya en 1825, los Peugeot construyeron la fábrica de Valentigney, que en la actualidad es el domicilio social de Peugeot Motocycles y donde se ubica la cadena de montaje del vanguardista Peugeot Metropolis, del tecnológico Peugeot Pulsion, así como del nuevo modelo eléctrico de la marca, el Peugeot e-Ludix. En este lugar es donde arranca la leyenda de una marca que en 1890 consiguió universalizar sus creaciones con el lanzamiento del primer vehículo Peugeot Tipo 2, que se convirtió en todo un acontecimiento mundial.
Tan sólo ocho años después de su establecimiento como Peugeot Frères, nació la Société Anonyme des Automobiles Peugeot, centrada en la producción de automóviles. Los hijos de Peugeot Frères continuaron con las producciones tradicionales (motos, bicicletas, herramientas, etc.), mientras que la nueva sociedad quedó en manos de Armand Peugeot. Esta situación se mantuvo hasta 1920, cuando volvieron a asociarse para crear la Société Anonyme des Automobiles et Cycles Peugeot. Desde entonces, todas las producciones pertenecen a la misma entidad.
A mediados del siglo XX, sólo la producción de Peugeot Cycles ya contaba con 3.500 empleados, que dotaban a la moderna fábrica de Beaulieu de una capacidad productiva de 220.000 vehículos. Todos ellos contribuyeron a forjar una leyenda que no dejaría de dar alegrías a esta mítica empresa francesa y a los aficionados a las motos de todo el planeta. Antoine Peugeot, que falleció en 2002, fue uno de estos apasionados y el impulsor de las motos de ‘gran potencia’ que consiguieron forjar su nombre en pruebas deportivas tan importantes como el Bol d’Or, una carrera de motociclismo de velocidad que se disputa en Francia desde el año 1922. Esta legendaria prueba de 24 horas de duración, en la que las motos de Peugeot consiguieron la victoria repetidamente, aún forma parte del Campeonato Mundial de Motociclismo de Resistencia y es una de las pruebas más prestigiosas de la disciplina.
En cualquier caso, el peso de su pasado nunca ha impedido a Peugeot Motocycles mirar hacia el futuro en busca de nuevas metas, como cuando en 2019 abrió su primera flagship en Niza (Francia), una continuación de los espacios 100% filosofía de marca que se inauguraron, nueve años antes, con la apertura del Peugeot Avenue Paris, un espacio de 300 m² situado en el centro de la más hermosa avenida de la capital francesa, los Campos Elíseos, y que presenta los valores de la marca y su apuesta por la gama alta. Allí, los concept cars, los vehículos míticos y los modelos de serie, tanto de cuatro como de dos ruedas, disponen de un escenario propio en el que contar sus historias.
Asimismo, la irrupción de Mahindra como nuevo protagonista de esta historia de éxito empresarial se considera, igualmente, todo un hito. Esta asociación con el fabricante indio hizo posible una mayor internacionalización de Peugeot Motocycles, como la apertura a nuevos mercados incipientes como China -donde se vendieron más de 9.000 Peugeot Django solo en 2019-, Tailandia o Australia, entre otros, y abrió una nueva vía a futuros proyectos capaces de dar continuidad a más de dos siglos de historia y éxitos llenos de pasión y desafíos tecnológicos.