Con sus temperaturas agradables (también en otoño e invierno) y sus cielos habitualmente azules (también en esta época, el Algarve es el destino de Portugal perfecto para disfrutar de una escapada de naturaleza en estos meses. Y una forma muy recomendable de hacerlo es en bicicleta. Una experiencia no sólo apta para aficionados muy en forma: también es una opción altamente recomendable disfrutar en pareja, familia o con amigos, de forma más pausada y lúdica.
Y es que el sur de Portugal combina gran diversidad de paisajes, pueblos con encanto, patrimonio cultural y por supuesto natural, con una proliferación de rutas ciclistas: recorridos variados y de diferente longitud y niveles de dificultad, para hacer en una o varias etapas.
Ecovía del Litoral, para los amantes del Atlántico
Bici, playa, acantilados, miradores y pueblos costeros. Y todo esto durante 214 kilómetros. La Ecovía del Litoral atraviesa el Algarve por su costa, conectando, de este a oeste, Vila Real de Santo António con el Cabo de San Vicente.
Pedalada a pedalada se van descubriendo desde las ciudades más animadas del Algarve a poblaciones llenas de historia o pueblos pesqueros. Nombres propios como la rayana Vila Real de Santo António, la singular Cacela Velha, Tavira, la histórica Olhão, la dinámica Albufeira, la turística Portimão, Lagos o Sagres con su fortaleza.
También la ruta va dando paso a espacios naturales protegidos como la desembocadura del Guadiana, el parque natural de ría Formosa o el del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina. Todo el litoral está repleto de numerosos arenales de enorme belleza, calas, acantilados y lagunas que atraen a numerosas especies de aves. El recorrido culmina en el mítico cabo de San Vicente.
Ruta Vicentina, entre el mar y la montaña
La Ruta Vicentina es un sendero de Gran Recorrido que supera los 400 kilómetros y que integra ocho rutas circulares y dos lineales de varias etapas: el sendero de los Pescadores, que va junto a la costa y es completamente peatonal, y el Camino Histórico, adecuado también para bicicletas de montaña.
Casi un centenar de kilómetros de este Camino Histórico transcurren por el oeste del Algarve, conectando Odeceixe con el cabo de San Vicente y pasando por localidades como Aljezur, Arrifana, Carrapateira o Vila do Obispo. Son pueblos y ciudades de calles adoquinadas y con un patrimonio acorde a su pasado, entre el que destacan, sobre todo, sus iglesias.
La ruta deja atrás los núcleos urbanos para adentrarse en caminos usados desde hace siglos por viajeros, vecinos y peregrinos que van mostrando paisajes marítimos y serranos, donde predominan los tonos verdes y azules. Cada pocas pedaladas aparece una nueva escena, algunas relacionadas con oficios tradicionales como el de los corcheros que aprovechan las grandes extensiones de alcornocales de este territorio o pastores con sus rebaños de ovejas. El colofón de la ruta es el cabo de San Vicente, famoso por sus puestas de sol sobre el Atlántico.
Por las sierras del interior en la Vía Algarviana
Con una longitud de unos 300 kilómetros, la Vía Algarviana conecta Alcoutim, en la frontera con España, con el cabo de San Vicente y atraviesa sobre todo paisajes de interiorGran parte de la ruta es apta para bicicletas, aunque muchos tramos del recorrido están recomendados tan solo para aquellos ciclistas acostumbrados a pedalear. Y es que los desniveles de la sierra algarvía son exigentes.
Los que se atrevan con ellos van a descubrir un territorio poblado por bosques de pino y alcornoque, montañas y cumbres míticas como las sierras de Caldeirão y Monchique y el pico de Foia y los paisajes litorales de la Costa Vicentina.
Un Algarve serrano y rural, salpicado por pequeñas aldeas remotas y poco habitadas, aunque muchas de ellas cuentan con restaurantes y alojamientos donde disfrutar de la gastronomía local y descansar después de cada etapa.
Para aquellos que tengan ganas de seguir pedaleando, la vía Algarviana conecta en Alcoutim con la Gran Ruta del Guadiana.
Guiados por el río en la Gran Ruta del Guadiana
Como su nombre indica, el río Guadiana va marcando el camino a la Gran Ruta del Guadiana que une, de norte a sur, las localidades de Alcoutim y Vila Real de Santo António. Son en total 65 kilómetros adecuados para recorrer a pie o en bicicleta.
A lo largo del trayecto se atraviesan varias aldeas y pueblos lusos donde se mantienen oficios y tradiciones ancestrales, ligados tanto al mar como a la montaña, como el de los pastores, los pescadores, los artesanos o los salineros.
Son lugares como Alcoutim con sus casas blancas, su fortaleza del siglo XVI y su ermita de la Concepción, la villa de Castro Marim con su imponente castillo con vistas hacia campos y salinas o pequeñas freguesías como Odeleite, famosa por su gastronomía, o Azinhal, reconocida por sus dulces.
El patrimonio histórico y cultural de esta orilla del Guadiana compite con la belleza de sus paisajes que combinan sierra, ribera y costa. Destacan espacios como la reserva natural de Sapal, hogar de numerosas especies de aves, o las salinas de Castro Marim.
Por carreteras perdidas
Aquellos que prefieran rodar por el asfalto, el Algarve pone a su disposición 41 rutas de carretera. Son más de 4.000 kilómetros que discurren por vías poco transitadas y que pasan por algunos puntos emblemáticos de la región.
Estas rutas ciclistas se distribuyen en tres zonas: este, centro y oeste y están divididas en cuatro niveles según su dificultad. Para clasificarlas se han tenido en cuenta aspectos como el desnivel y la distancia. Ocho de ellas recorren puertos y están especialmente indicadas para ciclistas experimentados que busquen entrenamientos más específicos.