A mediados del mes de septiembre comienza uno de los fenómenos de la naturaleza ibérica más impresionantes. Se trata de la berrea, también conocida como brama. La lucha que llevan a cabo los ciervos machos para marcar el terreno y obtener las hembras que luego fecundarán. Hasta mediados de octubre, en los montes y dehesas estallan los combates entre los aspirantes a perpetuar su simiente, a los que acompaña el sonido gutural que emiten estos ungulados para amedrentar a sus oponentes.
Como en tantos otros rituales de cortejo, la naturaleza establece la berrea como herramienta para asegurar que los mejores ejemplares de la especie sean los que se reproducen. De esta forma, se amplían las posibilidades de supervivencia de toda la especie gracias a una selección genética natural. Así, el derecho a quedarse con las hembras pertenece solo a los machos ganadores, que llegan a establecer grupos muy numerosos.
El espectáculo que nos brinda la berrea es posible gracias al sector de la caza. La explotación cinegética del ciervo es la que permite asegurar que, año tras año, los venados adquieran una visibilidad y una sonoridad merecedoras de la organización de avistamientos específicos a lo largo de toda nuestra geografía. El turismo de interior es una de las vías de desarrollo de la principal actividad económica española. A las puertas del otoño, con los primeros bramidos de los cérvidos llega la ansiada afluencia de visitantes. Esto representa un balón de oxígeno para los tejidos económicos de los pueblos y aldeas que pueden explotar este recurso.
Principales áreas donde disfrutar un espectáculo natural
En las zonas donde se encuentran estos animales, un sencillo recorrido por las carreteras que las transitan nos puede permitir encontrarnos con este impresionante espectáculo natural. Además, hay lugares emblemáticos que son espacios públicos donde la berrea siempre está asegurada, como pueden ser el Parque Natural de Monfragüe, Parque Nacional de Cabañeros o Sierra de la Culebra.