Pocos viajeros han tenido la oportunidad de admirar los magníficos paisajes de montañas y glaciares que recorren el norte de Pakistán, considerados los más hermosos del Sistema de los Himalayas. Coincidiendo con su 20º aniversario, la agencia Mundo Amigo propone –desde el 27 de septiembre al 21 de octubre- descubrirlos, gracias a un insólito y exclusivo viaje –que muy pocas agencias comercializan- en el que se podrá recorrer la llamada Autopista del Karakorum, con un trazado de 1.200 kilómetros que se prolonga a lo largo del río Indo, recordando el camino de los comerciantes que antiguamente conectaban el Catay –China- con Occidente a través de la Ruta de la Seda, utilizada por los comerciantes budistas.
Una increíble ruta que transita por imponentes bosques y puertos desolados, en la que se bordearán gargantas encajadas en pleno corazón de extensiones desérticas y que desvelarán picos elevados, como el Nanda Parbat, la llamada ‘montaña asesina’ que resalta el horizonte de cumbres nevadas. Un trayecto donde convergen oasis opulentos y aguas cristalinas, como las de río Gilgit, que reflejan los picos de las tres cadenas montañosas más altas del mundo. Unos paisajes, en definitiva, desproporcionados donde los grupos étnicos viven en asombrosos pueblos.
El viaje arranca al oeste de la Autopista de Karakorum, en el llamado país de los Kalash, descendientes, dice la leyenda, de los soldados de Alejandro Magno, cuyas tropas pasaron por estos remotos valles en su camino hacia la India. Posteriormente, el trayecto recorre la parte oriental del norte del país para alcanzar la región de Hunza, visitando, además, los grandiosos paisajes dominados por la propia cordillera Karakorum, donde se podrá intentar descubrir el secreto de los sus habitantes, los Hunzakut, que gozan de una longevidad que ni la ciencia misma se explica. Más tarde, ya cerca de la frontera china y al sur del K2, la segunda montaña más alta del mundo, se alcanzará el Baltistán, el "Pequeño Tíbet", denominado así por su interés geográfico y humano.
En la cuenca del Indo, se podrá conocer el Pakistán actual, un extraordinario crisol de encuentros entre civilizaciones. Una visita que arranca en Mohenjo-Daro. Construida en ladrillo de adobe 3.000 años antes de nuestra era, esta ciudad fue testigo de un urbanismo planificado cercano al mundo mesopotámico. De allí, el viajero se trasladará a Taxila, urbe sometida a las influencias persa, helenística y de Asia Central, que fue sede de una universidad budista donde floreció el arte greco-búdico. La llegada del Islam modificó sensiblemente el tablero y jardines, tumbas y mezquitas maridaron felizmente la tradición persa y mogol. Además, durante el trayecto se podrá visitar ciudades como Lahore, Multan y Uch, y contemplar allí la unión de las tradiciones persa y mogol, o Thatta y Chaujandi, que dan fe de un arte local fecundo.