El agua ha tenido un papel fundamental a la hora de conformar la riqueza paisajística de cada territorio. Sin embargo, en la provincia de Burgos, este elemento ha sido especialmente significativo a la crear el territorio, hasta el punto de dar lugar a impresionantes miradores desde lo que contemplar la naturaleza.
Ya sea en las norteñas Merindades, en Bureba o bajando al sur hasta la Ribera del Duero, esta provincia puede ´presumir´ de ofrecer al visitante las mejores perspectivas desde las que fotografiar la naturaleza. Estos son algunos de los miradores más característicos.
Cañón del Ebro, rienda suelta a la naturaleza
Un escenario eminentemente calizo recibe al viajero que se adentra en al Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Son formas a las que el río Ebro y sus afluentes han ido modelando con el curso de la historia, dando lugar a un paisaje formado por diferentes alturas. La espectacularidad formada por gargantas y desfiladeros, por cañones y hoces cobra especial relevancia en la parte más alta del Cañón del Río Ebro.
Un paisaje que cae al vacío, en algunos casos, hasta los más de 200 metros de profundidad en un espectáculo de diversidad, que cuenta con rutas señalizadas para senderistas. Buitres, águilas reales halcones peregrinos conviven en uno de los hábitats de mayor valor ecológico de toda la península ibérica.
Arija, escenario de aves migratorias
Para los que vayan buscando un termómetro más moderado en el interior, el entorno del Embalse del Ebro, en Arija, es una excelente opción para unas vacaciones 360º. Un enclave que ofrece todo lo que una familia con niños busca en el período estival.
Desde una playa fluvial de aguas cristalinas, hasta rutas senderistas con las que descubrir el pasado románico de la provincia, sus diferentes zonas pasiegas o joyas patrimoniales como el Monasterio de Montes Claros.
Pero sin duda, uno de sus mayores atractivos reside en el avistamiento de aves. Su rico entorno natural ha llevado a este lugar a convertirse en lugar de paso de diferentes especies migratorias y acuáticas. Este lugar, declarado Reserva Natural, es un entorno perfecto para avistar desde las alturas a colonias de cigüeñas blancas, patos o garzas.
En el entorno, Monte Hijedo es uno de los bosques atlánticos más grandes y mejor conservados de España. Hayas, robles, acebos, pinos y tejos rodean al viajero que apuesta por este lugar, que también puede divisarse desde las alturas realizando actividades de escalada, realizando rutas en mountain bike o, al caer la tarde, disfrutando de un vuelo de cometas.
El Salto del Nervión, ´un paisaje en caída libre´
La vista se pierde en los casi 300 metros de altura del que es el mayor salto de agua de nuestro país. Aunque en verano el Salto del Nervión no tiene agua o presenta apenas un hilo de agua, el paisaje que rodea este mirador es otro de los más sobrecogedores de la península ibérica.
Una ruta de senderismo en torno al Desfiladero de Delika recorre la zona, coronada por un mirador en la parte más alta de la cascada. Hayas, encinas, tejos e inmensas praderas naturales forman un juego de colores en función de la estación, en un paraje donde también es frecuente observar a una fauna compuesta por águilas y buitres leonados, lobos, corzos, jabalís y nutrias. La zona es perfectamente accesible en coche, con el que circular hasta el antiguo refugio, a partir del cual hay unos dos kilómetros hasta el mirador.
Balcón de la Bureba, ´un alto entre sierras´
Hay que llegar hasta el entorno de Poza de la Sal, pueblo de Félix Rodríguez de la Fuente, para vivir en primera persona las vistas desde las famosas ´parameras´ a las que dio fama el naturalista burgalés. Al pie del Páramo de Masa se encuentra su pueblo natal, rodeado por las salinas en las que transcurrieron una buena parte de sus documentales televisivos.
En unos días en los que las salinas han vivido un protagonismo especial rememorando aquellos días en los que los trabajos de extracción de este ´oro blanco´ se hacía a mano, puede ser un marco especial visitar las vistas que tan bien exportó Félix Rodríguez de la Fuente.
Aunque son muchas las zonas altas que rodean a las salinas, hay dos que destacan por su altura y por los sucesivos homenajes que le han dedicado al naturalista. Uno es el del Portillo de Busto, mirador que Félix Rodríguez de la Fuente mencionó en no pocos de sus reportajes. El otro es el mirador donde se erige la estatua del ´embajador de Poza´, una efigie en mármol donde aparece con el famoso lobo al que dedicó numerosos reportajes. Un homenaje que le dedicó el equipo de Cuarto Milenio a él y a su ´eterno´ programa: ´El Hombre y la Tierra´.
Ribera del Duero, vista desde las alturas
En las inmediaciones de Lerma, hay un mirador que es toda una ´oda´ al pasado. En lo que en su día fue un depósito de agua en Torresandino, el ayuntamiento de la localidad ha construido un mirador en el punto más alto de la villa, en concreto en el cerro de su castillo.
Este lugar, en desuso en los últimos años, es toda una oportunidad para divisar con prismáticos las especies animales y vegetales del sur de la provincia de Burgos. La Ribera del Duero cuenta con numerosas rutas senderistas que recorren el curso del río y su paisaje de viñedos, muchos de ellos divisables desde este mirador.
Un ´balcón´ heredero del espíritu medieval que reinó en su día, y germen del pueblo de Torresandino. Para todos los viajeros interesados en visitar este lugar, un aula ofrece también información didáctica sobre la flora y fauna de la Ribera del Duero, así como el clima, geología e historia de Torresandino.
Lagunas de Neila, avistando glaciares
En plena zona de la Demanda se encuentra la Sierra de Neila. Un conjunto montañoso que recibe al viajero rodeándolo de pinares hasta llegar al punto más alto, desde el que divisar las dos lagunas más importantes de este paraje natural: la Laguna Larga y la Laguna Negra. Esta última presume de ser el ´circo´ más grande y de formación más perfecta de todo el Sistema Ibérico. Unas vistas ´de lujo´, perfectas especialmente desde el Pico Mencilla o el Pico de San Millán, desde donde ´disparar´ el ángulo perfecto.
El viajero encontrará, justo al bajar la vista, las diversas formaciones glaciares que tanta fama han dado a estos paisajes. Un escenario donde las lagunas se van sucediendo conforme el paisaje se va haciendo más llano, y donde los prismáticos captarán la diversidad de fauna propia de este lugar: desde lobos, corzos y ardillas a ciervos, tejones y perdices.