¿Quién no sabe a estas alturas que en República Dominicana se encuentran algunas de las playas más impresionantes del planeta? ¿O que su capital, Santo Domingo, es una de las primeras ciudades fundadas en el Nuevo Mundo, dueña de un extraordinario legado histórico? Sin embargo, muchos se sorprenderán al descubrir que República Dominicana posee el único desierto del Caribe, un lago salado de 265 kilómetros cuadrados o una réplica del Cristo Redentor brasileño, y que en este destino se pueden contemplar de cerca cocodrilos e iguanas.
A continuación desvelamos 5 experiencias que podrás vivir en tu próximo viaje a República Dominicana para comprobar por ti mismo que cuanto decimos es cierto.
Surfea las Dunas de Baní
La península de Las Calderas, en la provincia de Peravia, alberga un tesoro natural de singular belleza que nunca esperaríamos encontrar en mitad del Caribe: el desierto de las Dunas de Baní, un fenómeno único en las Antillas. Su nombre oficial es Reserva Científica Monumento Natural Félix Servio Ducoudray, pero popularmente es conocido como las Dunas de Baní por proceder parte de sus arenas y sedimentos de la cercana desembocadura del río Baní. Este desierto -solitario y de apariencia inmutable, como todos los desiertos- se extiende unos 15 kilómetros en paralelo a la orilla del mar creando un inusual contraste. Aunque no muchos turistas se acercan a conocerlo, en los últimos años algunas empresas ofrecen la actividad de practicar sandboard en sus dunas. Sin duda, una nueva experiencia para los viajeros más deportistas.
Vive la aventura sobre 4 ruedas en buggy
Una de las atracciones turísticas novedosas que se ofertan en la zona de Bávaro/Punta Cana son las excursiones en buggy por el eco-rancho Flintstones Buggy Adventure, donde toda la electricidad es suministrada por paneles solares y energía eólica. Con este vehículo todoterreno es posible vivir la aventura de conducir campo a través, realizando rutas fuera de las vías públicas. Burros, vacas, caballos, ovejas… toda la fauna local nos saldrán al paso, mientras sorteamos la exuberante vegetación y las rocas. La excursión incluye varias paradas para visitar una espectacular cueva con enormes estalagmitas y estalactitas iluminadas, y para conocer un colmado típico en el que saborear un auténtico café dominicano.
Entre la sierra de Neiba y Bahoruco, en el suroeste de República Dominicana, se encuentra la Hoya del Lago Enriquillo, el más grande de las Antillas (265 km2), cuyo nombre se debe al cacique indígena Enriquillo. Este ecosistema es el hogar de una gran colonia de cocodrilos americanos, a los que podremos observar en su hábitat natural, junto a otros llamativos animales, como las iguanas rinocerontes. Como curiosidad cabe señalar que el Lago Enriquillo es el único ecosistema neo-tropical con tres categorías universalmente reconocidas: las de Parque Nacional, Humedal RAMSAR y Reserva de la Biosfera de la UNESCO. Y de camino a la mayor reserva de agua de República Dominicana –por cierto, agua más salada que la del mar-, se recomienda prever una parada para refrescarse con un chapuzón en algún cenote, como el balneario de Las Marías, en Neiba.
Asciende en un teleférico los 800 metros de la Loma Isabel de Torres
El Monumento Natural Loma Isabel de Torres está considerado como uno de los puntos ecoturísticos más atractivos para los visitantes en la región de Puerto Plata, en el norte del país. Posee el único teleférico del Caribe, el cual recorre una longitud de 2,7 kilómetros para elevarse hasta los 800 metros de altura de esta cordillera. Todo un paseo aéreo sobre la riquísima vegetación local, que incluye bosques costeros, ombrófilos, nublados, de hojas anchas y bosques “enanos”. Esta área protegida cuenta con cerca de 600 especies de plantas diferentes y un impresionante jardín botánico en la cima, además de una réplica de la estatua del Cristo Redentor.
Descubre los secretos del SUP en Cabarete
Los aficionados a los deportes acuáticos saben bien que SUP son las siglas de stand up paddle. Esta modalidad deportiva inventada en Hawai consiste en utilizar una tabla de surf a modo de barca y moverse sobre ella con ayuda de un remo. Quienes lo practican aseguran que es divertidísimo, pero que requiere un poco de técnica y habilidad. La primera se puede adquirir y la segunda practicar en Cabarete, la nueva meca de los deportes acuáticos en República Dominicana. Las aguas cristalinas y las playas de arena fina y blanca componen el escenario perfecto para que el aprendizaje se desarrolle en el marco más instagrameable que se podría imaginar.