Inaugurado en 1972 por Daniel Guerrero y su mujer Emilia y con cinco establecimientos en la actualidad (todos ellos en Madrid), el Horno de San Onofre es una de las pastelerías más míticas y queridas de la capital. Su fama y su buen hacer se apoyan en los más de 50 años de experiencia en el sector de su propietario, en una elaboración 100% artesanal y en el uso de los mejores ingredientes de proximidad y de temporada. Una pasión por la materia prima de calidad que ha motivado ahora la creación por parte de sus reposteros de dos nuevos dulces con manzanas Pink Lady®.
Cultivadas en Lleida y Girona, de forma respetuosa con el medio ambiente y siguiendo el ciclo natural del árbol, las manzanas Pink Lady® son el resultado del cruce entre las variedades Golden Delicious y Lady Williams. Son, por tanto, unas manzanas únicas en el mundo, que solo pueden encontrarse en el mercado desde octubre hasta comienzos de verano y que destacan por su particular dulzura, su seductor color y su riqueza de matices, entre los que resaltan los aromas a miel, vainilla, especias, rosa y cítricos. Unas características que las convierten en el ingrediente perfecto para repostería.
Dos dulces seductores
«Pink Lady®», asegura el equipo de San Onofre, «nos fascina por su peculiar morfología: es ácida en su medida correcta, tersa pero fácil de comer y es rosa, como nuestra imagen. Además, el delicado cuidado con que es tratada desde la tierra hasta llegar al obrador la distingue de cualquier otra fruta». Por ello, afirman, «nos hemos inspirado en su sutileza y delicadeza para crear un macaron de merengue de almendra seca que, al contacto con el cremoso de manzana, resulta un bocado delicioso y elegante».
Para la creación del segundo postre, los pasteleros se han sumergido de lleno en la estación en la que nos encontramos: «el invierno nos hace pensar en el calor de una chimenea con buen tiro y algo caliente y rico que nos aporte la energía necesaria para enfrentarnos al frío». El resultado es un hojaldre relleno de compota de manzana Pink Lady®, no muy dulce y para tomar en caliente redescubriendo los sabores de la infancia, «aquellos que nos recuerdan a nuestras abuelas y sus esmerados y cariñosos postres».