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Descubre la historia de amor gastronómico entre madame y Monsieur Sushita

Redacción | Jueves 17 de enero de 2019

Recopilar los platos más identificativos de varios lugares del mundo en honor al trabajo iniciado por ella un año atrás. Esa fue la promesa que el restaurante Monsieur Sushita le hizo a su alter ego “femenino”, restaurante Madame Sushita, cuando el primero abrió sus puertas hace ya tres meses. Una historia de amor gastronómico que ha derivado en una carta con lo mejor de cocinas tan de moda como la japonesa, la marroquí, la peruana, la tailandesa o la hawaiana, y que conforman el mejor plan para un San Valentín único

Historias de amor hay muchas: literarias, cinematográficas, teatrales, laborales… y, por supuesto, gastronómicas. Eso es lo que ha buscado el Grupo Sushita cuando abrió, hace poco más de tres meses, el exitoso Monsieur Sushita (Velázquez, 68 -Madrid-), un local exclusivo en su concepción y filosofía que buscaba ser el contrapunto de otro de los grandes restaurantes del grupo, Madame Sushita (Paseo de la Habana, 15 -Madrid-).

La historia es, cuanto menos, especial, tanto en cuanto es imposible darle género a un restaurante, pero en cuanto se ven las cartas de uno y otro local, cualquiera puede darse cuenta de que son genuinamente complementarios, y que Monsieur Sushita no es más que el refrendo “a lo grande” del trabajo que un año antes inició Madame Sushita para reunir los platos más famosos y de moda de las cocinas del mundo.

Por lo tanto, la filosofía en sí de ambos establecimientos invita a pasar en ellos una fecha tan señalada con es San Valentín, ya que esta bonita historia de amor gastronómico no ha hecho más que empezar:

Madame Sushita es sofisticada y ligera, aunque contempla platos “rockeros” propios de los restaurantes punteros de algunos de los barrios gastronómicos más pioneros a nivel internacional como el Soho neoyorquino, el Shibuya tokiota o el Hackney londinense.

En su carta, platos tan exquisitos como las creaciones a base de pastas frescas con harina orgánica (de uva roja o de tinta de calamar), el trío de ceviches de atún, lubina y pez limón, el tataki de solomillo al carbón con papas y mojo picón, suculentos maki rolls –entre los que destacan el King Crab (cangrejo real) y el Black Cod (bacalao negro) y, por supuesto, no pueden faltar algunos de los platos más emblemáticos del Grupo Sushita: rollitos de pato crujiente con salsa Housin, tempura de gambón rojo al chile dulce o el nigiri de huevo de codorniz con chanquetes, entre otros.

Una carta moderna que se puede degustar en un local muy “Madame”, inspirado en los estándares de decoración de 1867, cuando Japón participó en la Exposición Universal de París, creando una fuerte atracción entre Oriente y Occidente. Destacan las grandes estanterías rojas que presiden la entrada, llenas de libros evocadores de clara inspiración oriental, y las paredes con motivos vegetales y de Art Noveau.

Por su parte, Monsieur Sushita es más rudo, en el sentido de que intenta aglutinar todas sus experiencias culinarias alrededor del mundo en una sola carta, pero como eso difícil, ha preferido diseñar todo un festín gastronómico único y singular seleccionando manjares de lugares tan lejanos como Casa Blanca (Marruecos), Cuzco (Perú), Phuket (Tailandia), Waimanalo Beach (Hawai) o su favorito, la mítica lonja tokiota de Tsukiji (Japón).

En este sentido, en su carta se pueden encontrar platos como el tajine de cous cous con King prawns, la pastela de pato confitado con coulis de manzana, pokés de atún y salmón, la pasta fresca Mien con gambón y curry rojo o, incluso, pimientos de Padrón con salsa miso. Por supuesto, también están incluidos algunos platos estrella del Grupo como la torre de gambones en tempura sobre maki de espárragos y aguacate, el maki roll de foie micuit braseado con anguila, la pizza crujiente de atún con láminas de trufa o el nigiri de huevo de codorniz con chanquetes, entre otros.

Una carta que combina sabores intensos con bocados más delicados en un establecimiento creado bajo influencias africanas, europeas y asiáticas. Las lámparas que reciben al comensal son piezas únicas de cristal de Murano y provienen del antiguo Café de Nápoles, en Positano, la mayoría de los muebles y apliques son piezas únicas compradas en el sur de Francia y en mercados tradicionales de Tokio, y el suelo ha sido también realizado de manera artesanal por artesanos de Marrakech.

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