TURISMO NACIONAL

Disfrutar de unas excelentes fiestas navideñas en Navarra

Feria de Navidad
Redacción | Miércoles 26 de diciembre de 2018

Si hay un momento en el que Navarra saca a las calles su tradición de norte a sur, es, junto con el 6 de julio (pistoletazo de salida de los Sanfermines), la llegada del Olentzero a Pamplona y a muchos de sus pueblos. Desde el valle del Baztán hasta la Ribera, la Comunidad Foral vive la Navidad con un arraigo que deja huella en los visitantes que se animan a pasar en Navarra estos días de fiesta. Unas fechas regadas con pacharán y platos tradicionales navideños como el cardo o la leche de almendra, con el auténtico Espárrago de Navarra (I.G.P.) y sus vinos cada vez más reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras.

El carbón del Olentzero tiñe de tradición la tarde del 24 de diciembre

Navarros de todas las edades inundan el centro de Pamplona y los diferentes pueblos de la mitad norte de Navarra para vivir una de las tradiciones más esperadas. Olentzero, con su boina, su pipa y sus abarcas, es esperado durante todo el año en Navarra para dar comienzo oficial a la Navidad en esta tierra. Unas veces solo, otras acompañado de Maridomingui, pastora que según la tradición vive en un caserío cerca del mítico carbonero, baja desde el monte hasta las calles del centro con su saco lleno de carbón y regalos.

Es el “Papá Noel” de los navarros, el personaje que desde hace siglos envuelve de espíritu navideño el territorio foral. Representante del solsticio de invierno, con él llegan esos días junto al fuego, de villancicos, de turrón y regalos, de reencuentro con la tierra. Además de en Pamplona, localidades como Lesaka en el Valle de Baztán, Isaba, Alsasua, Sanguesa o Estella sacan al barbudo personaje vestidos de pastores o caseros, con chaleco de lana, abarcas, pañuelo de cuadros y boina.

Los txistus ponen la banda sonora a este desfile que en algunos casos tiene por protagonista a una persona real y en otros a un muñeco de cartón, pero que siempre da vida al sonriente carbonero al que acompaña una multitud de niños y niñas también ataviados con el traje de pastores y zanpantzares (personajes tradicionales de la cultura navarra que anuncian la llegada del Carnaval). En Lesaka, la tradición del Olentzero se vive de una manera especial, ya que por la mañana tiene lugar el concurso para elegir al carbonero que por la tarde será el protagonista de la cabalgata. Junto a Lesaka, localidades como Elizondo o Bera de Bidasoa se convierten en puntos donde la tarde del 24 se recibe al mítico carbonero. Pueblos llenos de encanto situados en el Valle de Baztán donde pasar unas Navidades de lo más auténticas.

Unas fechas llenas de folklore desde Pamplona

Infinitas casetas de madera inundan la plaza del Castillo desde el 14 de diciembre al 6 de enero con la Feria de Navidad. Son rincones que homenajean a la gastronomía navarra, con el queso del Roncal, las famosas Rocas del Puy de Estella, el cardo, los pimientos del piquillo de Lodosa o las tradicionales garrapiñadas como protagonistas de un auténtico espectáculo para los sentidos para todo aquel que se anima a visitarlas. Artesanos y productores llegados de cada rincón de la comunidad foral trasladan sus oficios hasta el corazón de Pamplona, donde muestran los resultados y el buen hacer de su día a día. Madera, metal, cuero, textil y libros acompañan a la muestra de productos gastronómicos que año tras año atrae hasta la capital navarra a miles de visitantes.

Unos días antes, la Plaza de Toros de Pamplona acoge su propia Feria de Navidad, también con artesanía, complementos y por supuesto productos gourmet con los que completar los últimos apuntes de los menús navideños que se acercan.

Son días dedicados a los más pequeños de la casa, a los que regalarles momentos inolvidables en los campamentos de Navidad de Navipark. Un lugar donde los niños pueden dar rienda suelta a su energía, con diferentes actividades como puzzles gigantes, hinchables, pista de trineos, piscina de bolas, barcas y talleres que tendrá lugar del 26 de diciembre al 4 de enero en el Recinto Ferial de Navarra. Dirigido a niños de entre 3 y 14 años, el espacio abre desde las 11 de la mañana hasta las 20 horas de la tarde.

Para los que opten por vivir una tarde con filtro cultural, un año más la Escuela Navarra de Teatro llena la Navidad pamplonica son su producción para los más pequeños. Del 26 al 30 de diciembre y del 2 al 6 de enero, los niños podrán disfrutar del arte sobre las tablas y degustar el típico chocolate con bizcocho durante el intermedio.

Un calendario repleto de planes para todos, que tiene también su cita con la música más actual para las noches de Navidad. Del 25 de diciembre al 4 de enero, Zentral se llena de música indie – pop con los directos de Novedades Carmina y Angel Stanich (25 de diciembre), Nacho Vegas (28 de diciembre), Yung Beef (29 de diciembre), Delorean & Oreka Tx (30 de diciembre) y el Niño de Elche + Cristina Rosenvinge (4 de enero). Pamplona llega así a su tercera edición del Festival Santas Pascuas, en una clara apuesta por la música alternativa del panorama nacional.

Belenes vivientes, una tradición legendaria en la Ribera

Bajando al sur de Navarra, localidades como Peralta o Cortes reviven en primera persona el rito del Nacimiento, con visitantes llegados de todos los rincones de dentro y fuera de Navarra.

A menos de una hora en coche de Pamplona, Peralta se convierte el 29 de diciembre en escenario de algunos pasajes bíblicos. Cada 29 de diciembre, esta localidad de la Ribera navarra congrega cada año a unas 4.000 personas en torno al Belén Viviente en el casco antiguo. A las siete de la tarde, un recorrido de unos 800 metros discurre por las calles en torno a la iglesia de San Juan Bautista, hasta llegar al punto neurálgico del recorrido: el nacimiento con la Sagrada Familia. Un acto narrado por el párroco del municipio y representado por unos 400 voluntarios, que dan vida a escenas tradicionales que tuvieron lugar hace dos mil años: herreros, tejedores, trabajadores de la alfarería, molineros, costureros, boticarios… etc. El Belén Viviente de Peralta cuenta también con una sinagoga y el palacio del gobernador Quirino, donde antiguamente se ubicaba la lechería o el registro. Un acto donde no puede faltar la clásica degustación de chistorra navarra, chocolate o queso.

En Cortes, el Belén Viviente comienza poco después de comer del 30 de diciembre. A las 16:30, el pregonero anuncia que va a dar lugar el acto que se desarrolla en los jardines del castillo de Cortes. La guardia romana acompaña a la Virgen, San José y el Niño ante la llegada de los Reyes Magos. Un Belén a tamaño real al que dan vida conjuntamente lavanderas, pastores, herreros y personajes de la legendaria Belén de Judea. Unos 200 vecinos dando vida a 30 escenas y que este año cumplirá su decimocuarta edición.

San Adrián también es otro de los pueblos que va añadiendo años a su legendario tradicional Belén Viviente. Aunque llegó a las calles del municipio hace menos de una década, la representación del Belén suma ya 35 años. Una tradición que tiene lugar el 29 de diciembre e integrada por 200 voluntarios que lleva las calles de Judea hasta el centro de esta localidad ribera.

Platos de invierno con etiqueta ‘Gourmet’

Con una base esencial de verduras con Denominación de Origen, la despensa navarra puede presumir de contar con producto fresco todo el año. Pero con la llegada de la Navidad ciertos productos adquieren todavía si cabe más arraigo, llenando la mesa navarra de claros homenajes a la tierra.

Sin duda de entre todos los platos navideños que protagonizan la mesa en la Navidad Foral, uno de los protagonistas es el cardo a la Navarra. Un plato sencillo, compuesto por esta verdura que muchos lo asocian con la alcachofa en cuanto a sabor se refiere, y que se aliña con almendras o bien con tacos de jamón o tocino, harina y ajo. Aunque se consume durante todo el invierno, es tradición servirlo como uno de los primeros platos en Nochebuena.

Junto al cardo, los espárragos de Navarra llenan los aperitivos navideños en esta comunidad, bien sea simplemente con un buen Aceite de Oliva Virgen Extra, con mayonesa o con diferentes salsas elaboradas. Blancos o trigueros, los embajadores de la gastronomía navarra (Indicación Geográfica Protegida) son un auténtico manjar que, debido a su poca fibrosidad, pueden consumirse prácticamente solos una vez abierta la lata.

Para los segundos platos, el rey indiscutible para estos días es el cordero de Navarra. Bien sea variedad Lechal (sabor suave) o Ternasco (fuerte), este plato es además protagonista durante cualquier hito navarro que se precie.

Acompañante de cualquier plato navarro, el Queso del Roncal es otro de los imprescindibles en la mesa navideña en esta tierra. De sabor ligeramente picante y aroma inconfundible, es apto tanto como ingrediente de ciertos platos (patatas gratinadas al Queso del Roncal) como de postre maridado con membrillo.

Platos regados con el licor estrella de Navarra, el pacharán y sus diferentes variantes, así como con los diferentes tintos, rosados (claretes) o blancos (D.O.P. Navarra), con los que brindar por la tierra en unas fechas tan señaladas.

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