Nada hay más español que el tapeo, una costumbre ya adquirida por muchos otros países que tampoco la perdonan cuando se reúnen en un bar o restaurante, esperando la hora de comer. Aquí van algunas propuestas para acompañar con una cervecita o un buen vino y a precios muy asequibles, en este caso en Barcelona.
Hummus de chorizo
Un toque ibérico a la receta tradicional del hummus, servido con crujientes triángulos de pan libanés horneado en Bellako (Carrer de la Marina, 244. Barcelona). Sano, versátil e ideal para compartir, es un plato perfecto para comidas informales como es el tapeo, preparado con garbanzos triturados y especias al que se le añade el toque diferenciador del chorizo, por lo que su sabor es mucho más intenso. Se sirve acompañado de totopos crujientes.
Buñuelos de bacalao
Elaborados al estilo artesano y con un 70% de bacalao, es una de las tapas predilectas en Fishgon (Paseo de Sant Joan, 66. Barcelona), triplemente perfectos si además los acompañas con un buen laminado de alcachofas crujientes con mayonesa, jengibre y ají amarillo, o el ya célebre salmorejo de cerezas con langostinos (sin pan).
Calçots rebozados en panko y bañados con su salsa romesco
El crujiente de los calçots que puedes encontrar en Timesburg GOLD (Casanova, 246. Barcelona) reside en su rebozado, con pan rallado japonés (panko) que se elabora con leche. Por supuesto, no falta la salsa romesco a partir de tomates maduros, ajos, sal, aceite de oliva, ñoras, pan tostado, almendras y avellanas tostadas, vinagre, guindilla y pimientos rojos secos.
Baba Ganoush
Preparado siguiendo la receta tradicional, en Bellako (Carrer de la Marina, 244. Barcelona) triunfa el baba ganoush (puré libanés de berenjena y tajine con un toque ahumado) como entrante mientras esperas uno de sus kebabs gourmet, acompañado siempre de su excelente pan de pita horneado en crujientes triángulos.
Colas de langostino rebozadas en pan rallado japonés y servidas con salsa ponzu
Para los amantes de las frituras, en Fishgon (Paseo de Sant Joan, 66. Barcelona) sirven unas espléndidas colas de langostino con un toque exótico, pues se rebozan en pan crujiente japonés acompañadas de salsa ponzu o bien una exquisita gamba blanca, hervida en agua salada y sazonada con sal gorda, para que el producto no pierda ninguno de sus delicados matices.