En el mismo local, en la calle Velázquez esquina con Diego de León, se encuentra el nuevo Bó Finn. Se trata de la reinvención de uno de los clásicos de mayor éxito del barrio de Salamanca: de taberna irlandesa a gastrobar.
Tras décadas siendo uno de los locales más tradicionales del Barrio de Salamanca, Bó Finn se reinventa dejando atrás su sello irlandés. Aunque mantiene algunos guiños a su exitosa historia (como una amplia selección de cervezas), el nuevo Bó Finn es ahora un local sofisticado y elegante, con un servicio mejorado, adaptado a los nuevos gustos de sus clientes y a la nueva tendencia en la zona.
El nuevo Bó Finn posee un espacio elegante pero informal, pensado y diseñado para acoger diversos usos, desde cenas con amigos hasta eventos privados o exquisitos brunchs. Su nueva carta representa una oferta que va más allá de un local de copas convencional, ya que Bó Finn es la apuesta definitiva por la hostelería Premium y lifestyle del siglo XXI.
Bó Finn renueva su carta, ahora mejorada, que combina tapas y platos inspirados en la última tendencia culinaria: la combinación de ingredientes tradicionales con una preparación moderna, servidos de forma sencilla. Además, sirve desayunos y cuenta con un menú diario y un menú ejecutivo, pensado para todos aquellos clientes que trabajan por la zona.
Conocido anteriormente como uno de los sportsbars más míticos de Madrid, el nuevo Bó Finn rinde un homenaje a su historia manteniendo una exclusiva selección de partidos para retransmitir. Así, se convertirá en una forma premium de disfrutar del deporte; en un local de diseño, con bebidas de calidad y buena gastronomía.
La renovada estética de Bó Finn ha estado a cargo del estudio de interiorismo Martínez & Pando, que ha diseñado un espacio basado en el lujo relajado, con guiños setenteros y diseños para la luminaria y parte del mobiliario. Negro y dorado, mucho mármol, latón e hidráulicos handmade que consiguen un espacio versátil, apto para almorzar, cenar o tomar una copa alargando la velada. Además, se homenajea al antiguo Bó Finn manteniendo el suelo, hecho con travesaños de madera de antiguos trenes irlandeses, por el que han pasado miles de clientes y guarda infinitas historias.