El último sábado de agosto, Cervera celebra una de las fiestas más originales y con mayor número de seguidores de Cataluña, el Aquelarre. Dicho término proviene de la lengua euskera (aker significa "macho cabrío" y larre, "campo") y hace referencia a una reunión nocturna de brujos y brujas con un invitado muy especial, el demonio. Con el fin de obtener poderes sobrenaturales de él, este ritual se ha realizado durante siglos por toda Europa.
La 41ª edición del Aquelarre de Cervera, la fiesta del fuego, la música y las brujas de las tierras de Poniente, tendrá lugar del 24 al 26 de agosto. El espectáculo infernal este año transformará la capital de la Segarra en un campo de batalla submarino de lucha entre el fuego y el agua donde se verá, entre otras cosas, cómo los dioses castigan y hunden la ciudad legendaria de la Atlántida.
El acto central del Aquelarre, el sábado 25 de agosto, será una suma de fuego, música, teatro, espacios adaptados e innovaciones artísticas y técnicas que año tras año dan un carácter especial a la cita aquelarrense. El espectáculo, que cada año se teatraliza de nuevo, tiene tres actos muy definidos. La magia y la originalidad de la fiesta se centra en el Macho Cabrío, protagonista de una dramaturgia que cada año se diseña de nuevo, siguiendo el protocolo del Encendido de la Universidad, el Baile de la Polla, la invocación del Chivo, la corrida del Macho Cabrío y el Foqueral.
La introducción parte del Encendido de la Universidad de Cervera que abre la fiesta, un espectáculo con fuego y pirotecnia en la fachada del histórico edificio, que este año tendrá los músicos de la Compañía Eléctrica Dharma como invitados especiales. A continuación se inicia un gran pasacalle que llega hasta Cal Racó y se caracteriza por un correfuego y una bajada con las entidades participantes.
Entre las entidades cerverinas que colaboran y ayudan a hacer del Aquelarre un acontecimiento singular estará la Colla de Diables de Cervera Carranquers, que acompañados de los Diables Voramar del Serrallo de Tarragona y Els Diabòlics de Roquetes del Garraf serán los encargados de hacer las encendidas, los pasacalles y los correfuegos, y se convertirán en los auténticos responsables de que en plena noche se haga de día. Es la única fiesta de fuego con protocolo, en la que los diablos quemarán 380 kilos de pólvora y unas 12.000 carretillas mientras bailan al ritmo de las percusiones de los tamborileros.