Visitar Toro es adentrarse en páginas de la historia y el arte, descubrir un conjunto monumental y artístico rodeado de la vega del Duero y el olor de sus viñedos. Calles que evocan un intenso pasado, escenario de batallas y conspiraciones cortesanas y que forman un trazado urbano salpicado de iglesias, conventos o palacios. La ciudad toresana ofrece a los visitantes una visita turística para conocer la localidad desde sus orígenes.
Monumentalia es un recorrido por el legado patrimonial público de la ciudad de Toro que muestra los bienes culturales que el tiempo ha depositado en las manos de los habitantes toresanos y que enseña la magnificencia de la ciudad de las Leyes y de su importancia histórica. Representa un recorrido por espacios monumentales que, aún hoy, siguen siendo de utilidad para todos y que ejemplifican a la perfección la riqueza artística de la ciudad. Una experiencia que supone un viaje por siglos de historia, visitable en un agradable paseo por la localidad.
Alcàzar. Supone el origen de la ciudad de Toro. En su interior se desarrollaron importantes episodios históricos como la proclamación como rey de Fernando III o varias sesiones de cortes medievales, siendo también bastión portugués en la guerra entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica. En la actualidad, es la Oficina de Turismo y Centro de Recepción de Visitantes. Es visitable su adarve, desde el que se puede ver toda la ciudad y la vega del Duero.
Hospital de la Cruz Edificio fundado en 1508 que contó con el mecenazgo de Juan Rodríguez de Fonseca. Es uno de los casi 20 hospitales de caridad y beneficencia con los que contó Toro. Destaca su patio de dos niveles con esbeltas columnas de piedra, y la armadura octogonal de la capilla, una de las techumbres morisco – renacentistas más destacadas de la localidad.
Teatro Latorre. Levantado a mediados del siglo XIX, es de estilo isabelino. El techo está decorado con pinturas alegóricas dedicadas a dramaturgos clásicos. Debe su nombre al actor toresano Carlos Latorre, uno de los más importantes del siglo XIX y entre cuyos logros está el haber representado al primer Don Juan Tenorio de la historia de la literatura. En la actualidad, es el teatro municipal de la ciudad.
Palacio de los Condes de Requena. Construcción del siglo XV de la que se conserva su patio, a caballo entre el Gótico y el Renacimiento. Presenta una gran riqueza decorativa con escudos heráldicos y escenas de temas profanos o de cacerías. Destaca por su peculiaridad un pequeño relieve con una escena de tauromaquia, única en esta época.
Iglesia de la Concepción. Es la parte que se conserva del antiguo convento de Santa Ana. La iglesia se levanta entre 1961 y 1965. En su interior destaca el Retablo Mayor, de rico estilo churrigueresco y de temática propia de la orden de San Francisco con esculturas de Santa Teresa de Jesús y San Félix de Cantalicio.
Palacio de los Marqueses de Castrillo. Construido en el siglo XVI es propiedad de la Fundación González Allende y sede de la Casa de Cultura Municipal.
Torre del Reloj. Es una torre levantada sobre la antigua Puerta del Mercado del segundo recinto amurallado de la ciudad. Data del siglo XVIII y es curiosa la leyenda que la rodea. Ésta narra que su mortero, ante la escasez de agua, fue realizado con vino por sobrar este en los hogares de Toro.
Ayuntamiento. Presidiendo la Plaza Mayor se encuentra la Casa Consistorial, levantada en 1778 y cuyo diseño fue realizado por el arquitecto real, Ventura Rodríguez. En su interior se conservan muestras patrimonio de la ciudad, destacando un crucifijo barroco de marfil y carey.
Son muchos otros bienes culturales los que se pueden visitar en la ciudad toresana. Elemento insignia e identificador de la localidad es su verraco de época vaccea. Testigo de la importancia histórica de Toro fue su muralla, con varios recintos de diferentes épocas y de la cual se conservan varias puertas: la de Corredera, la de Santa Catalina y el Arco del Postigo. De la multitud de palacios que tuvo la ciudad es destacable la fachada del Palacio de las Leyes, único vestigio en pie tras el incendio que lo destruyó.