Aprovechar las vacaciones de Semana Santa para descubrir uno de los países más mágicos del Sudeste asiático. En Filipinas es ahora temporada seca y las temperaturas comienzan a ser cálidas.
Marzo es uno de los mejores meses del año para visitar Filipinas, aprovechar la Semana Santa para descubrir el secreto mejor guardado del Sudeste Asiático, sus playas tropicales, sus arrecifes de coral, un paraíso para los amantes del buceo, o el legado de su herencia colonial son algunos de los muchos atractivos de este maravilloso destino.
A continuación van diez planes para organizar mejor el viaje.
Bucear con el tiburón ballena en Oslob
Filipinas es uno de los mejores lugares del globo para ver al tiburón ballena, el pez más grande del mundo -un adulto puede alcanzar hasta 14 metros de largo y 12 toneladas de peso. Se puede contemplar, entre otros, en Oslob (Cebú) y en Donsol, un santuario creado por World Wildlife Fund (WWF) a poco más de 300 kilómetros al sur de Manila. Para bucear, los lugares ideales son Palawan y Coron, famoso por sus pecios de la II Guerra Mundial.
Perderse por las calles de Intramuros de Manila
La capital de Filipinas es una de esas ciudades que ofrece maravillosos contrastes y una mezcla de culturas única en el mundo. El legado arquitectónico del distrito amurallado de Intramuros aúna numerosos monumentos coloniales, tales como el fuerte de Santiago, la iglesia de San Agustín o la catedral de la Inmaculada Concepción. Perderse por sus calles nos permitirá rememorar la época en la que los españoles dominaban el país. El barrio chino es otra visita imprescindible. Fundado en 1594, dicen, es el más antiguo del mundo.
Enamorarse del tarsero filipino en las colinas de Chocolate
Esta formación geológica, compuesta por 1.268 colinas de tamaño similar, es una de las principales atracciones turísticas de Bohol. De hecho, son el orgullo de los habitantes de la isla, hasta el punto de haberlas incluido en la bandera provincial, y han sido propuestas para la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Durante la época seca, el musgo y vegetación que las recubre se vuelve marrón, haciendo que parezcan enormes bombones de chocolate. De ahí su nombre. Escondido en la jungla de este maravilloso entorno natural habita el tarsero filipino, el primate más pequeño del mundo. Podrás contemplarlo en la fundación Tarsier de Corella.
Desconectar en las playas de El Nido
Playas de arena blanca y aguas cristalinas. El Nido, un reducto de paz en la isla de Palawan, es uno de los lugares más apreciados del país; una zona poco masificada que invita a desconectar en plena naturaleza. En esta zona encontrarás algunos de los mejores resorts y alojamientos de Filipinas, además de una oferta de actividades acuáticas de lo más completa: kayak, buceo, esnórquel, paddle surf, etc. Otro de los lugares que no debes perderte es la laguna Secreta, un lago de agua salada que se filtra a través de las rocas y da pie a un paisaje espectacular.
Hacerse una ruta en moto hasta las cascadas de Kawasan
Un buen viaje a Filipinas debe incluir una ruta en moto, el medio de transporte más habitual del país. Si te gusta la aventura y experimentar nuevas sensaciones, acércate a Moalboal, un pequeño pueblo al Sudoeste de Cebú, ¡y alquílate una! Tendrás libertad total para explorar la zona y ganarás tiempo en los trayectos que realices para desplazarte de un sitio a otro. No te pierdas las cascadas de Kawasan. Te encantará bañarte bajo sus aguas tumbado sobre una balsa de bambú.
Ver atardecer en Badian
Una puesta de sol espectacular en una playa paradisíaca es el final perfecto a una jornada de actividades en Badian. Su cercanía con Cebú nos permitirá también disfrutar del ocio nocturno que ofrece la ciudad, punto de partida a otros destinos imprescindibles, como Bantayan, Bohol o Camotes. Prepara la tumbona y no olvides pedirte un cóctel. Ahora toca disfrutar…
Marcarse un trekking por el monte Pinatubo
Durante siglos, los habitantes de Ángeles dieron por finalizada la actividad volcánica del monte Pinatubo (1.450 m). Sin embargo, el 15 de junio de 1991 el volcán entró en erupción repentinamente y cambió por completo el paisaje de la zona, convirtiéndolo en uno de los más bellos de la región de Luzón. Hoy en día, cientos de excursionistas y aficionados vienen hasta aquí sólo para alcanzar su cima. El paisaje lunar de su cráter y el lago que habita su interior te dejarán sin palabras.
Probar la cocina filipina ¡y descubrir que también tienen paella!
Es es una buena forma de comprender la fusión de culturas del país. Su gastronomía posee ricas influencias de la cocina indígena, asiática e hispana; una mezcla de ingredientes, técnicas y sabores de lo más interesante que convierte al país en uno de los destinos culinarios más apetecibles del mundo. De la gastronomía española han adoptado ingredientes como los tomates, el maíz y el ajo, así como diferentes técnicas de elaboración de guisos, adobos y preparación de embutidos; por eso no es extraño encontrar chorizo filipino o recetas muy semejantes a las de nuestro país, como por ejemplo el lechón, ¡o la paella!
Viajar en el tiempo en las terrazas de arroz en Banaue
Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, las terrazas de arroz de las cordilleras filipinas, en Luzón, conforman uno de los paisajes más mágicos del país. De hecho, a pesar de tener más de 2.000 años de antiguëdad, los pueblos y pequeñas aldeas rurales de la zona las siguen utilizando para plantar vegetales y arroz. Hazte una ruta por la región y descubre los modos de vida más auténticos del interior.
Bailar hasta el amanecer en Boracay
Nombrada la mejor isla del mundo por la revista Condé Nast Traveler en 2016, Boracay y su White Beach son el destino tropical por antonomasia de Filipinas. Es, por decirlo de alguna manera, la isla más concurrida y con más ambiente del país. Su puesta de sol es de las que nunca se olvidan, y su oferta de ocio, infinita: desde buceo y kitesurf hasta alquiler de embarcaciones y motos de agua. Si buscas buen ambiente y un entorno privilegiado, este es tu sitio.