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Descubre la Red de Juderías de España esta Semana Santa

Descubre Sefarad
Redacción | Miércoles 28 de febrero de 2018

La Semana Santa está a la vuelta de la esquina y, con ella, la oportunidad de regalarte el primer gran viaje del año, que no tiene por qué llevarte lejos de casa. Un plan para estos cuatro o cinco días libres, pueden ser cualquiera de las 19 ciudades por toda España con una riquísima herencia judía que las convierte en auténticos tesoros viajeros. Ávila, Barcelona, Cáceres, Calahorra, Córdoba, Estella-Lizarra, Hervás, Jaén, León, Lucena, Monforte de Lemos, Palma de Mallorca, Plasencia, Oviedo, Ribadavia, Segovia, Tarazona, Toledo y Tudela…

Las juderías del noroeste

Si pones rumbo al noroeste, tu ruta por las juderías de España te llevará por Ribadavia, Monforte de Lemos, León y Oviedo, cuatro ciudades repletas de atractivos en los que su herencia sefardí brilla con luz propia. En Ribadavia, el paseo por su judería es todo un viaje en el tiempo.

Recorrer sus estrechas callejuelas de aires medievales es encontrar detalles sefardíes a cada paso: estrellas de David esculpidas en fachadas, menoráhs… y costumbres milenarias que han sobrevivido aquí al paso del tiempo, como, por ejemplo, las recetas de la Tahona de doña Herminia, uno de los pocos lugares de España donde degustar dulces elaborados con auténticas recetas hebreas tradicionales. En la cercana Monforte de Lemos, la calle Falagueira conserva todo el sabor de la época en que los sefardíes hicieron de la ciudad una de las más ricas en cultura de la España judía. El Barrio Húmedo de León, que se extiende por lo que fue la judería de la ciudad, es uno de los mejores de España para ir de tapas. En los alrededores de La Casina, en la plaza del Fontán de Oviedo, se ubicaba la antigua judería.

Las juderías de Navarra y La Rioja

El legado sefardí está también presente en tierras navarras y riojanas. En estas comunidades, Calahorra, Estella-Lizarra, Tudela y Tarazona son los puntos del mapa a marcar en esta escapada de Semana Santa. En Calahorra, la plaza del Doctor García Antoñanzas marca el principio de la antigua aljama judía, que se hace presente en el paladar en el Hotel Ciudad de Calahorra, donde puedes degustar un guisado sefardí, cocinado bajo las reglas del Kashrut y que es el origen de muchas recetas españolas tradicionales, como el cocido. En Tarazona, hay que visitar la casa de los conversos Casanate, reconstruida en 1371 y destinada al culto y el estudio, donde se conservan algunos capitales con forma de Menorah y su única nave se orienta hacia Jerusalén. En Estella-Lizarra, donde se documenta la presencia de población judía nada más y nada menos que en 1135, aguardan los restos de dos juderías -la Vieja y la Nueva- bajo la ciudad, y donde la muralla que le servía de protección, visible a lo largo de 300 metros, en la colina que está encima de la calle Curtidores, es el icono más destacado. Y en Tudela, la antigua judería se extendía muy cerca de la Plaza de los Fueros, epicentro de la vida social tudelana, un lugar ideal para disfrutar de cualquiera de sus animadas terrazas.

Magia mediterránea en las juderías de Barcelona y Palma de Mallorca

Barcelona y Palma de Mallorca son dos de los destinos turísticos más populares del mundo, si además se suma descubrir y disfrutar de su herencia judía, la escapada será simplemente perfecta. La capital catalana guarda gran parte de la memoria sefardí en el MUHBA El Call, ubicado en un edificio de origen medieval que se cree fue propiedad de un comerciante judío de la Edad Media, y donde se exponen diferentes piezas de cerámica, vidrio, orfebrería... En la cercana Palma de Mallorca, su bellísimo centro histórico guarda el recuerdo de sus dos calls, el Mayor y Menor, el primero en el barrio de Sa Calatrava, asomado al Mediterráneo, y el segundo, por las actuales calles de Jaume II, de las Monjas y el callejón de ca’n Berga.

Monumentalidad y gastronomía en las juderías de Extremadura

Extremadura es, siempre, una opción de viaje de lo más recomendable y, en primavera, con su naturaleza estallando de color, todavía más. Por ello, recorrer la comunidad siguiendo la ruta de sus juderías es una apuesta segura. Comienza por la de Cáceres, que se extiende por las calles del barrio de San Antón, que se encontraba al otro lado de la ciudad amurallada, y donde puedes visitar el Olivar de la Judería, un pequeño jardín al pie de la muralla que fue el huerto de una antigua casa judía. En Plasencia, el Palacio Carvajal Girón, un espectacular palacio del S. XVI, ocupa el mismo solar en el que se construyó la Sinagoga Nueva, y junto a ella, en dos calles que aún hoy serpentean hacia el centro de la ciudad –la Trujillo y la Rúa Zapatería- te espera el aroma de aquellos tiempos, como lo hace el exquisito menú sefardí de Casa Juan: su cordero confitado con cus cus o los latkes de manzana Y terminar la ruta por las juderías de Extremadura en Hervás, en cuyo barrio medieval, está una de las juderías mejor conservadas de toda España. Pasear por la calle Rabilerio y contemplar el panorama de Hervás desde el puente de la Fuente Chiquita, que cruza el río Ambroz, la vista es impresionante.

La herencia de Sefarad en Andalucía

Jaén, Córdoba y Lucena: tres ciudades repletas de historia que encierran, también, una importante herencia judía. En la capital jiennense, la presencia judía se remonta al siglo VII: su antigua judería, estupendamente documentada, tenía su entrada en la Puerta de Baeza, que recuerda hoy una menorá gigante, y que abre el paso a un dédalo de calles donde destaca la capilla de San Andrés, que fue en tiempos una de las sinagogas de la ciudad. En el siglo XI, Córdoba se convirtió en el lugar más importante para los judíos en la península ibérica, hasta que las tropas de Fernando III el Santo conquistaron la ciudad. Su judería ha conservado su trazado típico, y en calle Judíos, blanca y muy estrecha, que discurre como una delgada línea en el tupido entramado urbano, está su sinagoga, y en plaza de Tiberiades se erige la estatua dedicada a Moises Ben Maimon, Maimónides, probablemente la figura hebrea más importante nacida en la península ibérica. Imprescindibles también es la Casa de Sefarad en la confluencia de la Calle Judíos con la calle Averroes. A Lucena, la antigua Eliossana, le adorna con justicia el sobrenombre de “Perla de Sefarad”: a su rico patrimonio árabe y cristiano se suma el judío, con la necrópolis, la más grande de Europa, como icono más importante, y la iglesia de San Mateo, el único recinto sacro en el interior de la medina que fue mezquita en el periodo de dominio almohade después de haber cumplido las funciones de sinagoga. En Lucena se debe visitar la Confitería Cañadas, la única que fabrica artesanalmente pasteles sefardíes desde 1913, y el restaurante Tres Culturas, con platos sefardíes como el timbal de rabo de toro al estilo sefardí o las berenjenas en varitas fritas con miel de caña.

Toledo, Segovia y Ávila: las juderías monumentales

Toledo, Segovia y Ávila no pueden faltar en tu escapada de Semana Santa siguiendo la herencia de Sefarad. La ciudad de las Tres Culturas atesora un riquísimo legado judío: el yacimiento de la Sinagoga de Sofer, la Sinagoga de Santa María la Blanca, la Sinagoga del Tránsito, el Museo Casa del Greco, que fue el hogar de Samuel Ha-Leví, gran rabino de la aljama de Segovia y tesorero del rey Pedro... Una colección de lugares únicos que puedes repasar tras su visita degustando un vino kosher y platos sefardíes en el restaurante Dehesa de Majazul. En Segovia, con su judería bellamente restaurada, no puedes perderte la iglesia del convento de Corpus Christi, que fue la Sinagoga Mayor de la ciudad, el palacio de Abraham Senneor, donde está el Centro Didáctico de la Judería, y el cementerio judío, excavado en El Pinarillo, y desde el que se tienen las mejores vistas del perfil de la capital segoviana. A un paso de Segovia se encuentra Ávila, cuya judería se articulaba en torno a las actuales calles de los Reyes Católicos y del Pocillo y donde contemplar el atardecer desde el Jardín de Moshé de León, uno de los grandes místicos abulenses, con la puerta de la Malaventura abierta en la muralla de Ávila y el infinito campo abulense recortado tras ella, es uno de los momentos más especiales de tu escapada de Semana Santa por las Red de Juderías de España.

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