Dormir en una jaima bereber en el desierto y actividades en el mar… son algunas de las propuestas que se pueden encontrar en Túnez las familias con niños, que desean viajes diferentes y con dosis de aventura y relax.
Gracias a su agradable clima mediterráneo, la costa tunecina es una de las grandes propuestas, donde se hallan repartidos, de norte a sur, hoteles y resorts que tienen todo planeado para unas vacaciones con niños: habitaciones familiares, clubes infantiles, espectáculos para niños y actividades para adolescentes, entre otras opciones.
Además de bañarse en la playa y practicar algunos deportes acuáticos como vela o windsurf, la mayoría de estos establecimientos disponen de piscinas vigiladas por socorristas, mientras que los padres pueden descansar en una hamaca al sol.
Más allá de la playa, en la zona de Tabarka, se puede navegar para conocer la isla de La Galite o hacer una excursión para visitar los yacimientos arqueológicos de la región: Chemtou y Bulla Regia. Por su parte, Bizerta permite conocer su fortaleza y, en las afueras, las ruinas fenicias de Útica y Dougga, uno de los vestigios romanos más espectaculares del país.
Quienes deseen conocer la antigua ciudad de Cartago, pueden completar la estancia con una actividad que hará las delicias de los niños, como un paseo en pony por los bosques de pinos o visitar el parque temático Carthague Land.
En Túnez capital, además de sumergirse en la atmósfera de su espectacular medina –declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO– y maravillarse con la gran colección de antigüedades romanas del Museo del Bardo, las familias pueden observar de cerca flamencos, avestruces y una gran cantidad de grandes felinos en el zoológico ubicado dentro del parque de Belvedere, una de las principales zonas verdes de la metrópolis.
La isla de Djerba se presenta como un destino familiar por excelencia, ya que ofrece playas tranquilas y poco profundas de arena blanca. Asimismo, el Parque Djerba Explore es un complejo de recomendable visita que permite conocer las costumbres tradicionales de la isla –Djerba Heritage–, el Museo Lalla Hadria –que traza más de 13 siglos de arte con una colección de 1.000 piezas– y una sorprendente granja donde habitan 400 cocodrilos del Nilo.
Para los niños con alma exploradora, adentrarse en el gran desierto del Sahara supone una de las vivencias más impresionantes para compartir en familia. Tras una ruta en vehículo 4x4 por los increíbles paisajes del sur de Túnez, se aconseja pernoctar en uno de los campamentos donde se puede probar la gastronomía local, asistir a un espectáculo de música y danza bereber y apreciar la vía láctea al caer la noche.
Madrugar para vislumbrar los tonos amarillos y rosados del amanecer sobre las dunas, realizar una ruta a lomos de un dromedario, como un auténtico nómada; o visitar las pintorescas localidades bereberes de Matmata, Tamerzet, Chenini o Tataouine son otras de las experiencias inolvidables que permite un entorno tan singular como el de las regiones saharianas.
Por otro lado, los oasis son otro espectáculo de la naturaleza digno de ver. Próximos al inmenso lago salado de Chott el Jerid, se pueden visitar oasis de montaña como el de Chebika o las gargantas de Seldja o Tamerza, que presentan dos asombrosas cascadas de agua refrescante donde está permitido darse un baño después de un caluroso paseo por las dunas del desierto.
Las localizaciones de los rodajes de las películas de Star Wars distribuidos en esta zona también son interesantes para aquellos que quieran iniciar a sus vástagos en la famosa saga cinematográfica intergaláctica.