Ubicada en las dehesas de la región cacereña de Trujillo, uno de los ecosistemas más privilegiados de España, la empresa familiar Finca Pascualete produce en la actualidad algunos de los quesos más galardonados y reconocidos a nivel internacional. Con casi ocho siglos de historia, la quesería ha visto pasar generaciones de pastores dedicados a la cría de ovejas y ha sido testigo de sus tradiciones a la hora de elaborar los mejores quesos artesanos. Algunos de estos pastores llegaron a tierras extremeñas con la transhumancia, huyendo del riguroso invierno de la Toscana italiana y dejando como valioso legado secretos y recetas ancestrales que ahora han inspirado a Finca Pascualete para elaborar una de sus piezas estrella: la Pastura de Trufa.
Tradición extremeña y alma italiana
Elaborado a base de leche pasteurizada de oveja y siguiendo un proceso totalmente artesanal –desde el llenado manual de la cuajada, el prensado y el volteo diario de los quesos durante su curación hasta el empaquetado a mano de cada pieza-, La Pastura de Trufa de Finca Pascualete es un queso de blanca y tierna corteza que contiene una delicada pasta, cremosa pero compacta, salpicada de pedacitos de trufa negra traída directamente desde Italia. Este producto de temporada, máximo exponente del lujo gastronómico en el país trasalpino, ha sido incorporado por Finca Pascualete a la receta original heredada de los pastores transhumantes en homenaje a su legado cultural y a su país de origen. Así, el carácter ultra premium de la trufa le confiere al queso su idoneidad para la época del año que más invita a celebrar y a escoger los productos gourmet más selectos. Y es que además, tanto su formato (cada pieza es envuelta a mano en un papel de colores blanco y verde musgo que recuerdan al campo y a la época navideña) como su sugerencia de presentación, untado en pequeñas tostadas o cortado en pequeños trozos para apreciar todos sus matices y acompañado de picos como aperitivo, invitan a compartirlo al centro de la mesa en familia.
Se trata de un queso de tierna textura y olor suave, que encuentra el equilibrio perfecto entre sus tres sabores predominantes: la suavidad de la masa con toques de leche, la intensidad y la potencia que aporta la trufa negra italiana y el encaje de la corteza comestible. Su exterior blanco enmohecido le otorga una particular dulzura y suavidad que contrasta con su interior hueso con toques negros, uniforme y sin ojos. La Pastura de Trufa obtuvo las distinciones al segundo mejor queso del mundo en el World Cheese Awards 2015-2016 (la ceremonia anual más importante del sector a nivel internacional) y en los Franciacorta in Bianco XXI, y el Primer Premio al queso de oveja de pasta dura en la Feria Nacional del Queso de Trujillo en su edición de 2011 por sus notas bien acentuadas y especiadas, su genuino aroma a tierra y la delicadeza de la trufa negra.
El esfuerzo de Finca Pascualete a la hora de alcanzar la excelencia en la elaboración de sus productos ha dado como resultado una colección de seis quesos artesanos elaborados con leche pura de oveja, que la firma propone disfrutar conjuntamente esta Navidad en una tabla de quesos de excepción. Así, además de la Pastura de Trufa cuenta con otras cinco referencias que conforman el actual catálogo de la marca.
El semicurado Cumbre de Trujillo es un queso suave y untuoso de sabor fresco y muy primaveral, con recuerdos a la cuajada de leche o a la mantequilla más pura y que en contraste presenta matices de gran riqueza aromática, picantes y especiados. Para los devotos del queso curado, Monte de Trujillo ofrece un viaje en el tiempo a la vieja Extremadura, al hogar rústico y a las tradiciones familiares en torno a la mesa. Las piezas son prensadas a mano y se caracterizan por un agradable regusto picante con potentes notas herbáceas. Como opción más joven y moderna dentro de los curados la casa presenta Pascualino, un queso profundo y persistente, de textura densa y sabor dulce con toques de vainilla, caramelo, miel, rosa y violeta.
Por último, la Retorta es el queso top de Finca Pascualete, considerado como uno de los tres mejores quesos del mundo y el mejor de España en la última edición de los World Cheese Awards. Una auténtica obra de arte que ya fue galardonada con un Súper Oro en el certamen de 2011 e incluida entre los 50 mejores quesos del mundo en ese mismo año. Se trata de un queso de pasta blanda fundente en el paladar, de textura cremosa casi líquida y fresca, en el que la presencia del cuajo vegetal evoca al campo y le otorga un peculiar sabor suave con ligeros toques amargos. Al igual que su multipremiada versión mini de tan sólo cuatro centímetros de diámetro, ambos se disfrutan retirando la parte superior de la corteza y se toman con cuchara o untados con miel en pequeñas tostadas. En definitiva, un queso pensado para ser compartido y abandonarse al placer hedonista en las últimas horas del año.