Del 15 de septiembre al 15 de octubre la bodega vallisoletana, con D.O. Ribera de Duero, organiza por quinto año consecutivo sus ya exitosas jornadas de enoturismo activo en plena vendimia donde los participantes descubrirán los secretos de elaboración del vino desde la propia cepa. Una actividad en el campo que engloba tareas como visitar el viñedo y la bodega, aprender a saber cuándo una uva está lista para ser vendimiada, vendimiar una cepa y pisar la uva
Tras el éxito de las anteriores ediciones, vuelve el ya célebre “Taller de vendimia” de Cepa 21 Bodegas del 15 de septiembre al 15 de octubre. Y, como todos estos años, a través de él los visitantes se convertirán en bodegueros por un día, realizando paso a paso todo el proceso del vino; desde la recolección de la uva hasta su elaboración en bodega. Estas experiencias son las que quiere acercar Cepa 21 Bodegas a los curiosos que quieran descubrir todo el proceso del vino en una de las bodegas más punteras de Ribera del Duero, ubicada en un moderno edificio integrado sobre un manto de viñedos de vívidas tonalidades.
Cepa 21 Bodegas
Cepa 21 Bodegas fue inaugurada en 2007 por la tercera generación de la familia Moro, propietaria de la emblemática bodega de referencia en Ribera del Duero Emilio Moro, con el firme objetivo de elaborar vinos de altísima calidad con un estilo diferenciador, en una bodega funcional y equipada con la tecnología más vanguardista, pero “sin olvidarse de las raíces”. Esto es, “la recuperación de la esencia más pura de una variedad Clon de Tinta Fina”.
Situada en la localidad vallisoletana de Castrillo de Duero, en el corazón de la Denominación de Origen con más altitud de España -entre los 750 y los 1.000 metros-, la bodega domina un paisaje de cincuenta hectáreas de viñedo propio injertadas de cepas centenarias de la variedad Tinto Fino, una de las más puras del clon Tempranillo, mientras que el edificio que la alberga, elegante, sobrio y perfectamente integrado con el paisaje, está equipado con la más moderna tecnología para el control riguroso de la fermentación en depósito, la refrigeración de las uvas o el sistema de remontados y bazuqueos diarios.
Suelos arcillosos, calcáreos y pedregosos propios de Ribera del Duero, altitudes elevadas y pendientes acusadas y una filosofía de trabajo que pasa por no utilizar ningún tipo de producto residual en la plantación, dan como resultado vinos que expresan toda la tipicidad de Ribera, eso sí, pasada por el crisol de la revolución vitivinícola de los últimos años.