El Museo Guggenheim Bilbao presenta “París, fin de siglo: Signac, Redon, Toulouse-Lautrec y sus contemporáneos” , una exposición que aborda la escena artística parisina centrándose en las vanguardias francesas más importantes de finales del siglo XIX,…
… especialmente en el Neo-Impresionismo, el Simbolismo y los Nabis. En la muestra están representadas las figuras más destacadas de estos movimientos a través de aproximadamente 125 piezas incluyendo pinturas al óleo y al pastel dibujos, grabados y estampas.
Hasta el 17 de septiembre
- Una ocasión excepcional para contemplar obras de la vanguardia francesa de finales del siglo XIX pertenecientes a fondos europeos privados
- La exposición se centra en las innovaciones radicales del Neo-Impresionismo, el Simbolismo y los nabis, y en el auge de la estampa en la década de 1890. Incluye a artistas como Paul Signac, Odilon Redon, Pierre Bonnard y Henri de Toulouse- Lautrec que crearon composiciones cuidadosamente elaboradas que en su forma y ejecución son antinaturalistas.
- Las obras de la muestra reflejan una situación política y socialmente agitada, y adoptan visiones utópicas de brillantes paisajes interiores y costeros, imágenes introspectivas y fantásticas, y retratos descarnados de la vida social.
El fin de siglo fue un período de agitación política y de transformación cultural en París. La prolongada crisis económica y los problemas sociales estimularon la formación de grupos de izquierda radical y la consiguiente ola de conservadurismo que invadió Francia a finales de la década de 1890. En 1894 el presidente Sadi Carnot fue víctima de un asesinato anarquista, mientras que el caso Dreyfus dividió al país a raíz de la injusta condena por traición impuesta al oficial de origen judío-alsaciano Alfred Dreyfus. Estos acontecimientos evidenciaron la polarización existente en Francia entre burgueses y bohemios, conservadores y radicales, católicos y anticlericales, antirrepublicanos y anarquistas.
Como reflejo de las diferentes facetas de aquel momento convulso, se gestaron una serie de movimientos artísticos. A finales de la década de 1880 aparece una generación de creadores de la que forman parte los neoimpresionistas, los simbolistas y los nabis. Sus temas seguían siendo fundamentalmente los mismos que los de sus predecesores impresionistas, que aún estaban en activo: el paisaje, la ciudad moderna y las actividades de ocio, si bien los trataban de una manera diferente, y ahora se añadían a ellos escenas introspectivas y visiones fantásticas. La vanguardista aspiración de captar espontáneamente un instante fugaz de la vida contemporánea dejó paso a la realización de obras cuidadosamente acabadas, pero que no perseguían el naturalismo desde el punto de vista de la forma y la ejecución, sino que pretendían suscitar emociones, sensaciones y cambios en la psique del observador. A pesar de que sus posturas en ocasiones eran contradictorias, estos pintores compartían el deseo de crear arte con una resonancia universal y algunos de ellos podían incluirse en grupos diferentes. Analizados en conjunto, los distintos estilos de esta década turbulenta dibujan un mapa complejo de teorías estéticas y filosóficas divergentes, y reflejan los desestabilizadores acontecimientos que tuvieron lugar en el umbral de un nuevo siglo.