Hasta el 20 de noviembre, en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español, se representará “Estaciones de Isadora”, obra original de Hugo Pérez de Pico, codirigida e interpretada por Beatriz Argüello.
Pretende ser un viaje poético a través del amor y la muerte, inspirado en la bailarina Isadora Duncan…
El texto de Hugo Pérez de la Pica, en palabras de la actriz-bailarina-intérprete protagonista, Beatriz Arguello “está dictado por las musas, porque tiene una capacidad para escribir impresionante, es un creador que tiene una facilidad para entrar en contacto con la sensibilidad de lo que quiere contar. Vamos a ver estaciones, así lo ha llamado, en paralelismo con las estaciones de Cristo, las caídas, y vemos textos que evocan la pérdida de sus hijos, textos que evocan su resistencia, porque a pesar de todo resiste y sigue luchando por su misión, una misión de vida, textos donde se evoca el amor griego… sí que es verdad que hay un fondo de dolor bastante latente en el subtexto de todo, hay un dolor que siempre le acompañó en su tragedia personal… esos niños que siempre están de alguna manera, hay un texto maravilloso de ‘no puedo olvidarlos’ que se repite permanentemente, pero al final no se sabe si es referente a sus hijos, si es al público, porque acaba diciéndolo a las personas… Creo que son distintas pinceladas de su tránsito por la vida y de sus homenajes al mundo griego, a la danza, a la belleza, a la renuncia y creo que reflejan muy bien ese legado que está muy presente y creo que está muy claro lo que ella dejo aquí”…
Pero como una imagen vale más que mil palabras, que dice el dicho, aunque hay palabras que evocan miles de imágenes…
En “Estaciones de Isadora” las imágenes las pone el cuerpo en movimiento de Beatriz y las palabras las reúne Hugo y las declama Beatriz…
Sobre un suelo espejado, con un piano (y las manos de Mikhail Studyonov), un armario de espejos en el fondo del escenario (por esos espejos se reflejan los fantasmas de Isadora con los rasgos de Beatriz) y una mesilla de único cajón lleno de agua, la actriz interpreta distintos momentos de la trágica y enorme vida de Isadora, esa mujer que revolucionó la danza y, quizá, la vida de las mujeres, prestando su cuerpo, delgado, fibroso, fuerte, a las estaciones de Isadora Duncan, y consigue que sintamos el agua lavando su rostro, la música acompañando cada una de sus ‘estaciones’ como un fondo perpetuo y obsesivo…
Una última advertencia: Cuidado con los espejos, estamos en unas fechas muy ‘especiales’, y los espejos a veces nos devuelven imágenes que creíamos olvidadas…
Helena Berrozpe se encarga de las coreografías, con la colaboración de Daniel Abreu.
El vestuario es de Rosa García Andújar.
Y la iluminación corre por cuenta de Miguel Pérez Muñoz.