Miércoles 18 de mayo de 2016
El hostel The Hat lanza una gama de cócteles elaborados con zumos naturales y servidos en originales bolsitas idóneos para disfrutar de las tardes-noches más divertidas de la capital.
La terraza de The Hat, seleccionado por el periódico británico The Guardian como uno de los 10 mejores hostels de Europa, se ha convertido en el nuevo “Kilómetro Cero” para madrileños y viajeros. Un espacio divertido y acogedor en el que este verano sus clientes podrán disfrutar de una nueva propuesta coctelera resultona, molona y alejada de las rigideces de la alta coctelería. Se trata de Hard Candy, una colección de cócteles elaborados con zumos de frutas naturales y servidos en cómodas e irrompibles bolsitas. Una opción muy refrescante y original para disfrutar de las tardes-noches veraniegas desde esta terraza con una ubicación privilegiada en el “cielo de La Latina”.
Los cócteles Hard Candy, que han sido testados por 100 clientes de 30 países diferentes, estarán disponibles en exclusiva en la terraza de The Hat, en eventos privados y en festivales de música durante todo el verano. La colección Hard Candy incluye seis variedades que van desde Jager & Mr Hyde, en homenaje al licor de hierbas de moda, hasta Castizo, para los siempre fieles a la bebida madrileña por excelencia: el vermú rojo. También los cócteles estrella del verano tienen su versión Hard Candy: Mojitown, el refrescante mojito para aguantar las altas temperaturas de la ciudad, y Yellow Submarine, la propuesta más hard del gin fizz. La oferta no acaba aquí, Hasta el grupo más festivalero, Russian Red, tiene su propio cóctel: Russian Berry, un viaje a Brasil sin moverte de Madrid. Y como en The Hat son de finales dulces y felices, para terminar proponen Le Petit Putón, el cóctel más seductor del verano con fresas y champagne.
Hard Candy es además la propuesta perfecta para sorprender a los invitados en todo tipo de eventos, fiestas, cumpleaños o bodas “petit comité”. Y la terraza de The Hat el lugar ideal para estas celebraciones gracias a su céntrica ubicación, su imponente altura que permite ver desde el entresijo de tejados y corralas de La Latina hasta la cúpula de San Isidro colorada por el sol del atardecer y su cuidada oferta gastronómica pensada para compartir y picotear. Sin duda, un lugar mágico y único en la capital para celebrar el verano.