Aromas y sabores del Mediterráneo
Cuando hablamos de la Costa Blanca, hablamos de playas y calas de ensueño, pero también de ciudades centenarias y localidades costeras que conservan toda la esencia mediterránea, que junto a las poblaciones más modernas y animadas hacen de Alicante, con el mar y su interior agreste y montañoso, un lugar de extraordinarios contrastes.
Contrastes que también pueden saborearse en cada uno de sus platos. La gastronomía de la provincia alicantina es el fiel reflejo de su clima y su situación geográfica, una cocina de mar y montaña, todo un referente de la dieta mediterránea, con su pescado fresco, marisco, verduras, hortalizas, deliciosas frutas…sin olvidarnos del arroz que es el gran protagonista, en sus diferentes formas de preparación, desde las recetas más tradicionales a las más sofisticadas, se convierte en la principal atracción de la mesa, sólo en Alicante pueden llegar a degustarse trescientas variedades.
Pero también, a la Costa Blanca han llegado cocinas de todos los rincones del mundo, para convertirse en un destino turístico de la alta gastronomía.
No sólo la brisa, sino los aromas y sabores de la cocina del Mediterráneo se convierten en un auténtico placer para los sentidos. Cada uno de ellos te descubre un mundo de sensaciones inolvidable y fascinante.
Y es que la Costa Blanca ofrece un amplio abanico de experiencias para todos los paladares, que han conseguido posicionarla con gran éxito en los mapas gastronómicos internacionales. Desde los excelentes ‘guisos de la abuela’ preparados en la montaña, hasta la cocina de vanguardia elaborada por laureados cocineros y cocineras, llevan al visitante por un sendero de colores, sabores y texturas únicas y realmente excepcionales.
Un amplio conjunto de experiencias gastronómicas de gran altura que atrae a turistas de muy diferentes destinos con el propósito de disfrutar de la buena mesa.
De las Olletas y guisos a la cocina más sofisticada
Uno de los mejores y más reconocidos cocineros del mundo, Ferran Adrià, define así nuestra cocina: “La Costa Blanca tiene algo especial, un duende que se adueña de sus productos y se cuela en las cocinas para ofrecer al comensal platos únicos con sabores únicos”.
Desde la costa a la montaña, se pueden realizar maravillosas escapadas gastronómicas en las que descubrir el arte culinario de la región.
No hay que olvidar probar el arroz a banda, o la exquisita gamba roja de Denia, el oro rojo del Mediterráneo
Por ejemplo, ¿a quién no le gusta saborear, en buena compañía, un arroz con bogavante a orillas del Mediterráneo?, o percibir el intenso aroma de los ricos guisos que están cocinándose a fuego lento, desde primera hora de la mañana, por manos expertas que siguen manteniendo la tradición de sus fogones de cientos de años de experiencia.
En cada uno de nuestros rincones se puede saborear un plato y un producto concreto.
En el litoral alicantino, no hay que olvidar probar el arroz a banda o la exquisita gamba roja de Denia, el oro rojo del Mediterráneo, en la Marina Alta. Un extraordinario langostino que le guiñará el ojo en Guardamar del Segura. El caldero en la singular Illa de Tabarca, extraordinaria Reserva Marina, un plato que también despertará sinfonías de sabores en La Vila Joiosa, Alicante, Santa Pola o Torrevieja.
Pero, a muy pocos minutos de estas playas, nos adentramos en otro mundo de paisaje y naturaleza distinta, donde resulta recomendable degustar nuestros arroces de interior con sabor a montaña y fragancias a madre tierra: en costra, al horno, con conejo y caracoles o amb fesols i naps, en la L’Alcoià, El Comtat, o el interior de La Marina Alta; sin descuidar esos guisos entrañables de la abuela donde se combinan, en una perfecta reunión en olla o puchero, las legumbres, la carne, verduras y hortalizas, la olleta alcoyana, alicantina, de blat, castell, notari, músic, trigo picado, Sant Antoni o, poniéndolo incluso más fácil, lo que ese día tengan. Cada cucharada, un suspiro.
Gazpachos con carne de caza o corral, o el celebérrimo caldo con pelotas, completan esta propuesta de sabores concentrados y guisos nutritivos que hallará en la Vega Baja, Alicante, La Marina Baixa o La Marina Alta.
Productos singulares y de dispares contrastes dan el carácter mediterráneo y personal a las mesas alicantinas, mencionar la preparación de pescado en conserva en forma de escabeches y salazón, como las alabadas mojamas o exquisitas huevas. Las salazones cubren diversas variedades como la ventresca de atún, la sardina y el bacalao salados, el atún de zorra, los arenques y una amplia gama de elaboraciones y conservación que datan de siglos pretéritos. Con las salazones se elabora la pericana (pipes i carases), generalmente compuesto por capellanes, ñoras y aceite de oliva.
Postres
Un gran festín gastronómico finaliza con esa guinda mágica de los elaborados postres alicantinos. El turrón de Alicante o Jijona, protagonista cada año en nuestras vidas, se alza con ese símbolo de calidad y artesanía autóctona; los magníficos helados que refrescarán nuestras papilas gustativas; torrat y las orelletes (dulce con forma de oreja) en Alcoi; las coquetes sachinoses y rollos de aguardiente de La Vila Joiosa; los sequillos, las almojábanas, las tallaetes, los pasteles de gloria (una mezcla de mazapán y yema), las tortas rellenas, los rollitos de anís, la coca boba, la tortada de Elche, el pan de higo o los pasteles de boniato, entre otros muchos, completan el apartado más dulce y atractivo de la oferta.
Investigar, buscar y divertirse en cada mesa es una de las propuestas para cada día de estancia en la Costa Blanca, donde podrá comprobar la amabilidad y gentileza de sus miles de grandes cocineros “anónimos”.
Productos con denominación de origen
La marca Costa Blanca es símbolo de calidad de vida, un gran parque temático de sensaciones y emociones naturales al servicio de su disfrute. Muchas son las señas de identidad que nos caracterizan: sol, color, mar, gente abierta y productos insólitos, cultivados y elaborados en distintas zonas geográficas de Alicante, que cuentan con ese sello de calidad que garantiza un proceso mimado y selecto hasta que llega a las manos del consumidor. Los productos alicantinos con denominación de origen son los Vinos de Alicante, las Bebidas Espirituosas Tradicionales, la Uva Embolsada del Vinalopó, los Nísperos de Callosa d´en Sarrià, Jijona y Turrón de Alicante y Cerezas de la Montaña de Alicante.
Entre los productos alicantinos con denominación de origen: los Vinos, las Bebidas Espirituosas Tradicionales, la Uva Embolsada del Vinalopó, los Nísperos de Callosa d´en Sarrià, el Turrón y Cerezas de la Montaña
A pesar de que sea un producto asociado a la Navidad, el turrón de Alicante y Jijona se puede disfrutar en cualquier época de año. De origen árabe, el turrón es manufacturado en la localidad de Xixona con materias primas autóctonas. Se denomina “turrón duro” al de Alicante y “turrón blando” al de Jijona, ambos con un porcentaje mayor o menor de almendra, según categoría, y una proporción de miel pura de abeja que le da esa característica tan especial.
El níspero de Callosa d’en Sarrià se cultiva en varios municipios de La Marina Baixa y en el Valle del Algar-Guadalest. De color anaranjado y piel fuerte, tiene una pulpa amarillenta de sabor dulce y ligeramente ácida, desprendiendo un aroma característico. Al natural, en almíbar o en zumo, esta fruta de primavera es, sin duda, un auténtico placer.
Agost, Hondón de las Nieves, Aspe, Monforte del Cid, La Romana y Novelda son las localidades que acogen la uva embolsada del Vinalopó. Con un proceso especial y minucioso de selección, cubriendo con una bolsa de papel de celulosa las uvas hasta su recolección, se consigue un producto que se comercializa en dos categorías, extra y primera, una uva viva y de altísima calidad. Hoy son la base de la celebración de cualquier Nochevieja y de sus doce campanadas.
De rojo carmín seductor a rojo intenso y con un valor nutritivo considerable, las cerezas de la montaña de Alicante adquieren unas características muy especiales. Su tamaño y su exquisito sabor le distinguen del resto de productos. Estos cultivos tradicionales se dan en el norte de la provincia de Alicante, Planes, Almudaina, La Vall d’Alcalà, La Vall de Laguar o Vall de Gallinera a más de 900 metros de altitud. Las variedades que marcan su consejo regulador son burlat, tilagua, planera, nadal y picota. Su consumo óptimo se da entre los meses de abril y julio.
Bebidas
Cuatro son los productos que ampara el consejo regulador de las bebidas espirituosas de Alicante: el cantueso alicantino, bebida que se obtiene de la destilación de la flor y el pedúnculo de la planta de cantueso en alcohol neutro; el herbero de la sierra de Mariola, una combinación de hierbas recolectadas en la sierra del mismo nombre, maceradas en alcohol, manzanilla, hinojo y salvia; el anís paloma de Monforte del Cid, una destilación del anís verde y/o anís estrellado; y el aperitivo de café licor de Alcoy consistente en café arábica de tueste natural destilado.
Los vinos de Alicante, cada vez más reconocidos y premiados, poco a poco se van incluyendo en las cartas de los más afamados restaurantes internacionales. Las condiciones climáticas y la amalgama de variedades y elaboraciones, hacen que nuestros caldos aporten todo ese sabor mediterráneo a su boca. La uva Monastrell en el tinto de Alicante; el Moscatel de la Marina Alta, fresco dulce e intenso; los vinos nobles y añejos como el Fondillón, joya indiscutible de nuestra historia, o los burbujeantes espumosos para refrescar y divertir las especiales veladas mediterráneas.
La ruta del vino
Un recorrido que, sin duda, no deja indiferente a nadie es la Ruta del Vino. Cada día hay más reconocidos amantes del enoturismo, y la provincia de Alicante proporciona por sus características geográficas y clima, un compendio de variedades vinícolas que captarán toda su atención. Múltiples bodegas y viñedos posibilitan un fantástico viaje por este mundo de sabor, olor, color y cuerpo.
La Costa Blanca tiene una gran tradición vitivinícola, como las del Vinalopó, con los municipios de Algueña, Monóvar, Novelda, Petrer, Pinoso, Salinas, Villena y Elche; las del sur, La Marina Alta, La Marina Baixa y Alcalalí, con Benissa, Senija, Llíber, Benigembla, Parcent, Castell de Castells, Murla, y Xaló y Alfàs del Pi, al norte ambas, diferenciadas pero unidas por un nexo común, la vid. Poblaciones donde encontrará todo tipo de vinos y en donde sus gentes le acogerán gratamente para disfrutar de una gastronomía excepcional, así como de las tradiciones, costumbres, monumentos, fiestas y artesanía típica que completarán unas jornadas con un encanto y sabor especial.
A lo largo y ancho de este viaje por la ruta de nuestros vinos, se tiene la posibilidad de realizar interesantes actividades de ocio, visitas guiadas a bodegas y viñedos, catas de vinos y todo un mundo de impactos visuales y sensoriales únicos. Descorchar una botella de este vino es poner el Mediterráneo en la boca, un placer que muchos de los más afamados entendidos en la materia valoran muy positivamente en sus guías y comentarios, posicionándonos cada día como uno de los destinos más interesantes en evolución, elaboración y cuidado del vino.
Cocineros con estrellas y cocineros con soles
Desde la cocina de vanguardia hasta la más tradicional, nos encontramos con auténticos referentes de la gastronomía internacional.
Siete son los restaurantes acreedores de la mayor distinción que otorga la gastronomía internacional, nueve estrellas Michelin que iluminan un camino de sabores extraordinarios, elaboraciones sublimes y concepciones magistrales de cocina.
Siete restaurantes son acreedores de la mayor distinción que otorga la gastronomía internacional, nueve estrellas Michelin
Con una estrella Michelin encontramos los siguientes restaurantes: L´Escaleta de Kiko Moya, en Cocentaina; La Finca de Susi Díaz, en Elche; Monastrell de María José San Román, en Alicante; Casa Pepa de Pepa Romans, en Ondara; Bon Amb de Alberto Ferruz, en Xàbia; y Casa Alfonso de Alfonso Egea, en Dehesa de Campoamor, Orihuela.
Y, cómo no, uno de los referentes de la cocina mundial: Quique Dacosta, con tres estrellas Michelin, en su restaurante Quique Dacosta, en Dénia.
También nuestra provincia goza con numerosos restaurantes que acreditan los soles que otorga la prestigiosa Guía Repsol. Con tres Soles: L’Escaleta en Cocentaina y Quique Dacosta en Dénia. Con dos Soles: Casa Pepa en Ondara, La Finca en Elche, La Sirena en Petrer y Nou Manolín en el centro de Alicante. Y con un Sol: Bon Amb situado en Xàbia; Casa Alfonso en la Dehesa de Campoamor; Casa Cantó en Benissa; El Portal en el centro de Alicante; La Sort en Moraira; La Taberna del Gourmet en Alicante; Paco Gandía en Pinoso; Peix i Brases en Dénia, y Piripi en Alicante.