Con una media anual de 22 grados de temperatura, la Isla representa un destino cercano y ofrece un sinfín de posibilidades de diversión en familia.
Cuando una familia busca un lugar de vacaciones en el que todos sus miembros se lo pasen en grande, muchos piensan automáticamente en Tenerife. La explicación es que la Isla representa un destino cercano y accesible con una media anual de 22 grados de temperatura y, sobre todo, con posibilidades de diversión casi infinitas.
En primera instancia, un viaje familiar implica darle vueltas a una idea: que el lugar elegido para unos días de diversión y descanso sea lo suficientemente diferente a lo que se está acostumbrado (es el punto necesario de exotismo) pero al mismo tiempo, que para llegar a él no se tenga que recorrer medio mundo. Ahí es donde suele venir a la mente Tenerife, con una distancia en avión de 2,5 horas respecto a la península. Prácticamente una excursión de media mañana que, bien pensado, supone todo un viaje a la primavera en un abrir y cerrar de ojos. Al aterrizar en la Isla, da la bienvenida su tradicional clima agradable, perfecto para realizar actividades al aire libre todos los días del año; y para quienes tienen niños, eso es crucial.
Parques temáticos para grandes y pequeños
Entre las grandes bazas de Tenerife por las que se lleva el gato al agua con las familias están los parques temáticos. Siam Park, en Costa Adeje, es el mayor parque acuático de Europa y el mejor del mundo según la web de viajes Tripadvisor. Inspirado en el Reino de Siam, ofrece increíbles toboganes, jardines tropicales y atracciones como una gran playa de arena blanca con una ola artificial. Loro Parque, en Puerto de la Cruz, es otro de esos lugares que merecen una visita casi obligada. Pingüinos, gorilas, nutrias, tiburones, orcas… La naturaleza muestra todo su esplendor en un espacio único considerado el mejor zoológico de Europa (de acuerdo también a la valoración de Tripadvisor).
Hay numerosísimas alternativas más, por ejemplo en el sur de la Isla. Las familias encuentran en Jungle Park un espacio en el que viven en absoluta libertad todo tipo de aves exóticas y rapaces, con 500 especies de animales y recorridos por túneles, puentes colgantes, cascadas, lagunas y cuevas. Para descargar adrenalina, lo mejor es hacer tarde en el Karting de Tenerife, un circuito de pequeños coches de carreras.
Aqualand es un parque que ofrece no solo atracciones acuáticas sino también espectáculos con delfines. Y en pocos sitios la sensación de convertirse un explorador es tan auténtica como en Pirámides de Güímar, un parque etnográfico que ofrece varias rutas al aire libre y en el que los más pequeños han de enfrentarse a una importantísima misión: descifrar los secretos de sus seis antiguas y misteriosas pirámides escalonadas. Ahora, si de lo que se trata es de jugar y de pasarlo bien en plena naturaleza, Forestal Park ofrece a todos los miembros de la familia la posibilidad de lanzarse por tirolinas entre los altísimos pinos del monte de La Esperanza.
¿Quién dijo que los museos no eran divertidos?
El museo de la Ciencia y el Cosmos, en La Laguna, invita a conocer la parte más divertida de la ciencia mediante experimentos y artilugios que se pueden tocar y manipular. Para los interesados en conocer el origen de la cultura indígena isleña, el Museo de la Naturaleza y el Hombre, en Santa Cruz, conserva momias y cerámicas que pertenecieron a los guanches, los primeros pobladores de la Isla.
Observación de estrellas y avistamiento de cetáceos
A los niños les encantan las estrellas. Imaginan que esos puntitos centelleantes les miran fijamente, mientras que los adultos se sienten fascinados por la inmensidad insondable del Universo. Tenerife, y en especial el Parque Nacional del Teide, es un lugar reconocido entre los mejores del mundo para la observación de estrellas por la limpieza y pureza de su cielo. Una actividad muy original para vivir en familia, especialmente si se cuenta con los servicios de empresas especializadas que ofrecen guías expertos, telescopios de largo alcance y hasta cena en las alturas. El Teide, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una atracción en sí mismo por su paisaje volcánico de otro planeta. Dedicar un día a conocerlo es una estupenda idea, sin olvidarse de montar en su teleférico para acercarse hasta el pico (previo permiso).
Otra de las actividades estrella en la Isla es la del avistamiento de cetáceos. A escasas tres millas de la costa sur de Tenerife habitan colonias de estos adorables mamíferos, y subirse a una de las embarcaciones que diariamente organizan excursiones para contemplarlos garantiza emociones a flor de piel.
Maravillosos rincones sorprendentes
La costa de Tenerife está repleta de norte a sur de playas para un buen baño. Si lo que prima es un chapuzón más relajado, una opción acertada son las ocho espectaculares piscinas naturales del Lago Martiánez, en Puerto de la Cruz. Un complejo con una amplia oferta gastronómica para pasar un día entero diferente y donde los niños no paran quietos ni un minuto.
En la Isla también hay sitio para otros rincones que compiten en originalidad. Desde el Palmetum de Santa Cruz, un verdadero jardín botánico con todo tipo de especies vegetales entre las que sobresale una impresionante colección de palmeras, a la Cueva del Viento (Icod de los Vinos), uno de los tubos volcánicos más grandes del mundo gracias a sus 17 kilómetros de pasadizos inundados de silencio y oscuridad…
Alojamientos de 4 y 5 estrellas con todas las comodidades y facilidades para las familias —habitaciones comunicadas, piscinas infantiles, zonas de juego, un montón de actividades de animación, etc.—, además de una gastronomía que satisface cualquier paladar, hasta los de los peques, completan una oferta irresistible para los reyes de la casa (y por supuesto, para sus papás y mamás).
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