Relato viajero de Oscar San Salvador del Valle, viajero apasionado que lleva a sus espaldas 30 años viajando por el mundo y una cifra de 52 viajes y 43 destinos.
Este viaje se presentaba a priori –y ha sido- bastante más “complicado” y "exigente" que todos los anteriores. Un planteamiento de 2 días en Melbourne, 6 dias (6 hoteles) de carretera Melbourne-Sydney, 3 dias en Sydney, más 8 noches en Fiji (en 4 islas) con vuelta a Sydney y a casa, era un reto, sobre todo por la elección y ubicación de los hoteles y las visitas y actividades a realizar. Un viaje más caro de lo habitual (eran además 3 semanas!!), que contrasta con el único que habíamos hecho de 3 semanas (Vietnam, 2007).
Este ha sido uno de esos “Grandes Viajes” en los que es difícil definir –por ser una suma de muchos microviajes y experiencias muy diversas- de una manera global su perfil, y la recompensa al “esfuerzo” realizado nos ha parecido máxima ya que éste puede haber sido, sin duda, el mejor y más satisfactorio viaje que he realizado.
Australia. “Solo” 23 millones de habitantes. A veces cuando uno observa un mapa no es consciente del tamaño de cada país o de cada continente.
El pais es realmente gigantesco y había que elegir muy bien los sitios a visitar en solo dos semanas. Había muchas webs que la presentaban, pero ésta fue "definitiva" (
CLIC AQUÍ) y confirmé lo que ya había leído en muchos foros: la ruta costera Melbourne-Sydney en coche ofrecía cosas super-interesantes (y muy novedosas para nosotros).
Melbourne
Nos fascinó. Con casi 4 millones de hab., todo estaba en orden, era increíble: tranvías, bicicletas, poco tráfico y una multiculturalidad que nos llamó mucho la atención. Visitamos el Aquarium que nos dejó boquiabiertos, la Torre Eureka, a orillas del rio Yarra, la catedral de St. Patrick, el famoso Queen Victoria Market, los Docklands y sus muelles, Chinatown, Melbourne Central,…en fin, todo un centro cultural. Muy alternativo, con tiendas estilo vintage, muchos músicos callejeros, bares y restaurantes muy distintos unos de otros y muy auténticos a su vez.
Ruta Costera Melbourne-Sydney
Más larga que por la autopista interior, era una alternativa muy interesante para los días de que disponíamos. Acertamos de pleno. Las carreteras, además de muy buenas y con poco tráfico, eran espectaculares, algunas entre bosques, y por la gran diversidad de pueblos costeros y paisajes que vimos, hicieron de la esta ruta una delicia. Las puestas de sol y los amaneceres fueron de película.
Llegamos a Cowes, visitando Phillip Island. En una especie de “wild park” estuvimos rodeados de decenas de canguros y otros parecidos (Pademelons y Wallabies), y también pudimos ver wombats, koalas y el diablo de Tasmania; después cogimos una enorme lancha que nos llevó a unas islas para estar rodeados de cientos de divertidas focas. De seguido al Pinguine Parade, donde pudimos ver de muy cerca cómo cientos de pingüinos enanos entraban al anochecer por la orilla espumosa en una playa salvaje y luego subían en fila por una colina. Cada día hicimos actividades diferentes, lo que resultaba muy entretenido. Algunos momentos gloriosos fueron el Parque Nacional de Wilsons Promontory, con multitud de senderos que se asomaban a la costa. El precioso pueblo costero de Metung y su vecino Lakes Entrance. Las playas del Cabo Conran en Mallacoota con unos paisajes impactantes. En Narooma visitamos Eden, Pambula y su playa, y unos pueblos preciosos que mantenían la arquitectura de hace un siglo (Central Tilba). Paramos en la (famosa) playa de Pebbly para ver canguros en la arena y la famosa Hyams Beach, en Jervis Bay, de la que habíamos leído que tiene la arena más blanca del mundo. En Huskisson hicimos una excursión muy emocionante de avistamiento de ballenas.
Sydney
Con casi 4,5 millones de hab. me cautivó tanto como NYC, lo cual es sin duda MUCHO decir. Tan visitada...y tan fotografiada. Es una ciudad “perfecta”. La mitad de su población no ha nacido siquiera en Australia, sino que es de origen chino, indonesio,...Hay también una importante comunidad aborigen. Comenzamos por el imponente Habour Bridge, construido en 1.932, que conecta norte y centro de Sydney. Las vistas del Sydney Opera House eran indescriptibles. Desde los ajetreados muelles de Circular Quay, tomamos un barco por la espectacular bahía de Sydney hasta llegar a Manly, un pueblo animado que nos encantó por su enorme playa. Visitamos el barrio de moda de The Rocks, antiguo y bohemio y entramos gratis al Museo de Arte Contemporáneo, muy interesante. Fuimos en bus a la super-famosa Bondi Beach, llena de grafittis muy trabajados, tiendas de tatoos, y hasta una pista de patinaje sobre hielo al aire libre. Subimos al Sydney Tower Eye, y otro día visitamos el espectacular Darling Harbour, una animada zona de recreo. Chinatown estuvo genial y visitamos un mercado gigantesco.
Fiji
Tras tres noches en Sydney, salimos ya 8 días para Fiji, dejando en Sydney parte del equipaje, conscientes de que allí iba a ser todo sol, buceo y carga de pilas. Las Islas Fiji son lo que uno espera de ellas, playas tropicales de aguas limpias y transparentes, con peces de todos los colores nadando alrededor del coral, y arenas blancas sombreadas por palmeras llenas de cocos….
A la vuelta, pudimos pasar de nuevo unas horas en Sydney, tan icónica, una ciudad verdaderamente excitante y vibrante a la que hemos de buscar la manera de volver.