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El Turismo Oscuro: Cuando la muerte se convierte en espectáculo

Auswitch
Redacción | Jueves 24 de abril de 2025

En los últimos años, el turismo oscuro ha ganado protagonismo entre los viajeros más curiosos e incluso entre aquellos que buscan experiencias que trascienden las vacaciones convencionales.

Este tipo de turismo no gira en torno a playas paradisíacas o monumentos fotogénicos, sino a destinos marcados por la tragedia, la muerte y el sufrimiento humano.

El término turismo oscuro (del inglés dark tourism) se refiere al acto de viajar a sitios que están asociados con la muerte

Campos de concentración, zonas de desastres naturales, cárceles abandonadas o escenarios de genocidios se han convertido en puntos de interés turístico.

Pero ¿qué impulsa a miles de personas a visitar estos lugares? ¿Y qué dilemas éticos plantea esta tendencia?

¿Qué es el turismo oscuro?

El término turismo oscuro (del inglés dark tourism) fue acuñado a finales de los años 90 por los académicos John Lennon y Malcolm Foley.

Se refiere al acto de viajar a sitios que están, directa o indirectamente, asociados con la muerte, el dolor, la destrucción o el sufrimiento. Aunque el concepto es reciente, la práctica no lo es: desde las visitas al Coliseo romano para ver ejecuciones públicas hasta las peregrinaciones medievales a lugares de martirio religioso, los seres humanos siempre han mostrado un interés, a veces morboso, por la muerte.

¿Por qué está de moda ahora?

La popularidad del turismo oscuro en la actualidad se debe a una combinación de factores:

Interés histórico: Muchos de estos lugares permiten comprender mejor hechos cruciales del pasado, como el Holocausto o los conflictos armados.

Búsqueda de autenticidad: Frente a un turismo de masas cada vez más homogeneizado, los viajeros buscan experiencias únicas y reflexivas.

Redes sociales: Plataformas como Instagram o YouTube han dado visibilidad a destinos inusuales. Las imágenes impactantes y los relatos personales atraen a un público curioso.

Cultura del morbo y el true crime: El auge de documentales, podcasts y series sobre crímenes reales o tragedias ha despertado el deseo de ver "con los propios ojos" los escenarios de esos eventos.

EJEMPLOS EMBLEMÁTICOS DEL TURISMO OSCURO

Auschwitz-Birkenau (Polonia): El antiguo campo de concentración nazi es uno de los lugares más visitados de Europa. Más que una atracción, se trata de un sitio de memoria donde se honra a las víctimas del Holocausto.

Chernóbil (Ucrania): La zona de exclusión alrededor de la central nuclear es visitada por miles de personas cada año, especialmente desde el estreno de la miniserie de HBO. La visita puede ser impactante, con pueblos fantasmas y naturaleza reclamando el espacio.

Hiroshima y Nagasaki (Japón): Las ciudades que sufrieron el impacto de las bombas atómicas en 1945 ofrecen memoriales que buscan promover la paz y el desarme nuclear.

Ground Zero (Nueva York, EE.UU.): Donde estuvieron las Torres Gemelas, el memorial del 11-S recibe millones de visitantes al año. La experiencia combina homenaje, educación y reflexión.

El Museo del Genocidio de Kigali (Ruanda): Conmovedor y brutal, narra el genocidio de 1994 contra los tutsis. Es un espacio que busca educar sobre las consecuencias del odio y la intolerancia.

Prisión de Alcatraz (EE.UU.) o el Penal de Ushuaia (Argentina): Cárceles emblemáticas que hoy funcionan como museos, mostrando las condiciones en las que vivieron sus reclusos.

DILEMAS ÉTICOS

Algunos lugares, como Auschwitz, han prohibido expresamente conductas consideradas irrespetuosas

El turismo oscuro genera un debate profundo sobre los límites entre el homenaje, la educación y el morbo:

¿Es respetuoso tomar selfies en campos de exterminio?

¿Se banaliza el sufrimiento al convertirlo en una experiencia turística?

¿Quién se beneficia económicamente de estos lugares?

¿El visitante sale realmente con una mayor conciencia social o solo con una foto impactante?

Algunos lugares, como Auschwitz, han prohibido expresamente conductas consideradas irrespetuosas, como posar sonriendo o usar drones. Otros aún luchan por encontrar un equilibrio entre la preservación de la memoria y la actividad turística.

UN TURISMO PARA REFLEXIONAR

A pesar de las críticas, muchos defienden el turismo oscuro como una oportunidad para educar, recordar y sensibilizar.

Al visitar estos lugares, uno se enfrenta a la fragilidad humana, a la violencia de la historia, pero también a la capacidad de resistencia y reconstrucción.

El turismo oscuro no es una moda pasajera. En un mundo cada vez más consciente de su historia y sus heridas colectivas, estos destinos seguirán formando parte del imaginario de los viajeros.

Eso sí, exigen una actitud distinta: más respeto, más silencio, más reflexión.

No banalicemos con el sufrimiento en cualquiera de sus formas…

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