Costa Rica, conocida por su biodiversidad y paisajes naturales, ha sido moldeada por la fuerza volcánica; no solo su orografía, también ha dado forma a la historia y tradiciones de los pueblos cercanos. Los volcanes representan la potencia de la naturaleza y son símbolos de la vida que, además, han contribuido a la diversidad biológica del país, ofreciendo una variedad de ecosistemas únicos. Estos paisajes volcánicos son parte integral del alma de Costa Rica.
El país se encuentra dentro del conocido Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se concentran el 75% de los volcanes del planeta. En concreto, Costa Rica es hogar de más de 200 formaciones volcánicas, muchas de las cuales están extintas o dormidas. Sin embargo, siete volcanes se consideran activos en la actualidad.
El volcán Arenal se manifiesta como uno de los más emblemáticos y activos del país. Con una altura de 1.670 metros, su majestuosa y representativa forma cónica se alza como un auténtico símbolo natural de Costa Rica. También bautizado como "el gigante dormido", permaneció activo hasta el año 2010, brindando hasta entonces espectáculos de lava incandescente y columnas de ceniza que cautivaban a los visitantes. No obstante, a día de hoy, el volcán todavía regala a locales y viajeros llamativos senderos que invitan a admirar y explorar su belleza natural. Además, a los pies del volcán conviven varios establecimientos y hoteles con aguas termales que ofrecen una experiencia de relajación inigualable entre la exuberancia de su paisaje.
Situado en la provincia de Cartago, el volcán Irazú cuenta con unas vistas inigualables desde lo más alto, que van del océano Pacífico hasta el mar Caribe. La accesibilidad al Parque desde San José es una de las cosas que más atrae a los visitantes de la capital, además de la posibilidad de llegar a dos de sus cinco cráteres, donde uno se topa con un fascinante lago de color verde esmeralda, un reflejo de la intensa actividad volcánica. Las panorámicas que ofrece este paisaje volcánico y la sensación de caminar por un entorno de tal magnitud se complementan con otras en la zona, como bien puede ser una visita a las Ruinas de Cartago y la Basílica de los Ángeles, en Cartago, el cantón de Paraíso, el valle de Orosí y la iglesia Colonial, así como degustar deliciosos productos locales de la zona.
En Guanacaste, el volcán Rincón de la Vieja es reconocido por su dinámica geotermia -de hecho, pueden observarse fumarolas y actividad volcánica visible-, aguas termales y la asombrosa variedad de paisajes. El Parque Nacional llega a ser un auténtico refugio para los aventureros, a quienes brinda una gran variedad de actividades para sumergirse en la naturaleza en su estado más puro. Los visitantes pueden recorrer densas selvas tropicales, cruzar ríos de aguas cristalinas y maravillarse ante poderosas cascadas que se desploman desde grandes alturas. La intensa actividad volcánica, combinada con la espléndida belleza de su entorno, hace de este destino en una parada obligatoria.
El volcán Poás, ubicado en la provincia de Alajuela, es uno de los más activos de Costa Rica, conocido por su imponente cráter y lago ácido verde. El Parque Nacional Volcán Poás cuenta con una rica biodiversidad y atrae a los visitantes por su fácil accesibilidad y las vistas panorámicas, desde donde se puede ver el cráter activo y su entorno silvestre. Así, su combinación de belleza natural, actividad volcánica y biodiversidad hacen del Poás uno de los destinos más emblemáticos y fascinantes de Costa Rica. Para una experiencia más inmersiva camino al volcán, los viajeros pueden realizar tours de café y de fresas -o por lo menos degustarlas para no perderse todo un manjar local.
El volcán Turrialba, el segundo más alto de Costa Rica, está ubicado en Cartago. Ha registrado erupciones recientes, convirtiéndose en un destino emocionante para los más aventureros. Su Parque Nacional, menos concurrido por los visitantes, promete un refugio perfecto para quienes buscan una experiencia más tranquila. Con paisajes impresionantes y un entorno volcánico único, Turrialba permite una conexión profunda con la belleza salvaje de la región. Como complemento a esta imponente naturaleza, se pueden realizar otras actividades de interés, como el rafting en el río Pacuare, aguas termales, degustar los quesos de Turrialba, que cuentan con Denominación de Origen, en un tour o visitar el monumento Arqueológico Guayabo.
Sobre la Cordillera Volcánica de Guanacaste se encuentra el volcán Tenorio, popular por ser una de las maravillas naturales del país gracias a los colores turquesa, cascadas y lagunas. El principal atractivo del Parque Nacional Volcán Tenorio es la Catarata del Río Celeste, resguardada entre una espesa vegetación y la grandeza de este impresionante salto de agua de 30 metros.
También en Guanacaste se encuentra un gigante dormido, el volcán Miravalles, el único cráter transitable de Costa Rica, es hogar de tesoros naturales y arqueológicos, siendo también un lugar fantástico para la observación de aves. Aquí el viajero puede disfrutar de baños de lodo natural ricos en minerales y sus aguas termales, o deleitarse con las hipnóticas cataratas de Miravalles.
Como extra, el volcán Barva, uno de los más emblemáticos del Cinturón de Fuego del Pacífico, destaca por su gran importancia geológica y ecológica. Es reconocido como el volcán de mayor extensión en América Central y se erige como el tercer volcán más alto de Costa Rica. Situado dentro del Parque Nacional Braulio Carrillo, contiene una impresionante biodiversidad y riqueza natural.
Visitar los volcanes de Costa Rica es una experiencia única. Cada volcán, rodeado de selvas y paisajes espectaculares, revela la riqueza geológica y biodiversidad de la región. Estos recorridos invitan a desconectar del día a día y sumergirse en la naturaleza, disfrutando de vistas espectaculares y una conexión profunda con los elementos de la tierra.
Recordar que para visitar los Parques Nacionales de Costa Rica es necesario hacer una reserva previa a través de la página web de SINAC (Sistema Nacional de Áreas de Conservación):