TURISMO INTERNACIONAL

Lituania combina paisajes espectaculares, historia y naturaleza en estado puro

Redacción | Viernes 28 de marzo de 2025

Lituania alberga su propio tramo del Camino de Santiago que conecta este país con la capital gallega.

Lituania quizás no sea la primera opción de escapada veraniega en la mente de un español, pero esta joya báltica es un paraíso refrescante cuando el calor arrasa España. Mientras las ciudades españolas alcanzan los 40°C, los meses de julio y agosto en Lituania se mantienen en una agradable media de 20°C, suficiente para usar chanclas, pero sin necesidad de siesta.

En lugar de estar refugiado en casa del sol abrasador, el visitante tendrá la posibilidad de pasear por las calles empedradas de Vilna o montar en bicicleta por bosques de pinos sumidos en la niebla, bajo un sol apacible. Y aquí va un dato curioso: Lituania incluso alberga su propio tramo del famoso Camino de Santiago (el Camino Lituano), que conecta este país con la capital gallega. Esto deja entrever que los aventureros españoles tienen más en común con Lituania de lo que se imaginan, especialmente cuando se trata de encontrar una alternativa veraniega perfecta.

¿Estás listo para explorar el lado refrescante, vibrante y poco convencional de Lituania? Aquí te descubrimos cinco experiencias únicas que te harán enamorarte de esta maravillosa joya báltica.

Istmo de Curlandia (Neringa): dunas, leyendas y naturaleza salvaje junto al Mar

Amantes de la naturaleza, bienvenidos a la belleza sobrenatural del Istmo de Curlandia, una estrecha franja de dunas de arena de 98 km de largo tan cautivadora que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta alargada península, conocida en lituano como Kuršių Nerija, se extiende entre el mar Báltico y la laguna de Curlandia, creando un tapiz único de dunas modeladas por el viento, fragantes bosques de pinos y pintorescos pueblos pesqueros.

Caminar por esta zona es como sumergirse en una postal viviente. Subiendo la duna dorada de Parnidis cerca de Nida te ofrecerá las espectaculares vistas de las olas por un lado y los pantanos de la laguna por el otro. También es un paraíso para los observadores de aves, con seis torres de observación para avistar las aves migratorias que surcan los cielos. De hecho, cada otoño, los científicos locales capturan y anillan miles de aves en Juodkrantė mientras transitan por esta crucial vía migratoria. Desde únicos halcones peregrinos hasta alegres jilgueros, el cielo se llena de alas, un verdadero deleite para cualquier amante de la fauna avícola.

Pero no solo es su belleza natural lo que cautiva en esta península, también está repleta de leyendas. Según mitos locales, fue formada por una amable gigante llamada Neringa, quien vertió arena en el mar para proteger a la población de las tormentas que provocaban a un furioso dragón. Recorriendo las "Dunas Muertas" de Nagliai, donde pueblos enteros yacen sepultados bajo la arena, es fácil sentir la magia y el misterio en el aire. Además, es recomendable visitar la escalofriante Colina de las Brujas en Juodkrantė, donde esculturas de madera representan cuentos populares lituanos sobre diablos y héroes, añadiendo un toque cultural peculiar al recorrido.

Ya sea pedaleando por los tranquilos senderos arbolados, haciendo un picnic en una playa solitaria con las olas a tus pies o escalando las cumbres de las dunas para obtener una panorámica del atardecer, el Istmo de Curlandia ofrece un espectáculo natural en cada rincón. Es un lugar donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor, esculpiendo paisajes e inspirando leyendas, dejando a cada viajero cautivado por este tesoro báltico.

Los Lagos Verdes de Vilna: un oasis esmeralda cerca de la ciudad

A solo unos minutos de las afueras de Vilna, los Lagos Verdes (Žalieji ežerai) representan un oasis secreto de verano que los lugareños defienden con devoción. En una tarde calurosa, basta con tomar un autobús y, en 30 minutos, sumergirse en aguas de verde esmeralda rodeadas de pinos susurrantes. Seis lagos interconectados conforman este refugio verde, con aguas tan claras y de un color jade tan brillante que casi parecen irreales. Pero no lo son, el impresionante tinte verde proviene de manantiales minerales naturales ricos en carbonatos. Flotar de espaldas en el refrescante lago, observando cómo las nubes se desplazan sobre las copas de los árboles, hace que el calor y la prisa de la ciudad desaparezcan.

Los Lagos Verdes no solo son bonitos, sino también prístinos y queridos, con una dosis de leyenda incluida. Formados por glaciares hace 18.000 años, algunos de estos lagos alcanzan casi 40 metros de profundidad y están rodeados por empinadas colinas boscosas, lo que otorga a toda la zona una belleza de cuento.

Cuenta una leyenda local que una legión de cruzados con armadura atravesó el Lago Balsys en invierno, solo para ver cómo el hielo cedía y los sumergía en una tumba acuática. Hoy en día, el Lago Balsys, el más grande de los Lagos Verdes, goza de una mejor reputación: su playa principal, conocida simplemente como "Playa de los Lagos Verdes", ha sido reconocida con la codiciada Bandera Azul por su limpieza y servicios.

Los fines de semana de verano se pueden encontrar familias y grupos de amigos haciendo picnics bajo los abedules, jóvenes saltando desde los muelles de madera hacia las aguas brillantes y kayaks deslizándose de cala en cala. Es la experiencia definitiva entre ciudad y naturaleza: de un momento a otro, se pasa del bullicio de Vilna a asar carne jugosa junto a un lago esmeralda o tomar el sol en un muelle.

Los fines de semana de verano se pueden encontrar familias y grupos de amigos haciendo picnics bajo los abedules, jóvenes saltando desde los muelles de madera hacia las aguas brillantes y kayaks deslizándose de cala en cala. Es la experiencia definitiva entre ciudad y naturaleza: de un momento a otro, se pasa del bullicio de Vilna a asar carne jugosa junto a un lago esmeralda o tomar el sol en un muelle.

Los Lagos Verdes capturan la esencia de Lituania como un refugio refrescante en plena naturaleza virgen, con un toque de historia y leyendas y una dosis de diversión que hará que cualquier viajero agotado por el calor se sienta renovado con la brisa báltica.

MANA Sleep & Spa en Druskininkai: un santuario del sueño

El estrés, el insomnio y el agotamiento quedan atrás al llegar a MANA Sleep & Spa en Druskininkai. Este es el retiro ideal para los amantes del bienestar y quienes buscan un descanso profundo. MANA se define como un “Sleep SPA” y lo cumple a la perfección. Cada habitación ultramoderna cuenta con una cama inteligente que se ajusta al cuerpo y realiza un seguimiento de la calidad del sueño en tiempo real. Incluso la iluminación está diseñada para restaurar el equilibrio del ritmo circadiano, mediante suaves simulaciones del amanecer y tonos relajantes por la noche. Si contar ovejas no funciona, ¿qué tal dormir en un EnergyPod? Sí, MANA ofrece cápsulas futuristas para siestas perfectas de 20 minutos.

Durante el día, es posible relajarse entre saunas, piscinas minerales y tratamientos de spa diseñados para disolver la tensión. Este hotel de bienestar de 5 estrellas se encuentra junto a los bosques de pinos y ríos de Druskininkai, una histórica ciudad balneario famosa por sus manantiales minerales. El entorno en sí mismo es terapéutico: tranquilo, exuberante y curativo. Terapeutas profesionales del sueño y médicos están disponibles por si se necesita ayuda adicional para relajarse, pero un masaje corporal de lavanda y una taza de té de hierbas en el balcón privado podrían ser suficientes. Por la noche, cortinas opacas y un aislamiento acústico de primera calidad aseguran que nada interrumpa el sueño.

MANA Spa es básicamente un refugio de confort de alta tecnología. Por una vez, “estoy de vacaciones” puede ser una excusa legítima para dormir hasta el mediodía. Después de una estancia aquí, uno se despierta sintiendo como si se hubiera hibernado durante el invierno y con una nueva apreciación por el arte de una buena noche de sueño.

Del huerto a la mesa: restaurante Red Brick en la región de Aukštaitija

Un granero restaurado cobija el Restaurante Red Brick en Farmers Circle, en la zona rural de Aukštaitija. Este lugar ofrece a los amantes de la gastronomía la oportunidad de disfrutar al máximo. En Red Brick no solo se cena, se vive toda una experiencia. Este destino gastronómico que se caracteriza por llevar el producto del huerto a la mesa se encuentra en una granja orgánica de 780 hectáreas en la región de Aukštaitija, a unas dos horas en coche de Vilna. Los invitados emprenden un verdadero “viaje de sabor”, comenzando con un recorrido por los campos e invernaderos donde se cultivan los productos que formarán parte del menú.

El chef islandés Arnór Ingi Bjarkason dispone un menú degustación de temporada que fusiona los sabores bálticos y escandinavos con un sorprendente toque japonés. Imagina recolectar setas silvestres en el bosque durante el día y luego saborearlas en una delicada sopa esa misma noche. Cada plato cuenta con ingredientes de proximidad y de origen sostenible, lo que explica por qué Red Brick ha ganado la primera Estrella Verde Michelin de Lituania por su gastronomía ecológica.

Comer aquí es como visitar un elegante retiro rural. El restaurante en sí es un granero de ladrillo rojo restaurado con paredes de vidrio hasta el techo, lo que combina el encanto rústico con un estilo moderno. Se pueden disfrutar aperitivos de savia de abedul o hidromiel lituana mientras el sol se esconde por los campos ondulados. Si el sopor que atrapa después de una comida fuera un deporte olímpico, Red Brick ganaría el oro. Además hasta ofrecen la posibilidad de arroparse en la casa de huéspedes aledaña “Sleepy Horse” después del gran festín.

Desde cosechar zanahorias directamente de la tierra hasta compartir un almuerzo sobre una mesa de granja los sábados, Red Brick convierte la vida agrícola en una experiencia gastronómica de alto nivel. Es el cuento de hadas de un gourmet hecho realidad, con una cálida bienvenida lituana y cada bocado perfecto para compartir en Instagram.

Fiesta electrónica bajo las vías de un tren en Club Elastica (Vilna)

Si la idea de una gran salida nocturna incluye ritmos underground y bailar hasta el amanecer, Club Elastica en Vilna no decepcionará. Ubicado literalmente debajo de la estación principal de trenes de la ciudad, este club subterráneo de techno se ha convertido en el corazón de la vida nocturna de Vilna.

Los fines de semana, el retumbar de los bajos electrónicos del sistema de sonido de última generación de Elastica hace vibrar la plataforma de arriba, sin necesidad de que haya trenes circulando. La atmósfera del club es una experiencia inmersiva de luces y sonidos, con decoración de estilo industrial-chic, creativas instalaciones de arte y luces pulsantes sincronizadas con la música. Aquí es posible disfrutar de cócteles artesanales preparados por mixólogos que consideran la coctelería un arte, mientras uno se pierde en un hipnotizante set de techno, un auténtico viaje a través de paisajes sonoros.

Elastica atrae a DJs locales e internacionales de muy alto nivel, convirtiendo una noche cualquiera en una fiesta de talla mundial. El menú musical va desde el techno profundo e hipnótico hasta lo más vanguardista de la música electrónica, e incluso actuaciones experimentales en vivo, cada noche es una aventura sonora. Además, se organizan fiestas temáticas, por lo que no es raro encontrarse con una rave retrofuturista o una noche dedicada al acid techno.

A pesar de su ubicación oculta y algo rústica, el club cuenta con diversas comodidades, desde una acústica de calidad hasta salones chill-out que mantienen la experiencia a la altura. Los asistentes integran una mezcla diversa: estudiantes, artistas, profesionales, todos unidos por el amor a la música y la energía que transmite la pista de baile. Al amanecer, es probable que uno se suba al primer tren del día, con los pies adoloridos, el corazón lleno y los oídos zumbando, ya que Club Elastica no es solo una salida nocturna en Vilna, sino un rito de iniciación para los amantes de la música que recorren los países bálticos.

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