La Caja de las Letras del Instituto Cervantes ha abierto sus puertas con motivo del centenario de la escritora Carmen Martín Gaite para recibir su legado in memoriam, que incluye una de sus boinas características, correspondencia con el escritor Juan Benet y varias de sus obras descatalogadas.
En el legado han participado el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, junto a la vicepresidenta de la Fundación Martín Gaite, Patricia Caprile. Además, han sido testigos de honor Ángel Gabilondo, defensor del Pueblo, el autor de la biografía de Martín Gaite, José Teruel, y el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí.
Para García Montero, este acto es «muy importante» ya que sirve para «mantener la presencia en las raíces del Cervantes» de Martín Gaite, quien desde que empezó a escribir fue «una referencia fundamental para los lectores en español».
«El corte que había supuesto la dictadura y el paso a la democracia nos invitaba a intentar reconocer las distintas experiencias de quien se había educado en dictadura y de quien necesitaba vivir en libertad en la energía de la democracia. Y esa educación sentimental la supo vivir Martín Gaite en su faceta de narradora, novelista y ensayista», ha señalado.
El legado entregado por la Fundación Martín Gaite y el propio José Teruel incluye los siete tomos de las Obras Completas de la autora, cuyos tres primeros ejemplares están descatalogados. Esta compilación cuenta con un prólogo del crítico literario José Carlos Mainer.
Asimismo, la caja número 1609 recibe un ejemplar de la edición de Correspondencia entre Carmen Martín Gaite y Juan Benet, editada por José Teruel y que también está descatalogada. «Estas cartas pueden servir como autoafirmación poética ante grandes iconos masculinos de su generación», explicó Teruel.
«Fue mucho más que una boina»
Asimismo, se ha depositado una de las boinas de la escritora con su respectivo broche. «Creo que es un objeto muy significativo de su representación pública, ya que fue alguien muy teatrera como forma de sobrevivir», remarcó Teruel.
«Fue mucho más que una boina, aunque la imagen que tenemos de la autora tan querida, respetada y reconocida es con ella. Esperamos que siga viva, leída y compartida por todos durante muchos años más», ha indicado la vicepresidenta de la fundación, Patricia Caprile.