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Lavapiés, de Fernando Ferrer se estrena en Teatro del Barrio

Redacción | Viernes 21 de febrero de 2025

Lavapiés es un rincón a la vez castizo y multicultural que se ha rebelado mucho más que otros vecindarios ante dinámicas de especulación inmobiliaria, el racismo o la crisis climática.

La memoria de los sitios también imprime carácter, como recuerda Julia Ramírez Blanco en 15M. El tiempo de las plazas.

Y aquí, ya en 1830 y al grito de ‘¡Arriba, niñas!’, las Cigarreras de la Fábrica de Tabacos de Lavapiés convocaron su primera huelga.

El creador argentino Fernando Ferrer (director de La fiesta del viejo, basada en Lear y que pasó por varios festivales españoles) ubica en este carismático vecindario su nueva ficción, titulada incluso Lavapiés, y que estrena el próximo 1 de marzo en Teatro del Barrio, donde se representará los sábados de ese mismo mes. La obra, para la que cuenta con un elenco de nueve intérpretes internacionales de la incipiente compañía La que va (Lis Berenguer, Eugenia Carnevali, Majo Cordonet, Quique Fernández Villar, Lucas Ferraro, Natalia López, Amelia Repetto, Agustina Rodríguez Eyras y Paula Salva), narra la historia de dos familias enfrentadas y copropietarias de un edificio de Lavapiés que, en el pasado, fue un espacio cultural emblemático, y hoy está abandonado e inactivo. El testaferro de una familia franquista quiere comprarlo para hacer un Airbnb. Antes de firmar la venta, las familias hallan sospechosos artilugios franquistas que podrían incriminar al comprador: armas, banderas… No en vano, la pretensión del comprador es tapar ese material con cemento. Tapado y bien tapado. Además, el amor entre dos mujeres expondrá también el conservadurismo de las familias. Confluyen la lucha colectiva y los intereses individuales, lo afectivo y lo político, la especulación y la memoria.

“Trabajé sobre la idea primigenia de Romeo y Julieta por el otro, para, desde ahí, crear la propia obra”, expresa Ferrer. “Lavapiés no ocurre ni hace siglos, ni en Babilonia, ni en Verona. El momento es hoy, en Madrid y no tiene al amor como motor sino a la guerra. El campo de batalla: la familia. Partiendo del planteo de que la división y el sostén de odios ancestrales son más importantes que la unión y la reflexión sobre el propio prejuicio, en Lavapiés las familias de personas migrantes argentinas en España (enfrentados por la grieta política argentina y descendientes de personas emigradas españolas enfrentados por la guerra civil) deberán resolver la amenaza de perder todo que cae sobre ellos. Esto, irónicamente, los une, y Fran, que es externo al clan, tiene una propuesta, y las influencias necesarias para superar el conflicto y promover la reconciliación. Guadalupe y Julieta, las jóvenes de ambas familias, secretamente y con las mejores intenciones, tomarán un camino alternativo”.

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