En este pequeño país a orillas del Báltico, las largas noches invernales son el escenario ideal para disfrutar de rutas con trineos iluminados, conciertos musicales o actividades wellness.
En invierno, las largas Noches Negras se apoderan de la vida en Estonia, que lejos de detenerse, bulle en sus iluminadas ciudades y los hermosos entornos naturales bañados por la luz de las estrellas. Con la oscuridad como elemento protagonista durante buena parte del día, los viajeros cuentan con un sinfín de planes para conocer la naturaleza, la cultura, y la vida urbana del país.
Tallin, una capital transformada al anochecer
Las noches tempranas sacan a relucir la belleza del centro medieval de Tallin, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido al excelente estado de conservación de su casco antiguo. Las calles repletas de luces navideñas invitan a descubrir los secretos de la capital, ya sea explorándola al propio ritmo, o haciendo un tour guiado por las leyendas de esta mística ciudad, poblada por almas en pena y escenario de la boda del mismísimo diablo.
El oscuro cielo también es el mejor aliado del reconocido Mercado de Navidad de Tallin, contribuyendo a que su enorme árbol resplandezca con mayor intensidad. Tras visitar este imprescindible de las rutas invernales y deleitarse con las artesanías y manjares tradicionales que ofrece, el viajero puede culminar su paseo con una cena en el restaurante medieval Olde Hansa, un auténtico viaje en el tiempo para degustar recetas del siglo XV amenizadas por música en vivo de la misma época.
Naturaleza iluminada: senderismo y aventuras al aire libre
La naturaleza estonia no tiene hora de cierre, presentando opciones para los más aventureros incluso durante la noche más oscura. Una caminata con trineos iluminados es una experiencia única, permitiendo recorrer las profundidades del bosque y las formaciones de arenisca en Taevaskoda, al sur del país, mientras que en el afloramiento calcáreo de Lubja pueden hacerse rutas guiadas con linternas, llegando a sus fotogénicas escaleras iluminadas que zigzaguean por la colina.
Quienes deseen disfrutar de una noche activa sin abandonar la vida urbana pueden divertirse en las pistas de patinaje sobre hielo de ciudades como Tartu y Tallin, entre otras, aunque se recomienda salir a las afueras para apreciar la belleza del cielo nocturno salpicado de estrellas. A veces, las condiciones meteorológicas incluso permiten ver auroras boreales.
Hacer reset en las saunas y spas estonios
Más allá de sus múltiples beneficios para la salud, la sauna es un rito esencial en la cultura estonia. Una vez la oscuridad y el frío calan en los huesos, es el momento de regalarse unos momentos de wellness en spas como el instagrameable Mustamäe Elamus Spa, que sorprende a los visitantes con su atmósfera llena de luces y colores. Para una experiencia completa se recomienda desplazarse a Pärnu, la "capital del verano" y destino por excelencia para conocer los más famosos balnearios a orillas del mar Báltico y su amplia carta de tratamientos, masajes y terapias de barro.
Entre experiencias gastro y música en vivo
Tras la cena, es el momento de conocer lugares insignia como Philly Joe's Jazz Club, un refugio para los amantes de la espontaneidad y las actuaciones en directo. A poca distancia se encuentra Uus Laine, un club social en el que cada noche es temática: conciertos, fiestas con DJs centrados en artistas emergentes o concursos que animan las noches de Tallin, invitando a los asistentes a sumergirse en la cultura musical estonia.