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Una ópera flamenca o un homenaje a García Márquez, legado in memoriam de El Lebrijano

Redacción | Lunes 02 de diciembre de 2024

La Caja de las Letras del Instituto Cervantes ha recibido el legado in memoriam del cantaor flamenco Juan Peña «El Lebrijano», que incluye varios de sus discos más destacados en formato LP y CD, entre los que se encuentran una ópera flamenca, otro álbum con colaboraciones con artistas como Rocío Jurado o Manolo Sanlúcar y su último trabajo, en el que rindió homenaje al escritor Gabriel García Márquez.

En el acto han participado el director de Gabinete y Comunicación Institucional del Instituto Cervantes, Philippe Robertet; el alcalde de la localidad sevillana de Lebrija, José Benito Barroso; y el hijo del artista, Juan José Peña.

El legado, depositado en la caja número 872, ha comprendido cinco LPs (Persecución, La Palabra de Dios a un gitano, Tierra, Ven y Sígueme y Lebrijano en el Teatro Real), además de los CDs Casablanca y Cuando Lebrijano canta se moja el agua. Asimismo, la familia del artista sevillano ha dejado también un pendrive —o memoria USB—, dentro de un estuche, con grabaciones de los años 60 y 70.
«Mi padre era un hombre sencillo y bueno y mi corazón está lleno de alegría y agradecimiento a todos los que han hecho posible esto. Es un honor y un reconocimiento a una persona que lo hizo todo en su vida y se centró en hacerlo lo mejor posible para aportar su visión del flamenco» ha explicado su hijo, Juan José Peña.

Peña ha apuntado que la extensa trayectoria de «El Lebrijano», con una treintena discos, dificultó la posibilidad de reunirlos todos para el legado, por lo que han optado por un pendrive con grabaciones de los años 60 y 70 «con ortodoxia flamenca» y colaboraciones con guitarristas como Paco de Lucía o Paco Aguilera.

«Son personas que ya no están entre nosotros, pero que si hoy en día venimos aquí es porque muchos anteriores han hecho un trabajo para que el flamenco se dignifique como cultura», ha apuntado el hijo del cantaor.

En su repaso del legado, Peña ha reconocido que La palabra de Dios a un gitano (1972) es un disco con el que se siente «muy vinculado», ya que vivió en Madrid durante la grabación del álbum, en un periodo en el que su padre cayó enfermo. «Está dedicado a La Niña de los Peines, es sinfónico y, en mi opinión, el primer disco de música flamenca vanguardista», ha remarcado.

En cuanto a Persecución (1976), un trabajo «que ha sido y sigue siendo muy importante para muchos colectivos y el pueblo gitano», ha comentado que fue grabado cuanto todavía vivía el dictador Francisco Franco y su padre «se la jugó un poco». «Sigue siendo vendido y ya han pasado hace más de 50 años y plasma toda la historia del pueblo gitano en la Península Ibérica», ha añadido.

Mientras Lebrijano en el Teatro Real (1981) supuso la entrada del primer artista flamenco al coliseo madrileño en el año 1979, Ven y sígueme (1982) también conllevó «otra novedad», puesto que fue entendido como «una ópera flamenca» en la que participaron artistas como Rocío Jurado y Manolo Sanlúcar. «Está basado en los Evangelios de San Mateo, es muy visual y se puede llevar incluso a teatro, todavía está por desarrollar», ha afirmado.

El disco Tierra (1992) es la visión particular del Lebrijano sobre la travesía a América de Cristóbal Colón y Casablanca (1998) supuso la «recuperación de la música arábigo andaluza». «Mi padre tenía cierta relación con Marruecos, su rey consideró un préstamo con sus músicos, y al final realizó una obra muy interesante de escuchar», ha apuntado Peña.

Con el último disco del artista, Cuando Lebrijano canta se moja el agua (2008) (presentado en el Instituto Cervantes entonces), el hijo del cantaor ha recordado que se puede entender como un homenaje al premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. «El disco lo hace en prosa, que es algo muy difícil musicalmente y hay un olor a la casa de los Peña, con la participación de mis primos», ha concluido.

La voz en la memoria

El alcalde de la localidad sevillana de Lebrija, José Benito Barroso, ha afirmado que «El Lebrijano» ha dejado un legado «imponente que hay que preservar». «Es una figura de relevancia nacional e internacional», ha destacado Barroso, quien además ha celebrado que con el «bautizo» artístico con el nombre de su localidad, el cantaor adoptó «una identidad propia que le conectaría por siempre con sus raíces y su tierra».

«Cuando Juan terminaba de cantar, ocurría lo que solo ocurre con los grandes: su voz se quedaba en nuestra memoria. Su voz nunca se ha apagado, persiste en nuestros recuerdos y «El Lebrijano» y su música son memorables», ha concluido.

Tras este acto, se ha celebrado un coloquio en el que han participado Diego Fernández, director del Instituto de Cultura Gitana, y Alfonso García, periodista. Además, ha contado con las actuaciones del cantaor José Valencia y del guitarrista Pedro María Peña.

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