Entre Mercados de Navidad, actividades festivas y elaboraciones culinarias que calientan cuerpo y espíritu, el país estonio da la bienvenida a la época más mágica del año.
Los primeros copos de nieve se posan sobre los tejados rojos de Tallin, los villancicos suenan por doquier y el aire se llena del olor especiado de las tradicionales galletas piparkoogid, anunciando la pronta llegada de la Navidad a Estonia. Esta estampa digna de película se convierte en el escenario de un sinfín de actividades llenas de espíritu navideño, confirmando que la temporada festiva es una de las mejores épocas para visitar el país noreuropeo.
Tallin, la ciudad navideña por excelencia
Conocida por la belleza de sus engalanadas calles medievales y su animado ambiente, Tallin es la capital navideña de Estonia. La ciudad puede presumir de su Mercado de Navidad, considerado como uno de los mejores de Europa y emplazado frente al Ayuntamiento a partir del 22 de noviembre. Aquí, los visitantes pueden maravillarse con los adornos tradicionales, la animación infantil y el frondoso árbol navideño situado en el centro de la plaza. Instalado por primera vez en 1441, fue el primero de este tipo expuesto en Europa.
Tras probar el glögi, −vino caliente estonio−, reponer fuerzas con platos navideños como las patatas y cerdo asados con chucrut y mermelada de arándanos rojos, y admirar el iluminado tiovivo, es el momento de hacer compras navideñas. Los puestos del Mercado rebosan productos artesanales.
La Navidad en Tallin va más allá de la Plaza del Ayuntamiento. Otro punto destacado es el Mercado Navideño del Barrio Rotermann, situado estratégicamente entre el puerto y el casco antiguo, donde los visitantes pueden disfrutar de un ambiente moderno y acogedor con productos artesanales únicos. También en diciembre, los mercados de arte y diseño emergen en diversos puntos de la ciudad, como el Mercado Navideño de la EKA (Academia de Artes de Estonia), donde se exhiben piezas de artistas y diseñadores locales. Para una experiencia diferente junto al mar, el Christmasland en Iglupark combina encanto navideño con vistas al Báltico, ofreciendo una atmósfera mágica ideal para todos los públicos.
Jornadas llenas de magia en la Aldea Navideña de Tartu
Desde el 1 de diciembre y hasta el 5 de enero, la Aldea Navideña de Tartu se convierte en la gran protagonista de esta ciudad del sureste del país. Su estructura de cristal, adornada con una deslumbrante lámpara de araña formada por luces navideñas, y su majestuoso árbol transportan al viajero a la Navidad más auténtica. .
Los visitantes pueden recorrer las exposiciones, participar en talleres, disfrutar de conciertos de jazz e incluso aprender algunos pasos de baile estonio, pues el 14 de diciembre cientos de bailarines acuden para celebrar el Día de la Danza Folclórica de Invierno. A poca distancia, la pista de patinaje que rodea la famosa Fuente de los Estudiantes Besadores reluce bajo las guirnaldas, invitando a todos a deslizarse sobre el hielo.
Una aventura al aire libre
Uno viaje a Estonia no puede finalizar sin admirar su naturaleza intacta. Más allá de los pueblos y ciudades, un paraíso invernal espera con una carta de actividades como paseos en trineo o sesiones de esquí seguidas de sauna. A menos de una hora de Tallín, los más aventureros pueden caminar con raquetas de nieve por un pantano o hacer una pequeña ruta hasta una cascada helada; un plan ideal para experimentar todas las caras de Navidad. Además, a solo 40 minutos de Tallín, la experiencia de Small Lapland ofrece paseos en trineo con perros husky, caminatas por el bosque y la calidez de un té o sopa en un entorno natural inigualable. Es la oportunidad perfecta para sumergirse en un auténtico paisaje invernal.