Existe la creencia de que el mejillón se consume exclusivamente en los meses con “r”: enero, febrero, marzo, abril, septiembre, octubre, noviembre y diciembre.
Esta idea se remonta a la época en la que el transporte refrigerado no existía, lo que obligaba a venderlos únicamente en otoño e invierno. Es decir, durante los meses más fríos del año, que también son los que llevan esa letra “r”.
Afortunadamente, la cosa ha cambiado desde entonces y ahora, gracias a los adelantos en cuestión de transporte y conservación, el estado, sabor y condiciones sanitarias de los mejillones se mantiene pese al calor.
Ello hace que la temporada del mejillón pueda extenderse fácilmente desde junio hasta febrero del año siguiente. Y esto significa que todavía tiene unos cuantos meses por delante para preparar la receta con mejillones que más abajo le propongo.
¿Conoce todos los beneficios del mejillón?
Si el mejillón no se encuentra entre sus moluscos preferidos, por lo que no suele formar parte de sus platos, tal vez cambie de idea al conocer las muchas propiedades que ofrece.
De entrada, aporta 108 kcal por cada 100 g del producto cocido. Aunque su valor más interesante reside en su alto aporte de ácidos grasos omega 3, de efectos antiinflamatorios. Muy útiles, por ejemplo, para el tratamiento de patologías como asma, artritis y artritis reumatoide, psoriasis o las enfermedades inflamatorias del intestino.
Asimismo, es muy rico en vitamina B12, clave para el metabolismo del organismo, junto a otras vitaminas del grupo B. Y también en vitaminas C, D y E, esenciales para mantener un correcto estado de salud.
¡Pero esto no es todo!
Los mejillones son una interesante fuente de oligoelementos (hierro, selenio, zinc…) y de ácido docosahexaenoico, un tipo de omega-3 que participa en el desarrollo y correcto funcionamiento del cerebro, así como en el mantenimiento de las funciones cognitivas y de la visión.
Es gracias a todos estos componentes, concentrados en el pequeño tamaño del mejillón, que este molusco también contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Y, por último, pero no menos importante, contiene yodo, un mineral que forma parte de las hormonas tiroideas, encargadas de regular nuestro crecimiento, desarrollo y metabolismo.
Por tanto, al aportar este elemento esencial, el mejillón también contribuye a prevenir las patologías que afectan a la glándula tiroides: hipertiroidismo, hipotiroidismo, formación de nódulos tiroideos o bocio, si bien esta afección es poco frecuente en la actualidad.
Disfrute de esta crema de mejillones al azafrán
Los ingredientes son:
2 kilos de mejillones limpios y raspados.
1 limón.
40 cl de crema fresca líquida.
2 hojas de laurel.
1 pizca de azafrán en polvo.
Pimienta al gusto.
Para elaborarla, primero lave los mejillones y cocínelos al vapor durante 15 minutos, reservándolos una vez cocidos. ¡Y también el agua de la cocción!
A continuación, caliente la crema fresca líquida, añadiendo las hojas de laurel y el azafrán en polvo. Y también la cáscara del limón, que deberá cortar en pequeños filamentos.
Por otro lado, cuele el agua de cocción de los mejillones y añádala a la crema cuando esta tenga la consistencia deseada. Sazone con pimienta al gusto y lleve todo a ebullición.
Una vez lista la crema, vierta en ella los mejillones y remueva bien durante unos 5 minutos para que se empapen bien de la mezcla. Con el fuego todavía encendido, pero a baja temperatura.
Para disfrutar de su sabor, sirva los mejillones cuando aún esté caliente la crema.
(Extraído de https://www.saludnutricionbienestar.com/mejillon/)