La Copa América ya ha arrancado y los establecimientos gastronómicos y culinarios del Raval proponen hacer “la regata” más suculenta y cosmopolita en sus mesas. Y es que, solo en la Rambla del Raval y las calles adyacentes, podemos saborear más de una docena de cocinas del mundo. Porque, si hay un barrio en Barcelona con más culturas y más riqueza sociocultural, este es el Raval. Cocina asiática, kurda, italiana o griega, sin olvidar la cocina catalana, la española y la de fusión. En las calles de este barrio de Ciutat Vella se esconden locales con carácter y autenticidad para comernos el mundo en unos bocados.
De hecho, el Eix Comercial del Raval recuerda que en el barrio se hablan más de 200 idiomas maternos, lo que se traduce en un vecindario y una oferta comercial y gastronómica absolutamente cosmopolita. Son establecimientos regentados por familias y pequeños empresarios emprendedores que mantienen el barrio alejado de las grandes multinacionales y las franquicias clónicas de comida. Por eso, “en el Raval, todavía se puede comer en locales 100% auténticos”.
Desde bocadillos marroquíes a parrilladas argentinas
La Rambla del Raval, de hecho, se ha convertido en una de las calles más internacionales. Sin salir de la calle podemos zampar, por ejemplo, uno de los mejores bocadillos marroquíes de la ciudad (y de todo Cataluña). En El Atlas, Hatchim y Youssef han conseguido traer desde su Tetuán materno, una manera rápida e informal de comer auténticos platos marroquíes. Eso sí, siempre al gusto del cliente, porque son sus clientes los que eligen al momento el relleno de cada bocadillo.
Para los que quieren bocadillos, pero con un toque americano, las mejores hamburguesas las ofrece La Informal. El local, abierto en 1983, permanece en las manos de la misma familia, a pesar de que aquel bar “del barrio Chino” ha evolucionado, ¡y mucho! “La barra de nuestro negocio familiar se llenaba con carajillos y bocadillos de lomo, para seguir con lo quinto con tapas del mediodía y cerrar la noche con cubatas acompañados de hamburguesas”, recuerdan los propietarios. Ahora son las burgers las reinas de la carta, porque es “un plato integrador de muchas diferentes culturas”.
Y de las hamburguesas a la parrillada argentina. ¿Dónde? En El sifón, junto a la Rambla del Raval. Allá Pablo Antico y Jorge Runnacles han conseguido reconvertir el Sifón de un bar de noche en un restaurante popular y creativo, punto de encuentro de argentinos y de barceloneses enamorados de la cocina de la Pampa. Además de carnes a la parrilla y deliciosas milanesas, el local ofrece un menú de mediodía más que recomendable.
Especias de la India y toques asiáticos
Para viajar hasta la India con el paladar, uno de los clásicos del barrio, abierto desde 2001: el Maharajá Restaurant. Mohinder sirve algunos de los platos más tradicionales de la cocina hindú elaborados con especias, hierbas aromáticas, ingredientes exóticos… Un local “auténtico” donde dejarse seducir por los sabores más exóticos.
Si lo que se quiere son sabores más mediterráneos, en Radici, Umberto Negro propone disfrutar del sabor de Italia, en un local moderno, elegante y diáfano. Un ambiente ideal para probar elaboraciones tradicionales italianas cocinadas con productos frescos como por ejemplo la parmigiana, la pizza burrata, la porchetta de Aricciao o la pasta hecha a mano en el restaurante.
Y si lo que buscamos es comer cocina griega auténtica, el Magraner Boig. Desde julio de 2015 este local ofrece cocina griega tradicional, evitando los estereotipos gastronómicos y estéticos, y siendo fiel a las tascas de los barrios de Atenas o Thessaloniki. Auténtica comida griega, música tradicional, y ouzo, una fórmula, sin duda, muy recomendable.
Finalmente, para los que quieren “navegar” por las tapas de sabores reconocibles, el Palo Santo ofrece tapas de las de toda la vida, pero con una mirada actual y moderna: bravas, anchoas del cantábrico, pimientos del padrón, tabla de quesos, huevos rotos y pan con tomate.
Bares y restaurantes que “nos invitan” a hacer una “regata” culinaria cosmopolita, prácticamente, sin salir de la Rambla del Raval. Locales puestos en marcha por emprendedores o por sagas familiares que mantienen vivo el comercio local y de barrio. Y es que, tal como recuerdan desde el Eix Comercial del Raval, “en el barrio, los bares y establecimientos ‘hacen barrio’, dan vida y diversidad, porque todos los locales son únicos, con personalidad, no tenemos franquicias ni multinacionales. Somos un barrio donde apostamos por la autenticidad”.