Si hay algo por lo que La Palma es conocida y querida, además de por sus paisajes, es por su rica herencia cultural y sus festividades únicas. Una de las más destacadas es la Bajada de la Virgen de las Nieves, patrona de la isla, cuya celebración tendrá lugar en verano de 2025 y será especialmente significativa, ya que lleva 10 años sin celebrarse debido a que el último año de bajada coincidió con la pandemia del COVID-19. Y quizás sea una festividad desconocida para algunos pero es, sin duda, una de las más especiales para los palmeros.
Una celebración cada cinco años
Tradicionalmente la Bajada de la Virgen de las Nieves tiene lugar cada cinco años (aquellos que terminan en 5 o 0) e involucra una serie de eventos y costumbres que destacan la devoción y la cultura local. Así, durante los meses de julio y agosto tienen lugar más de 30 días de actos que se dividen en dos grandes momentos que suelen cubrir las dos primeras semanas de julio: la Semana chica y la Semana grande. Según el avance del calendario oficial de las fiestas, el 29 de junio tendrá lugar la Bajada del Trono, dando comienzo a la Semana Chica; y el domingo 6 de julio a la Semana Grande, cumpliendo así con la mencionada tradición de las dos primeras semanas de julio.
Durante esta festividad la imagen de la Virgen de las Nieves, patrona de la isla, es trasladada desde su santuario en Las Nieves hasta la capital, Santa Cruz de La Palma, en una procesión que despierta fervor y emoción en todos los presentes. Para el próximo año, tras una espera tan larga, la emoción y el entusiasmo son aún mayores. Los habitantes de La Palma y todos los involucrados en la organización están trabajando con dedicación para hacer de esta Bajada algo memorable.
Desde 1680 hasta la actualidad
Su historia remonta al siglo XVII y sigue siendo hoy una de las expresiones más vivas de las fiestas del barroco. Declarada Bien de Interés Cultural, durante las semanas de celebración los participantes representan un amplio programa que incluye expresiones tanto de teatro como de danza y musicales, construyendo un patrimonio palmero vivo que se ha transmitido durante 4 siglos.
La Bajada del Trono
Todo da comienzo el último domingo de junio, cuando los romeros de la isla bajan las diferentes partes del trono de la Virgen vestidos con sus trajes tradicionales desde el Santuario de Nuestra Señora de las Nieves hasta la Parroquia Matriz de El Salvador. Como curiosidad, saber que son un total de cuarenta y dos piezas, todas de plata, pero que no será hasta más adelante cuando la imagen de Virgen se asentará sobre él. Mientras, da comienzo la Semana Chica.
La Pandorga, El iluminado desfile nocturno
Uno de los grandes momentos de esta gran celebración es la Pandorga. Tendrá lugar el lunes 7 de julio y se trata de un desfile nocturno con faroles hechos manualmente por parte de voluntarios que se iluminan con luces de diversos colores y formas. Es un momento muy especial pues congrega a las familias, siendo los niños quienes llevan las pandorgas y recorren las calles del centro de la ciudad al ritmo de la banda de música.
El Minué
Con la Semana Grande llega el Minué. La primera vez que tuvo lugar este acto fue en las fiestas de 1945, bajo la música de Luis Cobiella Cuevas, y desde entonces es una tradición que no puede faltar. Aquí, el martes 8 de julio 24 parejas jóvenes vestidos con trajes de estilo Rococó interpretan una danza al estilo de la corte de los salones de Versalles, mostrando al público la elegancia característica de esta singular danza.
Un momento lleno de ilusión: la danza de los enanos
Pero el momento cumbre de la celebración es la danza de los enanos. Tendrá lugar el jueves 10 de julio y empieza cuando un grupo de personas vestidas de la misma manera emulando bien a un peregrino, bien a otro tipo de personaje, desfilan cantando una canción. Tras ello, entran en una caseta y salen por el otro lado transformados en los conocidos enanos de La Palma con sus famosos gorros napoleónicos, para danzar un tradicional baile que se alarga hasta el amanecer. Así, su escenario es tanto el recinto central de la fiesta como las adoquinadas calles de Santa Cruz de La Palma para acabar con los primeros rayos del sol ante el mítico Barco de la Virgen.
Pero, ¿cómo se produce esa transformación? La magia de la isla.
Uno de los momentos más emotivos se produce con la bajada, en sí, y la subida de la Virgen. El primer acto tendrá lugar el sábado 12 de julio cuando la Patrona de la isla será transportada a pie y acompañada por sus feligreses hasta la iglesia de la Encarnación. Allí pasará la noche para, al día siguiente, entre salvas y vítores, entre en la ciudad, no sin antes realizarse el famoso “Diálogo entre La Nave y el Castillo”. Durante su recorrido, la ciudad brilla, sus tradicionales balcones se ven engalanados y los asistentes arrojan pétalos y flores desde ventanas y la calle para honrar la imagen de la Virgen. Tiene entonces lugar la Loa de recibimiento, una composición tradicional que honra su llegada.
Y tras varios días de celebración, todo llega a su fin, realizando el camino inverso. Tras 20 días en los que la Virgen ha permanecido en la ciudad, regresará a su Santuario del Monte el 5 de agosto a través de una procesión, primero, por las adoquinadas calles de la capital palmera, donde sus habitantes vitorean su imagen y se despiden de ella, y luego a lo largo del Barranco de las Nieves pues no será hasta cinco años después cuando puedan volver a verla y celebrarla.
El calendario de las fiestas lustrales de 2025 ya se puede consultar aquí