La Ruta del Vino de Rueda invita a adentrarse en sus pueblos ya que, con la llegada del verano, se transforman en escenarios de alegría y tradición. Es el momento anhelado del año en el que sus plazas y calles vuelven a llenarse de risas, los aromas de la gastronomía local se mezclan en el aire y las calles resuenan con la música de las verbenas nocturnas. Para los habitantes y visitantes, el verano en estos pueblos no es solo una estación, sino un resurgir de la vida comunitaria y una celebración de sus raíces culturales. Todo ello acompañado de una tradición tan importante en el territorio como la del vino, que protagoniza los brindis entre lugareños y visitantes.
En estas fiestas patronales, arraigadas en la historia y el folclore, se tejen experiencias únicas que capturan el espíritu del territorio. Desde las solemnes procesiones en honor a los santos patronos que atraviesan callejones empedrados, hasta los emocionantes encierros donde la valentía y la tradición se entrelazan en un instante de adrenalina. Las noches cobran vida con las verbenas, donde las melodías populares invitan al baile bajo el cielo estrellado, y las mesas se colman de manjares locales, deleitando paladares con sabores ancestrales maridados con los vinos de Rueda.
Cada rincón se convierte en un escenario de actividades para todos: concursos de trajes regionales que exhiben la elegancia de antaño, espectáculos de danza y teatro o exhibiciones deportivas que desafían los límites del entretenimiento rural. Los más pequeños encuentran su espacio en juegos tradicionales, talleres creativos y atracciones de feria, asegurando que la magia del verano sea disfrutada por cada generación con igual entusiasmo
Es el momento de experimentar como un local para sentir unas fiestas en su plenitud. Mimetizarse con el pueblo, ser acogido en una peña y llevar su vestimenta oficial (o pañuelo, según la tradición), acompañar la charanga por las calles, correr y sentir la emoción de un encierro, participar en los torneos deportivos y, por supuesto, bailar esperando el amanecer en la verbena de la plaza, hasta terminar desayunando un buen plato tradicional como la sopa de ajo castellana.
Además, hay algunas tradiciones que alegran a todos por igual como el Concurso de Bota (para beber vino), o momentos compartidos en los que una peña cocina sopas de ajo al amanecer o chorizada al atardecer para todo aquel que quiera acercarse a degustar los sabores más típicos de la tierra. El visitante siempre será bienvenido y podrá vivir la esencia de la vida rural en primera persona.
Agosto y septiembre repleto de oportunidades para disfrutar en la Ruta
El verano en los pueblos de la Ruta del Vino de Rueda no es solo una estación de calor, sino un capítulo lleno de vida, color y pasión. De hecho, en los meses de agosto y septiembre se dan cita innumerables ocasiones en las que experimentar la vuelta a la vida de pueblo en sus fiestas patronales.
Las agendas se copan de momentos únicos en el año, entre los que destacan en la mayoría de los pueblos las misas en honor del patrón o patrona, los encierros por las calles, las verbenas nocturnas con música en directo para todas las edades, además de los pasacalles y charangas. Asimismo, suelen congregar competiciones deportivas para locales y visitantes, así como ferias o mercados con productos locales e, incluso, días para disfrutar juntos y en compañía de la gastronomía tradicional en la plaza del pueblo.
Quienes quieran hacer una ruta de fiestas patronales por la Ruta del Vino de Rueda, pueden dar el pistoletazo de salida en julio, cuando se celebra la Fiesta del Carmen en Villaverde de Medina en torno a mediados de mes, o las festividades por el Día de Santiago Apóstol el 25 de julio en Alcazarén. También en este mes, aunque no sean fiestas patronales, merece una visita el Festival de Teatro Clásico de Olmedo, del 22 al 31 de julio.
En agosto merece la pena una mención especial, aunque no se trata de unas fiestas patronales, la Semana Renacentista de Medina del Campo, cuando se recrea el ambiente y las actividades del Renacimiento atrayendo a turistas y locales.
Ya en septiembre, en una de las épocas más bonitas y apasionantes de la Ruta del Vino de Rueda debido a la vendimia, se encuentran los momentos álgidos para las celebraciones de otro puñado de municipios. Medina del Campo arranca a principios de septiembre, en torno al 2, sus fiestas para honrar a San Antolín. Le toman el relevo, sobre el 8 de septiembre, Tordesillas por su Virgen de la Peña y Olmedo por su Virgen de la Soterraña. Y ya para finales, sobre el 29 de septiembre, coinciden dos municipios, tanto Castronuño como el municipio abulense Ventosa de la Cuesta que honran a San Miguel Arcángel.